Cuenta atrás para el planeta: El reloj del clima marca 2027 como punto de no retorno

El presupuesto de carbono mundial para limitar el calentamiento a 1,5 °C se agotará en dos años, advierten 60 científicos en un nuevo informe.
Un nuevo estudio internacional alerta que el mundo tiene apenas dos años de emisiones restantes si quiere mantener vivo el objetivo climático de 1,5 °C. El análisis, publicado en Earth System Science Data y liderado por 60 científicos, revela que las emisiones de CO₂ batieron récords en 2024, acelerando el deshielo, la subida del mar y los eventos climáticos extremos. La investigación cuantifica el presupuesto de carbono restante en solo 80.000 millones de toneladas, un 80 % menos que en 2020, lo que plantea consecuencias devastadoras para millones de personas. La advertencia llega a pocos meses de la cumbre climática COP30, donde se espera que los países anuncien recortes de emisiones más ambiciosos.
Solo dos años de margen climático
En 2024, las emisiones de CO₂ alcanzaron su máximo histórico, lo que significa que al ritmo actual solo quedan dos años antes de que el presupuesto de carbono para limitar el calentamiento a 1,5 °C se agote. Según el informe, este límite implica un máximo de 80.000 millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas a partir de 2025 para mantener una probabilidad del 66 % de no rebasar ese umbral.
Este presupuesto es un 80 % más bajo que en 2020, reflejando la inacción acumulada y el retraso en políticas de descarbonización. Si se supera el umbral de 1,5 °C —como ahora parece casi inevitable— será necesario extraer CO₂ de la atmósfera a gran escala, algo que hoy resulta costoso y tecnológicamente incierto.
Un futuro de sufrimiento evitable
La ruptura del umbral climático multiplicaría fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor, sequías, tormentas e inundaciones, especialmente en regiones vulnerables. “Cada fracción de grado que podamos evitar se traduce en menos sufrimiento humano”, señaló el profesor Joeri Rogelj, del Imperial College de Londres.
La meta de 1,5 °C no solo es una cifra simbólica: es el umbral a partir del cual el mundo empieza a experimentar impactos irreversibles, como el colapso de ecosistemas, pérdidas agrícolas masivas y desplazamientos climáticos. Por eso, los autores del informe insisten en acelerar los recortes de emisiones, incluso si ya no se llega al objetivo ideal.
El mundo avanza hacia los 2,7 °C
Según las proyecciones actuales, el planeta se encamina hacia un calentamiento de 2,7 °C a final de siglo, lo que desencadenaría una crisis global. El presupuesto de carbono para una meta más realista, como los 1,7 °C, aún permite un margen de 390.000 millones de toneladas: unos nueve años al ritmo actual.
Aun así, los científicos advierten que el tiempo se agota para todas las metas, y que cada año sin acción efectiva reduce las opciones futuras. “El mejor momento para actuar fue en 1992. El segundo mejor momento es ahora”, dijo Rogelj, subrayando la urgencia de compromisos drásticos en la próxima COP30, que se celebrará en noviembre.
Energía desatada, sin transición real
Aunque las energías renovables como la solar y la eólica han crecido rápidamente, la demanda energética global ha aumentado todavía más, lo que ha llevado a un mayor consumo de carbón y gas. El año 2024 fue el más caluroso registrado y por primera vez se alcanzó un promedio anual de 1,5 °C, una señal clara de que la transición energética prometida en la COP28 aún no ha comenzado.
La investigadora Karina Von Schuckmann, del Mercator Ocean International, advierte que los océanos están alcanzando temperaturas récord, lo que agrava la subida del nivel del mar y altera los ecosistemas marinos. Según el informe, el desequilibrio energético de la Tierra ha aumentado un 25 % en la última década, acelerando el deshielo y la expansión térmica de los océanos.
Las mareas no entienden de promesas
Uno de los datos más alarmantes del estudio es el doble ritmo de subida del nivel del mar en la última década respecto al periodo 1971-2018. Actualmente, el mar asciende unos 4 mm por año, una tendencia que se volverá incontrolable con un calentamiento de 1,5 °C.
Este aumento se debe en gran parte a que el 90 % del exceso de calor planetario lo absorben los océanos, lo que provoca expansión del agua y deshielo en Groenlandia y la Antártida. A partir de cierto punto, la migración forzada por inundaciones dejará de ser una hipótesis para convertirse en una catástrofe masiva y constante.
La era del daño evitable
Si algo revela este informe es que hemos entrado en la era del daño evitable. El calentamiento ya no es una amenaza futura, sino una tragedia presente que puede empeorar exponencialmente si no se toman decisiones drásticas e inmediatas.
El planeta ya está pagando el precio de no haber actuado antes. Pero aún hay margen para amortiguar el golpe: reducir el daño no es resignarse, sino salvar vidas, culturas, y paisajes enteros. La próxima COP30 no puede ser una cita más para el archivo PDF de las promesas: debe ser el punto de inflexión en la historia política de la humanidad ante la emergencia climática.
El reto no es solo técnico, sino moral: ¿seremos capaces de proteger el futuro sabiendo que lo podemos perder en dos años?
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