España pierde dos millones de coches fabricados desde la pandemia

Alberto Noriega     18 noviembre 2025     5 min.
España pierde dos millones de coches fabricados desde la pandemia

España ha perdido casi dos millones de vehículos fabricados desde la pandemia. Anfac alerta de una crisis sin precedentes y exige medidas urgentes.

España ha dejado de producir casi dos millones de vehículos desde la pandemia, según advirtió este miércoles el presidente de Anfac, Josep Maria Recasens. La declaración se realizó durante el primer Foro de Automoción celebrado en Madrid. El diagnóstico apunta a una crisis acumulada entre 2019 y 2025 que ha afectado gravemente a la competitividad del sector. Recasens reclamó medidas inmediatas y un Plan Auto 2030 con presupuesto real para evitar un deterioro mayor de la industria.

Una caída histórica en la producción

La industria automovilística española atraviesa una de sus mayores crisis estructurales desde que se tienen registros. Josep Maria Recasens, presidente de Anfac y de Renault Group Iberia, alertó de que entre 2019 y 2025 el país ha perdido la fabricación de casi dos millones de vehículos, una cifra que equivale a detener todas las fábricas españolas durante un año completo.
El desplome nacional se inserta en un panorama europeo igualmente dramático. El continente ha dejado de producir alrededor de cuatro millones de vehículos, una pérdida equivalente a la capacidad anual de unas diez plantas. Recasens subrayó que este retroceso compromete seriamente la posición de Europa en un mercado global cada vez más dominado por Asia y Estados Unidos.

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La pandemia, la crisis de semiconductores, la inflación energética y la escasez de componentes han debilitado la capacidad industrial de las plantas españolas. A ello se suma la incertidumbre regulatoria en torno a los objetivos de emisiones y a la electrificación. Según Recasens, el sector está en un “punto de inflexión definitivo” que exige decisiones urgentes tanto del Gobierno español como de la Unión Europea.

La presión de los fabricantes chinos

Durante su intervención, Recasens criticó abiertamente las condiciones en las que los fabricantes chinos están irrumpiendo en el mercado europeo. Instó a Bruselas a exigir que las marcas asiáticas generen valor añadido, transfieran tecnología y creen empleo de calidad si desean operar de manera estable en el continente.
El presidente de Anfac recordó que, cuando las marcas europeas quisieron entrar en China, tuvieron que aceptar condiciones estrictas marcadas por el gobierno chino, entre ellas joint ventures obligatorias y compromisos de transferencia tecnológica. “Aquí no se puede venir y fabricar cuatro elementos con chapas y neumáticos y asientos con poco valor añadido”, advirtió.
Reivindicó también los aranceles a los coches eléctricos chinos, aprobados recientemente por la Unión Europea. Lejos de considerarlos proteccionistas, los presentó como un mecanismo para “igualar aquello que no era equitativo”. Recasens insistió en que Europa debe proteger su industria de prácticas que distorsionan la competencia, especialmente en un momento en el que sus propios fabricantes luchan por reconvertirse hacia la electrificación.

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Un Plan Auto 2030 sin financiación

Una de las críticas más contundentes del presidente de Anfac fue dirigida al Plan Auto 2030, elaborado por el Gobierno en coordinación con el sector. Recasens señaló que el plan carece de una dotación presupuestaria real, lo que lo convierte en un documento insuficiente para guiar la transformación industrial necesaria en los próximos años.
Según detalló, un plan estratégico debe incluir no solo objetivos, sino también partidas económicas, responsables, indicadores y mecanismos de ejecución. “Sin presupuesto, el Plan Auto 2030 corre el riesgo de ser un panfleto”, afirmó con rotundidad. La industria reclama incentivos para la electrificación, ayudas a la renovación del parque móvil y medidas para atraer nuevos modelos a las plantas españolas.
Recasens advirtió que está en juego entre el 15% y el 20% del valor añadido de los 85.000 millones de euros que genera el sector en el país. También señaló que el sector necesita claridad sobre las medidas que Bruselas anunciará el próximo 10 de diciembre, cuando se espera que la UE flexibilice los objetivos de emisiones hacia 2035. Aunque el debate europeo se centra en la neutralidad climática, lo que preocupa a la industria española es que queden definidas las medidas urgentes para 2026 y 2027, años críticos para la planificación de modelos.

Una industria atrapada entre la incertidumbre y la transición

El sector del automóvil en España vive una transición delicada. La electrificación avanza más lentamente de lo previsto, mientras que las plantas necesitan inversiones urgentes para adaptarse a nuevas plataformas y tecnologías. La falta de certidumbre regulatoria, los retrasos en incentivos y la presión competitiva de Asia están erosionando la ventaja histórica de España como segundo productor europeo de vehículos.
El país se encuentra además ante riesgos adicionales: la caída de la demanda interna, los cambios en los hábitos de movilidad y la escasez de infraestructuras de recarga. Muchos fabricantes dudan sobre qué modelos asignar a las plantas españolas, mientras las decisiones de inversión se trasladan cada vez más hacia países con incentivos más agresivos o con regulación más estable.
Para Recasens, el reto es claro: España necesita un marco político estable, una estrategia industrial ambiciosa y una hoja de ruta con presupuesto. Sin esto, el país corre el riesgo de perder posiciones en la nueva economía del automóvil, donde la innovación y la flexibilidad serán tan determinantes como los costes laborales o la capacidad productiva.

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