MaaS: la revolución digital que quiere liberar a las ciudades del coche privado

Alberto Noriega     22 septiembre 2025     5 min.
MaaS: la revolución digital que quiere liberar a las ciudades del coche privado

La Movilidad como Servicio (MaaS) integra en una sola app transporte público, taxis, VTC, micromovilidad y coche compartido. Una solución que reduce tráfico, emisiones y apuesta por la sostenibilidad urbana.

La movilidad urbana está viviendo una transformación profunda impulsada por la tecnología, la digitalización y la urgencia climática. Uno de los conceptos que más fuerza ha tomado en los últimos años es la Movilidad como Servicio (MaaS, por sus siglas en inglés). Se trata de un modelo que integra en una única plataforma digital diferentes medios de transporte —tanto públicos como privados— y permite al usuario pagar de forma unificada sus desplazamientos.

La ingeniera chilena Carolina Sánchez, presidenta de la Asociación Iberoamericana de Movilidad Urbana para la Sostenibilidad (Asimus), lo explica de manera sencilla: “La Movilidad como Servicio se refiere a la integración de los distintos medios de transporte en una sola plataforma digital y con un solo pago”.

Con ello, MaaS cuestiona la necesidad de mantener el vehículo particular como principal opción para moverse por la ciudad. En la práctica, significa poder planificar un trayecto en autobús, combinarlo con un tramo en bicicleta pública y finalizarlo en un taxi, todo ello gestionado desde una misma aplicación móvil y con un solo abono.

Un cambio de mentalidad

La intermodalidad es la clave: combinar transporte público (metro, bus, tranvía), con servicios colectivos (VTC como Uber o Cabify, taxis, carsharing) y opciones de micromovilidad (bicicletas, scooters o patinetes eléctricos). Esta fórmula ofrece más eficiencia en tiempo, menor gasto energético y una reducción significativa de la huella de carbono.

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El modelo se alinea con la economía de la suscripción, pues muchos servicios funcionan mediante abonos mensuales o anuales que permiten al usuario un uso flexible y adaptado a sus necesidades. La consecuencia directa es la disminución del número de coches privados en circulación, con beneficios en la calidad del aire, reducción de atascos y menor presión sobre el espacio urbano.

El Estudio Global de Consumidores de Automoción 2025 de Deloitte confirma la tendencia: el 47 % de los jóvenes españoles entre 18 y 34 años está dispuesto a renunciar a tener coche propio si cuenta con buenas soluciones de MaaS. En Italia la cifra es del 42 %, y en Reino Unido del 37 %. En cambio, italianos y franceses son los que más utilizan coche a diario, con un 49 % y un 44 %, respectivamente.

Una tendencia en crecimiento

Según el portal Markets&Data, la Movilidad como Servicio crecerá a un ritmo del 15,26 % anual hasta 2032, cuando alcanzará los 276.100 millones de dólares. El impulso viene dado por la urbanización acelerada, la densidad poblacional en grandes urbes, la expansión de la cobertura 4G y 5G y la universalización de los teléfonos inteligentes.

Para Carolina Sánchez, MaaS es más que una herramienta tecnológica: “Es una manera distinta de pensar la ciudad”. Cita el caso de Santiago de Chile, donde ya funciona la app de la Red Metropolitana de Movilidad para planificar traslados en transporte público, al tiempo que se ha impulsado la electromovilidad y el urbanismo táctico para pacificar calles céntricas como la Bandera, hoy exclusiva para peatones y ciclistas.

Sin embargo, aclara que la clave está en la concienciación ciudadana y en el papel de las administraciones públicas, que deben acompañar la transición. La investigación del Politécnico de Turín refuerza esta visión: aunque las iniciativas privadas pueden implementar MaaS con rapidez, la gobernanza pública es esencial para garantizar integración, estabilidad y altas tasas de adopción.

El caso pionero de Helsinki

Europa es el terreno donde MaaS ha florecido con mayor fuerza. El Observatorio de Movilidad Urbana de la UE destacó en 2018 el ejemplo de Helsinki, considerada pionera gracias a tres factores: una potente red de transporte público, restricciones al vehículo privado (escasez de espacio y de aparcamientos) y una legislación favorable.

El catalizador fue la aplicación Whim, presentada en 2017 como la primera solución integral de MaaS en el mundo. Aunque la empresa quebró, abrió camino a ciudades como Estocolmo, Ámsterdam, Viena, Múnich o Berlín, donde hoy se desarrollan proyectos similares.

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Este impulso europeo contrasta con la realidad en América Latina, donde la falta de infraestructura, educación vial y marcos regulatorios limita la expansión de MaaS. “En México no termina de ser una prioridad y en Perú apenas se escuchan intentos de implementación”, señala Sánchez.

Retos en el Sur Global

La implantación de MaaS en países en desarrollo enfrenta obstáculos adicionales. Una revisión bibliográfica de Joao F. Bigotte (Universidad de Coimbra) y Marc Hasselwander (Centro Aeroespacial Alemán) concluyó que el modelo, surgido en ciudades altamente desarrolladas, debe adaptarse a contextos con sistemas de transporte público insuficientes, baja digitalización y marcos regulatorios frágiles.

La falta de cooperación entre actores públicos y privados, sumada a las dificultades financieras para construir infraestructuras, ralentiza la transición. Los investigadores apuntan a que solo con voluntad política y apoyo del sector privado MaaS puede convertirse en una solución viable y transformadora en el Sur Global.

Una oportunidad de transformación

En términos prácticos, MaaS puede ser la herramienta que reconcilie sostenibilidad, tecnología y calidad de vida urbana. Al reducir la dependencia del coche particular, mejora la movilidad de millones de personas, reduce emisiones contaminantes y libera espacio en las ciudades para usos más sociales: plazas, parques, áreas peatonales.

Pero el reto no es menor: requiere inversiones en transporte público, digitalización e infraestructuras, así como un cambio cultural que incentive a los ciudadanos a dejar el coche en casa. El éxito dependerá de la capacidad de los gobiernos locales para crear marcos regulatorios claros, y de la colaboración con operadores privados que ya están innovando en este campo.

La experiencia demuestra que cuando el transporte público es fiable y asequible, y las alternativas de micromovilidad están integradas en una plataforma digital sencilla, los ciudadanos adoptan con rapidez nuevos hábitos.

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