Detectan bisfenol A, un químico relacionado con infertilidad y cáncer, en chupetes de tres grandes marcas europeas
Un estudio del laboratorio checo dTest halló bisfenol A (BPA) en chupetes de Philips, Curaprox y Sophie la Girafe, pese a comercializarse como “BPA free”.
Una investigación independiente ha revelado que tres reconocidas marcas europeas vendieron chupetes con presencia de bisfenol A (BPA), un disruptor endocrino vinculado con problemas reproductivos, obesidad y varios tipos de cáncer.
El estudio, realizado por la organización de consumidores dTest, analizó 21 modelos de chupetes vendidos en la República Checa, Eslovenia y Hungría, además de dos productos del marketplace Temu, fabricados en China. En cuatro de ellos se detectó BPA, a pesar de que todos estaban etiquetados como “libres de BPA” o “de caucho natural”.
Los productos afectados pertenecen a las empresas Philips (Países Bajos), Curaprox (Suiza) y Sophie la Girafe (Francia).
Qué es el bisfenol A y por qué preocupa
El bisfenol A es un compuesto sintético empleado en la producción de plásticos y resinas epoxi. Su estructura imita al estrógeno, la principal hormona sexual femenina, y puede alterar el equilibrio hormonal incluso en concentraciones muy bajas.
“Los efectos sobre la salud son extensos: cáncer de mama y próstata, endometriosis, obesidad, diabetes, infertilidad y alteraciones del desarrollo cerebral y del comportamiento infantil”, advirtió Chloe Topping, de la ONG Chem Trust.
La exposición temprana —durante el embarazo o en los primeros meses de vida— se ha asociado con pubertad precoz y menor recuento de espermatozoides en la edad adulta. “Los niños son especialmente vulnerables porque sus órganos están en pleno desarrollo”, añadió Topping.
Los resultados del análisis
Los investigadores sumergieron los chupetes en una solución de saliva artificial a 37 °C durante 30 minutos para simular las condiciones reales de uso, y posteriormente midieron la migración de bisfenoles.

De los 21 modelos analizados, cuatro contenían BPA, con las siguientes concentraciones:
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Curaprox Baby “Grow with Love”: 19 microgramos por kilo, casi el doble del límite permitido por la UE (10 µg/kg).
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Sophie la Girafe “Natural Rubber”: 3 µg/kg.
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Philips Avent Ultra Air: 2 µg/kg.
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Foshan City Saidah Baby Products (Temu): concentración no especificada, pero detectable.
Reacciones de las empresas
La suiza Curaden, fabricante de Curaprox, reconoció los resultados y anunció el retiro preventivo de los lotes afectados, así como reembolsos a los clientes. “Actuamos por precaución y por nuestro compromiso con la calidad”, explicó un portavoz.
La francesa Vulli, responsable de Sophie la Girafe, negó que el resultado suponga un riesgo real. “El valor detectado (3 µg/kg) está muy por debajo del límite de detección de laboratorio, y por tanto es insignificante”, declaró la empresa, que además afirmó haber dejado de fabricar chupetes hace tiempo.
Por su parte, Philips defendió que la seguridad de sus productos es su “máxima prioridad”. La compañía aseguró haber realizado nuevas pruebas con la certificadora independiente DEKRA, que confirmaron “ausencia total de BPA” en toda su gama Avent. La empresa china Foshan City Saidah no respondió a las solicitudes de comentario.
Normativa ambigua y vacíos legales
El caso ha puesto de manifiesto inconsistencias en la regulación europea. Aunque el bisfenol A está prohibido en biberones desde 2011 y en envases para niños menores de tres años desde 2018, no existe una prohibición total en chupetes o mordedores.
La norma EN 1400 establece un límite de 10 microgramos por litro, mientras que la Directiva Europea de Seguridad de Juguetes permite hasta 40 µg/l, creando un marco legal confuso para fabricantes y consumidores.
“Es absurdo que el BPA esté vetado en biberones pero no en chupetes, que los bebés usan durante años y con más frecuencia”, denuncia Karolína Brabcová, de la organización ambiental checa Arnika. “La falta de una regulación clara está fallando a los consumidores.”

Un riesgo invisible para los primeros meses de vida
Los expertos en salud ambiental subrayan que los efectos de los disruptores endocrinos no dependen de grandes dosis, sino de la exposición repetida y prolongada, especialmente en etapas críticas del desarrollo.
En el caso del BPA, múltiples estudios han demostrado su capacidad para afectar la fertilidad, el metabolismo y el sistema inmunitario incluso por debajo de los niveles considerados “seguros”.
“Los padres confían en las etiquetas, pero este caso demuestra que la industria no siempre cumple lo que promete”, señaló Hana Hoffmannová, editora jefa de dTest. “Un chupete es uno de los primeros objetos que un bebé tiene en la boca, y no debería contener sustancias que alteran el sistema hormonal.”
Llamado a una prohibición total
Organizaciones como Chem Trust y Arnika reclaman a la Comisión Europea extender la prohibición del BPA a todos los productos de uso infantil, incluidos chupetes, mordedores y utensilios de alimentación. También piden reforzar las inspecciones y sancionar las declaraciones engañosas de “BPA-free” cuando no estén avaladas por pruebas independientes.
La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) ya clasificó el bisfenol A como “sustancia extremadamente preocupante” por su capacidad de interferir con el sistema endocrino. Sin embargo, su eliminación del mercado sigue siendo lenta y desigual.
Una señal de alarma para los padres y el mercado
El hallazgo de BPA en chupetes comercializados como “seguros” vuelve a poner sobre la mesa los límites de la autorregulación empresarial y la urgencia de un control más estricto de los productos destinados a bebés.
Mientras las investigaciones continúan, los expertos recomiendan priorizar chupetes certificados por organismos independientes y evitar los plásticos con el número de reciclaje 3 o 7, que suelen contener bisfenoles.
El mensaje es claro: no todo lo “BPA-free” lo es realmente, y la transparencia química en los productos para la infancia sigue siendo una asignatura pendiente en Europa.
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