El G20 exige proteger minerales críticos frente a nuevas guerras comerciales

Alberto Noriega     19 noviembre 2025     5 min.
El G20 exige proteger minerales críticos frente a nuevas guerras comerciales

El G20 pide proteger minerales críticos ante restricciones comerciales y tensiones geopolíticas, con África reclamando mayor valor añadido.

Los enviados del G20 acordaron este viernes un borrador de declaración que insta a proteger los minerales críticos frente a restricciones comerciales unilaterales. El documento, presentado en Johannesburgo, señala que estos recursos son esenciales para las cadenas de valor de la transición energética. La propuesta llega antes de la primera cumbre del G20 celebrada en territorio africano. El texto llama a evitar medidas incompatibles con la OMC y a integrar a más países productores en los beneficios de esta economía emergente.

Un llamamiento global para blindar los minerales críticos

El Grupo de los 20 ha acordado un borrador de declaración que pide explícitamente proteger los minerales críticos de cualquier restricción comercial unilateral. Se trata de una referencia clara al aumento de tensiones entre Estados Unidos y China, especialmente tras los controles estadounidenses a la exportación de semiconductores y las medidas chinas sobre galio, germanio y grafito procesado.

El documento, al que tuvo acceso la prensa antes del inicio oficial de la cumbre en Johannesburgo, subraya que las cadenas de valor de minerales como litio, cobalto, níquel, cobre y tierras raras deben mantenerse estables frente a interrupciones geopolíticas, pandemias, cambios regulatorios y desastres naturales.

El texto hace hincapié en que más países productores deben participar y beneficiarse de estas cadenas de valor, un punto que refleja las demandas de África y América Latina de dejar atrás un modelo extractivista basado únicamente en la exportación de materias primas sin procesar.

Las economías avanzadas han acelerado en los últimos años su competencia por asegurar suministro para la transición energética. La demanda de minerales críticos se espera que se cuadruplique para 2040, impulsada por paneles solares, turbinas eólicas, baterías de vehículos eléctricos e infraestructura de hidrógeno verde.

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En este contexto, el G20 busca un mensaje unificado ante un sistema internacional marcado por las tensiones comerciales, alertando de que medidas incompatibles con la Organización Mundial del Comercio pueden crear cuellos de botella globales y desestabilizar mercados que ya se consideran estratégicos.

África reclama valor añadido y liderazgo

La primera cumbre del G20 celebrada en África ha subrayado la centralidad del continente en el futuro de la economía verde. África posee aproximadamente el 30% de las reservas minerales del mundo, incluidos muchos de los recursos clave para la transición energética, pero capta solo una fracción mínima del valor generado globalmente.

Sudáfrica, anfitriona y presidenta de turno, ha situado los minerales críticos en el centro de su agenda para promover un crecimiento inclusivo. El jueves firmó junto a la Unión Europea una asociación “sin precedentes” que compromete a ambas partes a garantizar cadenas de suministro resilientes y a procesar los minerales en el lugar de extracción, evitando que el valor añadido se genere exclusivamente en Europa o China.

La UE anunció 750 millones de euros en nuevas inversiones para modernizar la infraestructura energética y de transporte de Sudáfrica, así como para levantar capacidades compartidas de fabricación de baterías. Bruselas considera que asociarse con África es fundamental para reducir su dependencia de China, que actualmente domina entre el 70% y el 90% del refinado mundial de minerales clave como el litio y el cobalto.

Por su parte, Canadá aprovechó la cumbre para anunciar un proyecto de más de 1.000 millones de dólares destinado a expandir su procesamiento nacional de minerales críticos. El país, con enormes reservas propias, aspira a posicionarse como proveedor estable para Estados Unidos, Europa y Japón.

La narrativa africana, sin embargo, fue contundente: los países del continente reclaman un papel central en la cadena de valor global, no solo como exportadores de recursos sin transformar. “Queremos subir en la cadena de valor”, insistió el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, reforzando la idea de que el crecimiento debe ir acompañado de industrialización local y empleos de calidad.

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Una cumbre marcada por la ausencia de EE.UU.

La reunión del G20 se desarrolla bajo el lema “Solidaridad, Igualdad, Sostenibilidad”, pero sin la presencia de Estados Unidos. El presidente Donald Trump ordenó un boicot alegando que Sudáfrica discrimina a su población afrikáner blanca, acusación rechazada ampliamente por expertos internacionales y que ha generado desconcierto diplomático.

China, representada por el primer ministro Li Qiang, y la Unión Europea han aprovechado la ausencia estadounidense para reforzar su influencia en la cumbre. Rusia, por su parte, participa sin su presidente Vladimir Putin debido a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional.

Aun así, los enviados del G20 lograron consensuar el borrador de declaración sin necesidad de que Estados Unidos estuviera presente durante la negociación, un hecho inusual en la historia del grupo. Algunos analistas creen que la ausencia estadounidense debilita la presión western dentro del foro, pero también abre una oportunidad para alianzas más equilibradas entre África, Asia y Europa.

Sudáfrica busca capitalizar este momento para consolidarse como interlocutor clave del Sur Global, especialmente en materias relacionadas con minerales estratégicos y transición energética. En este sentido, la celebración de la cumbre en Johannesburgo se interpreta como un reconocimiento del papel creciente del continente en la economía del siglo XXI.

Un tablero geopolítico en transformación

El debate sobre minerales críticos ha revelado nuevamente la fragilidad de las cadenas de suministro globales y la necesidad de marcos multilaterales sólidos. La combinación de tensiones EE.UU.–China, guerras regionales, sanciones, pandemias y desastres climáticos ha convertido estos recursos en un eje central de la seguridad económica.

Los expertos advierten que el verdadero desafío está en equilibrar tres objetivos simultáneos: garantizar suministro seguro, impulsar valor añadido en países productores y evitar que las medidas de protección se conviertan en nuevas formas de proteccionismo encubierto. El borrador del G20 intenta mantener ese difícil equilibrio.

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