Médicos pierden habilidades tras usar IA, revela estudio alarmante

Un estudio clínico revela que el uso de IA en medicina reduce la capacidad diagnóstica de los médicos, generando alarma en la comunidad científica.
Un estudio clínico publicado en The Lancet Gastroenterology & Hepatology ha confirmado por primera vez que el uso continuo de inteligencia artificial reduce habilidades esenciales en médicos experimentados. La investigación, llevada a cabo en Polonia, analizó más de 1.400 colonoscopias y mostró una caída del 20 % en la tasa de detección de lesiones precancerosas tras solo tres meses de exposición a sistemas de IA. El hallazgo sugiere que los profesionales se están volviendo dependientes de la tecnología en tareas críticas. Este fenómeno plantea serias dudas sobre el uso rutinario de IA en hospitales y clínicas, justo cuando se acelera su integración global.
El precio clínico de la dependencia digital
Un dato lo resume todo: de un 28,4 % a un 22,4 % en la tasa de detección de adenomas precancerosos sin IA, tras solo tres meses de uso asistido. Una caída del 20 % en la capacidad diagnóstica, según los investigadores, atribuible directamente a la dependencia tecnológica. Este fenómeno, descrito como “descalificación”, sugiere que cuanto más se usa la IA, más se pierde el “ojo clínico” humano.
El estudio fue liderado por el Dr. Marcin Romanczyk, de la Academia de Silesia, y se centró en cuatro centros médicos de Polonia entre 2021 y 2022. Participaron endoscopistas altamente experimentados —todos con más de 2.000 colonoscopias previas—, por lo que el deterioro no puede atribuirse a falta de pericia. “Es la primera evidencia clínica de que la IA puede hacer que los médicos empeoren en tareas que antes dominaban”, aseguró Romanczyk. El impacto se midió específicamente cuando los médicos volvían a realizar procedimientos sin el sistema de asistencia, revelando una pérdida clara de capacidades.
Este efecto, aunque documentado en simulaciones anteriores, nunca se había confirmado en condiciones clínicas reales. La investigación marca un punto de inflexión en el debate sobre cuánto debe intervenir la inteligencia artificial en las decisiones médicas.
El debate se enciende: ¿culpa de la IA o de las condiciones laborales?
Las reacciones del sector no se han hecho esperar. Mientras algunos ven la pérdida de habilidades como un efecto inevitable de la automatización, otros piden una lectura más matizada. El profesor Venet Osmani, de la Queen Mary University of London, apuntó que el número de colonoscopias casi se duplicó tras introducir la IA, lo que pudo haber influido. “Quizá estamos viendo fatiga, no descalificación”, sugirió.
Sin embargo, la respuesta de otros expertos fue más directa. El Dr. Omer Ahmad, del University College London, declaró que “este estudio es una advertencia. Si los médicos pierden capacidad diagnóstica en meses, la medicina basada en IA necesita reglas muy claras.” Otros recordaron que la dependencia de la tecnología también conlleva vulnerabilidad: si falla la IA, el médico ya no está preparado para actuar solo.
Y eso no es ciencia ficción. La Dra. Catherine Menon, de la Universidad de Hertfordshire, alertó que los médicos acostumbrados a sistemas de apoyo tendrán un desempeño inferior si estos dejan de estar disponibles por ciberataques o fallos técnicos. Esta fragilidad sistémica convierte un avance en una posible amenaza.
Más allá del quirófano: un dilema global en salud digital
Este estudio no es un caso aislado. Investigaciones en otras áreas, como la psicología clínica o la cardiología, han comenzado a detectar fenómenos similares. Un estudio de 2024 en Clinical Psychological Science encontró que los asistentes cognitivos de IA causaban una mayor degradación de habilidades humanas que los sistemas automatizados convencionales. La IA, en lugar de extender la mente humana, podría estar atrofiándola.
Los sistemas de salud se enfrentan a una encrucijada. Mientras algunas organizaciones médicas —como la BMJ Rapid Recommendations— desaconsejan el uso rutinario de IA en tamizaje de colonoscopias, otras como la Sociedad Europea de Endoscopia Gastrointestinal la promueven, basándose en preferencias hipotéticas del paciente, no en datos de desempeño médico.
Esta incoherencia en las guías clínicas internacionales refleja una tensión fundamental: la necesidad de adoptar nuevas tecnologías sin sacrificar la autonomía y la pericia del profesional humano. El estudio polaco no ofrece una respuesta definitiva, pero evidencia que el equilibrio actual puede estar fallando.
Cuando el médico confía más en la máquina que en su intuición
¿Hasta qué punto un médico debería ceder su juicio clínico a un algoritmo? El caso de las colonoscopias asistidas por IA deja una pregunta inquietante: si la tecnología desaparece, ¿el médico sabrá aún mirar, ver y diagnosticar?
El hallazgo de Romanczyk y su equipo apunta a una peligrosa paradoja: la IA mejora los resultados a corto plazo, pero degrada al profesional a largo plazo. Si no se controla, corremos el riesgo de crear sistemas de salud ultraeficientes pero frágiles, donde el fallo de un servidor pueda desencadenar una cadena de errores humanos.
La inteligencia artificial no debe eliminar la inteligencia humana, sino amplificarla. Pero ese equilibrio no ocurre por sí solo: necesita diseño ético, formación continua y límites claros. No se trata solo de introducir tecnología, sino de saber cuándo y cómo usarla. Porque un médico que deja de observar se convierte, sin saberlo, en operador de una máquina. Y cuando la máquina se apaga, ya no queda nadie que sepa curar.
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