Mareos en los coches eléctricos: el reto inesperado de la movilidad sin emisiones

Alberto Noriega     14 octubre 2025     6 min.
Mareos en los coches eléctricos: el reto inesperado de la movilidad sin emisiones

Cada vez más pasajeros denuncian mareos y náuseas en coches eléctricos por su aceleración, frenado regenerativo y falta de vibraciones.

Phil Bellamy estaba convencido de que su nuevo coche eléctrico sería un avance en comodidad y sostenibilidad. Silencioso, suave y moderno, parecía perfecto para los trayectos diarios. Sin embargo, pronto descubrió que su hija adolescente lo detestaba: cada mañana, en apenas 10 minutos de camino a la escuela, sufría mareos intensos. La situación se repitió con su segunda hija, hasta el punto de que ambas se niegan a subir al vehículo sin tomar pastillas para el mareo.

La experiencia de Bellamy no es un caso aislado. En redes sociales y foros de usuarios, cada vez más pasajeros reportan náuseas, mareo y malestar en coches eléctricos, aunque no tengan problemas similares en vehículos de combustión. Los científicos empiezan a estudiar este fenómeno, que amenaza con convertirse en un reto de diseño para la industria automovilística.

¿Por qué los coches eléctricos provocan más mareos?

Las investigaciones apuntan a varios factores específicos de los coches eléctricos. En primer lugar, la aceleración instantánea. A diferencia de los motores de combustión, que aumentan la velocidad de manera más gradual, los eléctricos responden de inmediato al acelerador, generando una sensación de empuje inesperada que puede desequilibrar el sistema vestibular de los pasajeros.

A esto se suma el frenado regenerativo, que utiliza el motor para recuperar energía y desacelerar el coche sin necesidad de pisar el freno. Este tipo de frenada es menos predecible para los pasajeros, que sienten cambios constantes en la inercia del vehículo.

Un tercer elemento es el silencio del motor. En los coches tradicionales, el ruido y la vibración del motor actúan como señales sensoriales que ayudan al cerebro a anticipar el movimiento. En un EV, estas referencias desaparecen, dejando a los pasajeros sin pistas para sincronizar lo que ven con lo que sienten.

Un estudio realizado en China —el mayor productor mundial de vehículos eléctricos— confirmó que los pasajeros experimentaban síntomas de mareo más intensos en coches eléctricos que en los de gasolina o diésel.

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Testimonios de pasajeros: del malestar al rechazo

El caso de Atiah Chayne, creadora de contenido en Londres, ilustra la dimensión del problema. Este verano, tras pedir varios Ubers eléctricos, comenzó a sentir lo que describió como una “náusea extrema” que aparecía al minuto de iniciar el trayecto y no desaparecía hasta bajarse del coche.

“Era insoportable. Bajaba la ventanilla para tomar aire, intentaba distraerme con el móvil, pero el malestar era constante. Si el trayecto era de 20 minutos, los iba contando de uno en uno hasta poder salir”, contó en TikTok. Ahora evita viajar en vehículos eléctricos cuando utiliza transporte compartido.

Para Bellamy, la situación es frustrante. “A mí me encanta conducir mi coche eléctrico: es suave, responde mejor y no tengo que perder tiempo en gasolineras”, dice. Pero reconoce que la aversión de su familia le ha hecho replantearse la compra. Incluso probó con un modelo distinto, pero el problema persistió.

Lo que dice la ciencia: anticipar el movimiento

Según John Golding, profesor de psicología aplicada en la Universidad de Westminster, el mareo en vehículos se produce sobre todo cuando el pasajero no puede anticipar los movimientos del coche. Los conductores rara vez sufren mareos porque tienen el control del volante, pero los ocupantes del asiento trasero son especialmente vulnerables.

“En el caso de los eléctricos, esa pérdida de referencias sensoriales aumenta el problema. Si no escuchas el motor ni sientes vibraciones, y de repente el coche acelera o frena de forma brusca, tu cerebro entra en conflicto entre lo que perciben tus ojos y tu oído interno”, explica Golding.

El experto señala que este fenómeno podría agravarse con la llegada de los coches autónomos, donde todos los ocupantes serían pasajeros sin control del movimiento. Por eso, los fabricantes ya están explorando soluciones, como asientos que emiten pequeñas vibraciones para anticipar giros o frenadas, ayudando al cuerpo a prepararse.

Estrategias para reducir el mareo

Aunque no existe una solución definitiva, los especialistas ofrecen varias recomendaciones prácticas. La más sencilla es viajar en el asiento delantero, con una visión clara de la carretera, lo que ayuda a predecir el movimiento. En cambio, mirar el móvil o leer empeora los síntomas.

Otra estrategia es ventilar el coche y respirar aire fresco, ya que los espacios cerrados intensifican la sensación de náusea. Los fármacos tradicionales contra el mareo —en pastillas o parches— también son efectivos si se toman antes del viaje.

Algunas personas recurren a pulseras de acupresión, que presionan un punto específico de la muñeca. Aunque los estudios apuntan a que su eficacia se debe sobre todo al efecto placebo, Golding recuerda que “el placebo puede ser muy potente: si a alguien le funciona, no hay razón para descartarlo”.

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Más sorprendente es un método experimental propuesto por investigadores de la Universidad de Nagoya (Japón): escuchar un sonido de 100 Hz durante un minuto, que estimula la parte del oído interno que detecta la gravedad y la aceleración, reduciendo los síntomas en pruebas controladas.

Un reto para la industria automovilística

Los fabricantes de automóviles no son ajenos a este problema. El auge del coche eléctrico coincide con la mayor transformación de la movilidad en un siglo, y un fallo en la experiencia de confort de los pasajeros podría frenar su adopción.

Algunas marcas ya investigan cómo ajustar la aceleración y la frenada regenerativa para hacerlas más progresivas y menos bruscas. Otras prueban con sistemas de sonido artificial que imitan el ruido de un motor, ofreciendo así referencias sensoriales adicionales.

Sin embargo, cualquier solución deberá equilibrar el confort de los pasajeros con la eficiencia energética, uno de los principales atractivos de los vehículos eléctricos.

El lado oculto de la movilidad verde

Los mareos en los coches eléctricos revelan un aspecto poco discutido de la transición hacia la movilidad sin emisiones. Si bien los EVs prometen reducir la contaminación y la dependencia de combustibles fósiles, también plantean retos inesperados en ergonomía y salud.

Los expertos coinciden en que no se trata de un obstáculo insalvable, pero sí de un factor que debe abordarse para garantizar que la transición energética sea aceptada socialmente. “Nadie debería tener que elegir entre cuidar el planeta y viajar sin náuseas”, resume Golding.

En última instancia, el éxito del coche eléctrico dependerá no solo de su sostenibilidad, sino también de su capacidad para ofrecer una experiencia cómoda y segura a todos los pasajeros. Y eso significa que los fabricantes tendrán que escuchar no solo a los conductores, sino también a quienes, sentados en el asiento trasero, cuentan los minutos hasta llegar a destino.

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