El “granero de Europa” se vacía: la pérdida de nutrientes en Ucrania pone en jaque la seguridad alimentaria global

Alberto Noriega     8 noviembre 2025     5 min.
El “granero de Europa” se vacía: la pérdida de nutrientes en Ucrania pone en jaque la seguridad alimentaria global

Un nuevo estudio advierte que los suelos agrícolas de Ucrania se están agotando a un ritmo insostenible, con pérdidas severas de nitrógeno, fósforo y potasio.

Los suelos fértiles de Ucrania, conocidos históricamente como unos de los más productivos del planeta, están perdiendo nutrientes vitales más rápido de lo que pueden reponerse, según un estudio publicado este lunes en Communications Earth & Environment. La investigación, liderada por el Dr. Sergiy Medinets del UK Centre for Ecology & Hydrology, advierte que la pérdida acelerada de nitrógeno, fósforo y potasio está erosionando la capacidad agrícola del país y poniendo en peligro el suministro global de alimentos.

El análisis, basado en cuatro décadas de datos oficiales sobre el uso de fertilizantes y el rendimiento de los principales cultivos (trigo, maíz y girasol), revela un cambio drástico desde los excesos de la era soviética hasta la deficiencia crítica actual. La guerra ha agravado la situación al interrumpir las cadenas de suministro, reducir el acceso a fertilizantes y dañar vastas extensiones de tierra cultivable.

A menos que se tomen medidas urgentes para restaurar los nutrientes perdidos, el impacto sobre la producción agrícola será duradero y profundo”, advirtió Medinets. “Esto no solo afectará a Ucrania, sino también a regiones altamente dependientes de sus exportaciones, como el norte de África y Oriente Medio, impulsando los precios y el riesgo de hambre”.

El informe subraya que el 90% del estiércol producido en Ucrania se desperdicia, lo que equivale a pérdidas de unos 2.200 millones de dólares en valor fertilizante. Además, los bombardeos y movimientos de maquinaria militar pesada han acelerado la erosión del suelo y la pérdida de materia orgánica, un daño que podría tardar décadas en revertirse.

Pexels Pixabay 164504

De “granero de Europa” a símbolo de vulnerabilidad alimentaria

Antes de la invasión rusa, Ucrania era uno de los cinco mayores exportadores mundiales de trigo y maíz, y el principal productor global de productos derivados del girasol. Su producción agrícola alimentaba a más de 400 millones de personas fuera de sus fronteras, consolidando su papel como pieza clave del equilibrio alimentario global.

Hoy, ese equilibrio se tambalea. Desde 2022, la producción total de granos ucranianos ha caído un 25%, y los pronósticos indican un descenso adicional durante la campaña 2025/26, con una producción estimada de 51 millones de toneladas, muy por debajo de los niveles prebélicos. La combinación de suelo empobrecido, escasez de fertilizantes, minas terrestres y rutas comerciales interrumpidas amenaza con perpetuar una crisis agrícola de largo alcance.

El impacto se extiende más allá de Europa. Antes de la guerra, más del 50% de las importaciones de trigo de quince países africanos provenían de Ucrania y Rusia. Naciones del norte de África, como Egipto, Libia y Túnez, así como países del Medio Oriente como Líbano y Yemen, son particularmente vulnerables a las disrupciones del suministro.

Según el Atlantic Council, la caída de la producción ucraniana ya está presionando los precios internacionales de los alimentos básicos, mientras el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) advierte que la degradación del suelo podría tener “efectos estructurales prolongados” incluso si cesan las hostilidades.

La pérdida de fertilidad del suelo, sumada a la dependencia del país de las exportaciones agrícolas, transforma la guerra en un conflicto con implicaciones ecológicas y humanitarias globales.

Estrategias urgentes para recuperar la fertilidad

El equipo de Medinets propone un plan nacional de gestión de nutrientes que combine medidas tecnológicas y tradicionales para restaurar el equilibrio del suelo. Entre las recomendaciones se incluyen el uso más eficiente de fertilizantes sintéticos y orgánicos, el aprovechamiento del estiércol animal, la rotación de cultivos y una expansión del cultivo de leguminosas, que capturan naturalmente el nitrógeno atmosférico y lo fijan en el suelo.

Pexels Mike 468229 1192053

Las leguminosas pueden desempeñar un papel crítico en la regeneración natural de los nutrientes, reduciendo la dependencia de fertilizantes costosos y escasos”, explicó Medinets. El estudio sugiere también crear sistemas locales de recolección y redistribución del estiércol para cerrar el ciclo de nutrientes, evitando que se desperdicie el material orgánico generado por la ganadería.

Otras medidas incluyen tecnologías de fertilización de precisión, que permiten aplicar solo la cantidad exacta de nutrientes requerida por cada zona del terreno, y la creación de un inventario nacional de requerimientos agrícolas que oriente las políticas de reconstrucción rural.

Los investigadores destacan que muchas de estas soluciones requieren inversiones mínimas y pueden implementarse incluso durante la guerra, con el apoyo de organismos internacionales. Programas como el Fondo de Recuperación y Reconstrucción de Ucrania podrían canalizar recursos hacia la compra de maquinaria agrícola eficiente y la formación de cooperativas rurales enfocadas en la sostenibilidad a largo plazo.

Un futuro agrícola en la cuerda floja

La pérdida de fertilidad de los suelos ucranianos ilustra cómo los conflictos armados pueden devastar no solo economías, sino también ecosistemas enteros. A diferencia de la infraestructura destruida, la degradación del suelo no se reconstruye con cemento, sino con tiempo, conocimiento y políticas sostenidas.

Los científicos advierten que, sin una restauración urgente de nutrientes, Ucrania podría tardar décadas en recuperar su productividad agrícola, comprometiendo el abastecimiento de cereales y aceites vegetales en regiones que ya enfrentan inseguridad alimentaria crónica.

La paradoja es que el país que durante generaciones alimentó al mundo hoy necesita ayuda internacional para salvar su propio suelo. En palabras del Dr. Medinets: “El futuro de la seguridad alimentaria mundial depende, en parte, de la capacidad de Ucrania para recuperar lo que alguna vez hizo fértil su tierra: su suelo.”

Comentarios cerrados