Así funcionan los ratings ESG que guían las decisiones de inversión sostenible

Alberto Noriega     29 octubre 2025     5 min.
Así funcionan los ratings ESG que guían las decisiones de inversión sostenible

Los índices de sostenibilidad clasifican a las empresas según su desempeño ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG).

En los últimos años, la sostenibilidad ha dejado de ser una cuestión reputacional para convertirse en un indicador financiero de confianza. Los índices de sostenibilidad agrupan a las empresas que mejor gestionan sus riesgos y oportunidades en materia ambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Estas clasificaciones no solo sirven para reconocer buenas prácticas, sino que orientan las decisiones de los inversores que buscan equilibrar rentabilidad y responsabilidad.

En términos simples, un índice de sostenibilidad incluye o excluye empresas en función de las puntuaciones que obtienen en los ratings ESG emitidos por agencias especializadas. Estos ratings se elaboran a partir de métodos de análisis, cuestionarios y verificaciones que valoran aspectos como la huella de carbono, las condiciones laborales o la transparencia corporativa.

Cuanto mejor integre una compañía los factores ESG en su estrategia y sea capaz de demostrarlo públicamente, más alta será su calificación. En función de esa puntuación, puede entrar o no a formar parte de los índices más prestigiosos.

Cómo se elaboran los ratings ESG

Detrás de cada índice hay un entramado de proveedores de datos, analistas y metodologías propias que convierten la información ambiental, social y de gobernanza en métricas comparables. Estas evaluaciones determinan la posición de una empresa en el mercado y pueden influir tanto en su reputación como en su acceso a financiación.

Los ratings más conocidos —como los de MSCI, Sustainalytics o ISS ESG— utilizan escalas distintas. MSCI califica de “AAA” a “CCC”, Sustainalytics clasifica los riesgos de “Negligible” a “Severe”, y otros proveedores emplean puntuaciones numéricas. Más allá de la forma, todos comparten un objetivo común: cuantificar el compromiso sostenible de una organización.

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Las agencias combinan datos públicos, información declarada por la empresa y fuentes de terceros. Algunas adoptan un enfoque participativo, invitando a las compañías a completar cuestionarios detallados y aportar documentación de respaldo. Otras optan por un método pasivo, analizando únicamente información disponible públicamente y ofreciendo a la empresa la posibilidad de realizar una verificación posterior.

Bajo cada dimensión ESG se analizan aspectos concretos: en el ámbito ambiental, la huella de carbono, la eficiencia energética o la gestión de residuos; en el social, las condiciones laborales, los derechos humanos, la diversidad y la inclusión; y en el gobierno corporativo, la ética empresarial, la transparencia o la independencia de los consejos de administración.

La combinación de estas variables permite crear un retrato integral del desempeño sostenible de cada organización y establecer comparaciones entre pares del mismo sector.

Los ratings ESG más influyentes

El mercado global de calificaciones ESG está dominado por un conjunto de agencias cuya información es utilizada por miles de inversores y fondos sostenibles. Según el último informe de ERM, estas son algunas de las más representativas:

MSCI ESG Ratings se ha consolidado como uno de los principales referentes del mercado. Su enfoque sectorial permite comparar a las empresas dentro de su industria y analizar su exposición a riesgos y oportunidades sostenibles.

ISS ESG, que ha ganado prestigio en los últimos años, destaca por su análisis de gobierno corporativo y su cobertura amplia. Es una herramienta muy valorada por fondos de inversión y gestoras institucionales.

Sustainalytics —una de las más citadas— ofrece el ESG Risk Rating, que evalúa el nivel de exposición y las controversias asociadas a los riesgos ESG relevantes de cada negocio.

CDP (Carbon Disclosure Project) aplica un enfoque más activo, solicitando a las empresas cuestionarios exhaustivos sobre clima, agua y bosques. Este método requiere una participación directa y compromiso continuo por parte de las compañías, lo que lo convierte en uno de los más valorados por su calidad y profundidad.

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S&P Global ESG Score evalúa el desempeño ambiental, social y de gobernanza de una empresa en relación con sus pares sectoriales mediante un enfoque de doble materialidad. Esto significa que considera tanto el impacto de la empresa en la sociedad y el medioambiente como la influencia de estos factores en su valor financiero a largo plazo.

Finalmente, EcoVadis ocupa un nicho particular centrado en cadenas de suministro, permitiendo a las empresas medir y mejorar el impacto sostenible de sus proveedores, aunque su uso entre inversores es más limitado.

Los índices de sostenibilidad más importantes

Los ratings ESG son la base sobre la cual se construyen los grandes índices de sostenibilidad, que funcionan como barómetros de referencia para el mercado global. Entre los más reconocidos se encuentran:

El FTSE4Good Index Series, creado en 2001 por FTSE Russell, agrupa a empresas con sólidos estándares ESG. Para ser incluidas, deben superar una puntuación mínima (3,3 sobre 5 en mercados desarrollados y 2,9 en emergentes) y cumplir criterios adicionales sobre controversias y exclusiones.

El MSCI ESG Leaders Index pondera las compañías con las mejores prácticas ESG dentro de cada sector, representando el 50% del valor de mercado de las más sostenibles.

El EuroStoxx 50 ESG Index selecciona las empresas con mejor desempeño en sostenibilidad entre las mayores capitalizadas de la zona euro, mientras que el Stoxx Europe Sustainability Index amplía la cobertura a compañías líderes en sostenibilidad de todo el continente.

Por su parte, el S&P 500 ESG Index replica el enfoque “best in class” en Estados Unidos, excluyendo a las empresas que no cumplen con los criterios sostenibles y destacando a las que lideran sus sectores en materia ESG.

Estos índices permiten a los inversores seguir el rendimiento de los mercados de referencia sin renunciar a criterios sostenibles, facilitando la integración de los principios ESG en sus carteras.

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