Arde en el Pacífico un carguero con 3.000 coches: el naufragio que expone el riesgo del transporte eléctrico
El carguero Morning Midas se hundió en el Pacífico con más de 3.000 coches tras un incendio iniciado en la cubierta de eléctricos.
El carguero Morning Midas, que había zarpado de China rumbo a México con más de 3.000 vehículos nuevos a bordo, se hundió en el Pacífico Norte tras arder durante semanas sin control. El incidente, ocurrido en junio de 2025 frente a Alaska, no dejó víctimas humanas, pero sí miles de coches perdidos en el fondo del océano y nuevas dudas sobre la seguridad del transporte marítimo en plena expansión del coche eléctrico.
Un viaje que nunca terminó
El 26 de mayo de 2025, el Morning Midas partió del puerto chino de Yantai con destino a Lázaro Cárdenas (México). A bordo transportaba 3.048 vehículos nuevos, un cargamento valorado en cientos de millones de euros y representativo del flujo constante de automóviles que cruza los océanos cada día. El barco nunca llegó a su destino.
El 3 de junio, apenas una semana después de zarpar, se detectó un incendio a bordo. Según la Guardia Costera de Estados Unidos, el humo procedía de la cubierta donde se encontraban los vehículos eléctricos, un detalle que rápidamente encendió las alarmas. En total, el buque transportaba 70 coches eléctricos y 681 híbridos, además de vehículos de combustión.
A bordo viajaban 22 tripulantes, que lograron evacuar a tiempo en una lancha salvavidas y fueron rescatados sin heridos por otro carguero que navegaba por la zona. El factor humano, al menos, tuvo un desenlace favorable. El material, no.
Un buque a la deriva en medio del Pacífico
Tras el incendio, el Morning Midas quedó a la deriva durante días, envuelto en humo y con graves daños estructurales. Equipos de salvamento, en coordinación con Zodiac Maritime, la empresa británica responsable del barco, evaluaron la posibilidad de estabilizarlo y remolcarlo.
Pero el tiempo jugó en contra. El deterioro del casco, la entrada progresiva de agua y las condiciones meteorológicas adversas acabaron sellando su destino. El 23 de junio, el carguero se hundió definitivamente a más de 5.000 metros de profundidad, a unos 600 kilómetros al suroeste de Adak, en Alaska.
Los más de 3.000 vehículos que transportaba —muchos de ellos ya asignados a concesionarios o clientes finales— quedaron atrapados para siempre en el fondo del océano. Una pérdida económica colosal y una imagen difícil de borrar: acero, baterías y combustible desapareciendo en aguas profundas.
Un problema que no es nuevo
El caso del Morning Midas no es un episodio aislado. En 2023, el carguero Fremantle Highway ardió durante días en el mar del Norte con cerca de 3.000 coches a bordo, incluidos unos 500 eléctricos. En aquel incendio murió un tripulante y el barco tuvo que ser remolcado tras una semana de fuego incontrolado.
Ese suceso obligó a las autoridades neerlandesas a exigir mejoras urgentes en los protocolos de emergencia para buques Ro-Ro (Roll-on/Roll-off), especializados en el transporte de vehículos. Desde entonces, el foco se ha puesto en un problema clave: la enorme dificultad de extinguir incendios en barcos cargados de coches, especialmente cuando hay baterías de alto voltaje implicadas.
Riesgos ambientales latentes
Aunque hasta el momento no se han detectado vertidos, la situación sigue bajo vigilancia. El Morning Midas transportaba 1.530 toneladas de fuelóleo de bajo contenido en azufre y otras 350 toneladas de gasóleo marino. Zodiac Maritime ha desplegado varios buques con sistemas anticontaminación para monitorizar la zona y reaccionar ante cualquier fuga.
El riesgo no es solo inmediato. A largo plazo, la presencia de baterías, plásticos, metales pesados y combustibles en el fondo del océano plantea interrogantes ambientales aún difíciles de cuantificar.
Una logística cada vez más masiva
El hundimiento llega en un momento de auge sin precedentes del transporte marítimo de vehículos. Cargar 3.000 coches en un solo buque ya no es excepcional. Fabricantes como BYD han comenzado incluso a operar sus propios barcos, capaces de transportar 7.000 vehículos eléctricos en un único viaje, como parte de una estrategia de integración vertical.
Cada barco es una pieza clave de una cadena logística global que mueve millones de coches al año. Pero cada incidente recuerda que la escala también multiplica los riesgos.
Cuando la transición eléctrica llega al océano
El naufragio del Morning Midas no es solo una historia de pérdida material. Es un síntoma de una transición industrial que avanza más rápido que sus protocolos de seguridad. El coche eléctrico está transformando fábricas, ciudades y mercados, pero también está redefiniendo riesgos en lugares tan invisibles como las rutas marítimas.
Todavía no se ha confirmado si el incendio se originó en uno de los vehículos eléctricos. Pero la coincidencia temporal y el lugar donde comenzó el fuego alimentan una pregunta incómoda: ¿estamos preparados para transportar de forma segura miles de baterías de alto voltaje por mar?
Cada incidente añade conocimiento, pero también urgencia. A medida que aumentan las exportaciones desde China y otros polos industriales, los barcos serán más grandes, las cargas más densas y los trayectos más frecuentes. El margen de error se reduce.
El Morning Midas descansa ahora en silencio en el fondo del Pacífico. Su hundimiento debería servir no solo como advertencia, sino como punto de inflexión para reforzar normas, tecnologías y respuestas de emergencia. Porque la electrificación no termina en la carretera: empieza mucho antes, en alta mar.
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