Una isla surcoreana quiere que los delfines tengan los mismos derechos que las personas
Alberto Noriega
24 julio 2025
4 min.
En Jeju, Corea del Sur, activistas piden que una población de delfines sea reconocida como sujeto legal para frenar su extinción silenciosa.
En la isla surcoreana de Jeju, un grupo de activistas y científicos intenta lograr que un grupo de delfines nariz de botella sea reconocido como personas legales. La propuesta busca frenar las amenazas constantes que sufren estos cetáceos: redes de pesca, embarcaciones turísticas, ruido submarino y contaminación. Aunque no están oficialmente en peligro de extinción, cada vez más ejemplares muestran heridas graves y signos de estrés. El caso más conocido es Orae, un delfín que perdió su aleta tras quedar atrapado en cables, símbolo de una crisis ecológica silenciosa frente a las costas de Jeju.
Un delfín con nombre y cicatrices
La historia de Orae, un delfín que nada sin aleta dorsal frente a Jeju, se ha convertido en el emblema de una lucha ambiental inédita en Corea del Sur. Su nombre, que significa “larga vida”, fue elegido por activistas locales que quieren humanizar a los cetáceos para protegerlos mejor. Orae no es un caso aislado: más de 130 delfines nariz de botella habitan las aguas de Jeju y muchos llevan marcas de accidentes con redes, hélices o cuerdas de pesca abandonadas.
Jeongjoon Lee, cineasta apodado en la isla como “Dolphin Man”, ha pasado años documentando a los delfines y ayudando a liberar a los que quedan atrapados en residuos marinos. “Ellos no pueden cortar las líneas. Nosotros lo hacemos por ellos”, explica. En una ocasión, tuvo que extraer un alambre que atravesaba la cara de un delfín hasta la cola.
Proteger con leyes, no solo emociones
Ante esta realidad, un grupo de ONG encabezado por Marine Animal Research and Conservation (Marc) propone que los delfines de Jeju sean reconocidos legalmente como personas no humanas. Esto permitiría demandar a empresas o individuos que pongan en riesgo su hábitat, abriendo una vía legal sin precedentes en Corea para proteger especies vulnerables.
“Si sus vidas están amenazadas, podríamos actuar en su nombre”, explica Miyeon Kim, responsable de Marc. La idea forma parte de un movimiento global que busca reconocer derechos legales a seres vivos no humanos o a ecosistemas, como ya ocurre con ríos y bosques en países como Ecuador o Nueva Zelanda. Pero en Corea, sería la primera vez que se aplica a animales marinos.
Entre el turismo, las hélices y las piscifactorías
La presión sobre los delfines de Jeju es constante. Barcos turísticos, motos acuáticas y embarcaciones de pesca invaden su espacio con frecuencia, y los residuos de las numerosas piscifactorías de la isla contaminan su hábitat. A esto se suma ahora la construcción de uno de los mayores parques eólicos del mundo frente a sus costas, cuyo ruido y tráfico podría afectar aún más su sistema de ecolocalización.
La situación es preocupante pero difícil de medir con precisión, ya que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) los clasifica como “casi amenazados” por falta de datos específicos. Sin embargo, estudios locales muestran que las poblaciones insulares de delfines, como las de Jeju, están mucho más expuestas a riesgos acumulativos.
Identidad individual como estrategia de conservación
Para ganarse el apoyo de los ciudadanos, Marc ha creado un catálogo visual con fotografías de las aletas dorsales de cada delfín y los nombres que se les han dado. “Identificarlos uno por uno ayuda tanto a la ciencia como a la empatía”, dice Kim. La idea es que, si los isleños conocen sus rostros y sus historias, será más fácil movilizar apoyo para su protección legal.
En abril de este año se logró un primer avance: se declaró una zona marina protegida (MPA) en la costa oeste de Jeju con el objetivo explícito de cuidar a los delfines. Pero, según Kim, las regulaciones aún son laxas: solo prohíben que más de dos barcos recreativos se acerquen a menos de 100 metros, y no aplican a barcos de pesca ni otras actividades comerciales.
¿Pueden ser “personas” los delfines?
La noción de otorgar personalidad jurídica a los delfines puede parecer radical, pero responde a una necesidad urgente: los métodos actuales no bastan. Para activistas como Dolphin Man, “los delfines necesitan más que simpatía: necesitan derechos”. Lee sueña con que toda la costa sur de Jeju sea zona protegida, pero reconoce que sin herramientas legales, ese deseo es difícil de cumplir.
El reconocimiento legal no convertiría a los delfines en ciudadanos, pero sí permitiría que sus intereses fueran representados en los tribunales. La idea no es nueva —ya se ha propuesto para elefantes, grandes simios y ballenas en otros países—, pero Jeju podría ser pionera en Asia.
Los delfines de Jeju siguen nadando, saltando, sobreviviendo. Pero sus heridas son visibles. Y si su historia conmueve, quizá haya llegado el momento de que la ley también los vea como algo más que fauna marina. Tal vez, como propone Kim, la clave para proteger el océano sea empezar a tratar a sus habitantes como sujetos de derecho, no como decorado turístico.