Cómo las ciudades del mundo afrontan la crisis urbana del calor extremo

Alberto Noriega     24 diciembre 2023     5 min.
Cómo las ciudades del mundo afrontan la crisis urbana del calor extremo

Las ciudades a nivel mundial se enfrentan a un aumento en las temperaturas debido al cambio climático y la urbanización, exacerbando el efecto de isla de calor urbano. Este fenómeno no solo amenaza la salud pública y la infraestructura, sino que también agrava las desigualdades socioeconómicas. Para contrarrestar estos efectos, se están implementando soluciones innovadoras como la instalación de techos verdes, pavimentos reflectantes y centros de enfriamiento, además de proteger a las poblaciones vulnerables y trabajadores al aire libre. Estas estrategias apuntan a una adaptación urbana efectiva ante el cambio climático y a mejorar la calidad de vida en las ciudades.

Enfrentando el calor urbano

El efecto de isla de calor urbano, exacerbado por el cambio climático y la urbanización, presenta desafíos significativos para las ciudades del mundo. La intensificación de las olas de calor, como la que azotó el noroeste del Pacífico en 2021, resulta en temperaturas extremas que ponen en riesgo vidas humanas y dañan infraestructuras críticas. Este fenómeno no solo aumenta los costos de energía y los niveles de contaminación del aire, sino que también disminuye la productividad laboral y la viabilidad de actividades al aire libre. La Organización Mundial de la Salud reporta que más de 166,000 personas murieron debido a causas relacionadas con el calor entre 1998 y 2017, subrayando la gravedad de este problema.

La urbanización contribuye al efecto de isla de calor a través de la sustitución de vegetación natural por superficies impermeables como edificios y carreteras. Estas superficies absorben y reemiten más calor, aumentando la temperatura de las áreas urbanas en comparación con las rurales. Además, la mala calidad del aire y el aumento en la formación de ozono a nivel del suelo agravan las condiciones de vida en las ciudades.

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Soluciones innovadoras para ciudades más frescas

Para combatir el calor urbano, las ciudades están adoptando una variedad de estrategias centradas en la planificación y el diseño del entorno construido. Singapur, por ejemplo, ha logrado enfriar partes de la ciudad plantando más de 7 millones de árboles y creando más de 300 parques y jardines. Otras ciudades como Nueva York han instalado techos verdes y techos fríos, que reflejan más luz solar y absorben menos calor, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía.

Los pavimentos fríos, que tienen una mayor albedo o permeabilidad, también están siendo implementados en ciudades como Los Ángeles, reduciendo significativamente la temperatura superficial. Además, se están estableciendo centros de enfriamiento en ciudades como Chicago, ofreciendo espacios climatizados y recursos para aquellos que no tienen acceso a refrigeración en casa. Estas iniciativas se complementan con medidas para garantizar que todos tengan acceso a energía confiable y soluciones de refrigeración en interiores.

Protección y equidad en la respuesta al calor

El impacto del calor urbano no afecta a todos por igual. Investigaciones muestran que las comunidades de bajos ingresos y las minorías sufren desproporcionadamente debido a políticas históricas como la redlining. Para mitigar estas disparidades, las ciudades están desarrollando políticas y prácticas que promueven la equidad en la gestión del calor urbano.

Las medidas de protección para las personas que trabajan al aire libre son cruciales. En California, por ejemplo, se ha adoptado un estándar de prevención de enfermedades por calor que exige a los empleadores implementar un plan escrito de prevención y proporcionar los recursos y la educación necesarios a sus trabajadores. Estas iniciativas son esenciales para garantizar la seguridad de los trabajadores en industrias como la construcción, la agricultura y el transporte, que son altamente susceptibles a enfermedades relacionadas con el calor.

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Financiamiento y apoyo para ciudades resilientes

Para enfrentar estos desafíos, existen varias fuentes de financiamiento disponibles. Por ejemplo, la Ley de Reducción de la Inflación en los Estados Unidos incluye subvenciones para proyectos de mitigación del calor urbano. Además, la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. recomienda que las comunidades inviertan en plantar árboles, instalar techos verdes o fríos y reemplazar pavimentos normales con pavimentos fríos. Estas acciones no solo mejoran la calidad de vida en las ciudades, sino que también contribuyen a la reducción de los efectos del cambio climático a nivel global.

Las iniciativas de financiamiento como el Programa Forestal Urbano y Comunitario del Servicio Forestal de EE. UU. ayudan a las ciudades y pueblos a plantar árboles, mientras que campañas como el Mapeo de Islas de Calor Urbano de NOAA ofrecen financiamiento y asistencia técnica para proyectos de mitigación de calor urbano. Estos programas representan oportunidades valiosas para que las ciudades desarrollen e implementen estrategias efectivas para combatir el calor urbano y construir entornos más sostenibles y habitables.

Construyendo resiliencia urbana

La crisis del calor urbano es un recordatorio contundente de los desafíos que enfrentan nuestras ciudades en la era del cambio climático. Sin embargo, también presenta una oportunidad para repensar y rediseñar nuestros entornos urbanos de manera que sean más sostenibles, saludables y equitativos. Las estrategias que se están implementando en ciudades de todo el mundo, desde la plantación de árboles hasta la creación de techos verdes y pavimentos reflectantes, no son solo respuestas a un problema inmediato, sino pasos hacia una visión a largo plazo de ciudades más resistentes y habitables.

La clave para las ciudades será no solo adaptarse a los desafíos del cambio climático, sino también anticipar y prevenir sus impactos. Esto requerirá un compromiso continuo, creatividad y cooperación entre gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanos. Al hacerlo, podemos transformar nuestras ciudades no solo para resistir el calor, sino para prosperar en un mundo cada vez más cálido y urbano.

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