Bedrock Robotics, creada por veteranos de Waymo, recauda 80 millones para automatizar maquinaria pesada y enfrentar la crisis laboral en la construcción.
La startup Bedrock Robotics, fundada por antiguos ingenieros de Waymo, ha salido del modo sigiloso con una financiación de 80 millones de dólares para automatizar la industria de la construcción. El objetivo es adaptar maquinaria pesada existente con tecnología autónoma que pueda operar sin intervención humana directa. En un sector donde el 40% de la fuerza laboral se jubilará en la próxima década, esta innovación llega como una respuesta urgente a una crisis estructural. Su plataforma ya se prueba en obras reales de California, Texas, Arizona y Arkansas, en colaboración con constructoras como Sundt Construction.
De los coches sin conductor a las excavadoras
Los fundadores de Bedrock Robotics, incluidos Boris Sofman, Kevin Peterson y Ajay Gummalla, trasladan ahora a la construcción la experiencia acumulada en 70 millones de millas autónomas con los vehículos de Waymo. Lo que en su momento revolucionó el transporte urbano podría ahora redefinir cómo movemos tierra, levantamos estructuras y completamos obras.
En lugar de crear maquinaria nueva, Bedrock propone algo más pragmático: un sistema de sensores, cámaras LiDAR y procesamiento en cabina que convierte excavadoras tradicionales en robots autónomos. Como explica Sofman, la clave no es solo la robótica, sino el aprendizaje automático dirigido por datos, que permite a la máquina adaptarse al terreno y actuar con precisión de nivel centimétrico.
Tecnología que se instala en un día
La plataforma “Operator” de Bedrock puede montarse en maquinaria pesada en menos de 24 horas, sin necesidad de modificar el vehículo ni comprometerlo a largo plazo. El sistema es reversible, una ventaja clave para constructoras reticentes a adoptar tecnología disruptiva. Gracias a cámaras 360°, navegación GPS, conectividad LTE y capacidad de respuesta autónoma, Operator permite monitorear y gestionar remotamente toda una flota.
Actualmente está desplegado en tres estados, y se espera un despliegue completamente autónomo para 2026. El aprendizaje del sistema se basa en miles de horas de operación en campo, lo que le permite afinar sus decisiones con cada obra. El objetivo final: excavar, nivelar, cargar y transportar sin necesidad de operador humano.
Una crisis que no espera
La automatización llega en un momento crítico. Según proyecciones, para 2031 casi el 40% de los trabajadores de la construcción estarán jubilados, una cifra alarmante que pone en jaque la continuidad del sector. La edad promedio de jubilación es de 61 años, y uno de cada cinco trabajadores supera ya los 55. Mientras tanto, la proporción de obreros no calificados se disparó un 72,8% desde 2011, lo que reduce la experiencia disponible en los sitios de obra.
A esta crisis demográfica se suman factores como la pandemia, el desinterés juvenil por el sector y la competencia del trabajo remoto, que ha seducido a una nueva generación de trabajadores. Solo en 2025, la construcción necesitará 439.000 nuevos empleados, según la Associated Builders and Contractors. Frente a este panorama, el trabajo automatizado no es una opción futurista, sino una necesidad urgente.
La productividad como prioridad
Las consecuencias de la escasez ya se sienten: retrasos, sobrecostos, listas de espera y problemas de seguridad. Aquí es donde Bedrock Robotics encuentra su ventaja competitiva: su tecnología permite que una empresa mantenga el ritmo sin depender de operarios escasos o sobrecargados. Al automatizar tareas repetitivas y pesadas, libera recursos humanos para supervisión, gestión y decisiones críticas.
Además, la plataforma recopila datos en tiempo real sobre productividad, uso de maquinaria y eficiencia, permitiendo optimizar cada fase de la obra. No es solo una excavadora inteligente: es una plataforma de gestión y ejecución integrada, lista para insertarse en los flujos digitales de las empresas constructoras más avanzadas.
La revolución empieza bajo tierra
La industria de la construcción ha sido históricamente lenta para adoptar la automatización, pero la urgencia laboral y la madurez tecnológica están cambiando las reglas del juego. Bedrock Robotics representa un punto de inflexión: su enfoque no solo responde a una necesidad, sino que propone un nuevo modelo de obra, más ágil, seguro y escalable.
El hecho de que no requiera maquinaria nueva ni obras piloto lo hace rápidamente implementable, un rasgo clave para una industria donde cada día de retraso cuesta miles. En una economía donde la infraestructura y la vivienda necesitan expandirse, pero la mano de obra no alcanza, la propuesta de Bedrock suena menos a innovación futurista y más a solución inevitable.
Si en las ciudades el coche autónomo transformó la movilidad, en los sitios de obra, la excavadora autónoma podría transformar la productividad desde el suelo. Y es que, en este caso, la revolución no viene sobre ruedas… sino con pala.