Nutrir antes de operar: la intervención que reduce un 75% las complicaciones en cirugía infantil
Un ensayo clínico demuestra que la nutrición preoperatoria reduce un 75% las complicaciones graves en niños con enfermedad intestinal.
Un nuevo ensayo clínico multicéntrico ha demostrado que la nutrición preoperatoria reduce drásticamente las complicaciones graves tras cirugía intestinal en niños. El estudio, publicado el 18 de diciembre en Nature Communications, se centró en pacientes pediátricos con enfermedad de Hirschsprung, una patología rara pero potencialmente mortal. Los niños que recibieron soporte nutricional dirigido antes de la cirugía presentaron un 75% menos de riesgo de desarrollar enterocolitis postoperatoria. Los resultados aportan evidencia clínica de máximo nivel para integrar la nutrición como parte estándar del tratamiento quirúrgico.
Una intervención simple con impacto clínico profundo
Durante años, la nutrición ha sido considerada un factor secundario en la preparación quirúrgica pediátrica. El nuevo ensayo controlado aleatorizado desmonta esa visión. Realizado en siete hospitales terciarios de China entre enero de 2021 y octubre de 2022, el estudio incluyó 110 niños con enfermedad de Hirschsprung identificados como de alto riesgo nutricional mediante la herramienta STRONGkids.
Los resultados son contundentes. Los pacientes que recibieron soporte nutricional estructurado durante 7 a 14 días antes de la cirugía de descenso intestinal mostraron una reducción del 75% en el riesgo de desarrollar enterocolitis asociada a Hirschsprung (HAEC) en los tres meses posteriores a la intervención. La incidencia cayó del 29,09% en el grupo de atención estándar al 7,27% en el grupo de intervención, una reducción absoluta del riesgo del 21,82%.
En términos clínicos, esto supone un cambio radical. La HAEC es una de las complicaciones más temidas tras la cirugía, responsable de reingresos frecuentes, estancias prolongadas y una mortalidad que puede alcanzar el 10% en los casos más graves.
Nutrición personalizada, no genérica
El estudio no se limitó a “alimentar más” a los pacientes. El grupo de intervención recibió planes nutricionales individualizados, con objetivos energéticos específicos según su estado basal. En los niños desnutridos, la ingesta se fijó en 130–150 kcal/kg/día, recurriendo a fórmulas especializadas hipercalóricas cuando fue necesario.
Este enfoque permitió que, el día de la cirugía, los pacientes del grupo nutricional presentaran mejores puntuaciones z de peso para la edad y de IMC para la edad en comparación con el grupo control. Es decir, llegaron al quirófano en mejores condiciones fisiológicas para afrontar el estrés quirúrgico.
Menos complicaciones, recuperación más rápida
La mejora del estado nutricional tuvo efectos directos en la evolución postoperatoria. La estancia hospitalaria media se redujo de 12 a 10 días, un dato especialmente relevante en pediatría, donde cada día de hospitalización adicional implica mayor riesgo de infecciones y carga emocional para las familias.
Además, al mes de la cirugía, los niños que habían recibido nutrición preoperatoria presentaban niveles más altos de albúmina sérica, un marcador clave de estado nutricional y capacidad de cicatrización. Las complicaciones globales también fueron significativamente menores: 9,09% frente a 23,64% al mes y 14,55% frente a 36,36% a los tres meses.
Una enfermedad rara con riesgos muy reales
La enfermedad de Hirschsprung afecta aproximadamente a 1 de cada 5.000 nacidos vivos. Se caracteriza por la ausencia de células nerviosas en segmentos del intestino grueso, lo que provoca una obstrucción funcional severa. El tratamiento es quirúrgico, pero incluso tras una cirugía técnicamente exitosa, los riesgos persisten.
La enterocolitis asociada a Hirschsprung sigue siendo una amenaza frecuente. Estudios previos han demostrado que puede aparecer en hasta el 50% de los pacientes en los meses posteriores a la cirugía. La inflamación, la sepsis y la deshidratación rápida convierten esta complicación en una urgencia médica potencialmente letal.
La desnutrición como factor de riesgo modificable
Investigaciones anteriores ya habían señalado que la desnutrición es común en estos pacientes al ingreso hospitalario y que un bajo peso para la edad se asocia de forma independiente con mayor riesgo de HAEC. Sin embargo, hasta ahora faltaban datos sólidos que demostraran que corregir activamente el estado nutricional antes de la cirugía cambiaba los resultados.
Este ensayo llena ese vacío. Al identificar la nutrición como un factor de riesgo modificable, el estudio introduce una variable de intervención clara, medible y relativamente barata frente a otras estrategias más complejas o invasivas.
Implicaciones para los protocolos quirúrgicos
El impacto potencial va más allá de la enfermedad de Hirschsprung. Los autores señalan que la cirugía pediátrica ha subestimado históricamente el papel de la nutrición, especialmente en patologías congénitas del aparato digestivo.
Integrar un periodo breve de soporte nutricional estructurado antes de la cirugía podría convertirse en un nuevo estándar de atención, no solo en China, sino a nivel global. El ensayo fue registrado en ClinicalTrials.gov (NCT04598841), lo que refuerza su transparencia y validez metodológica.
Coste bajo, beneficio alto
Desde una perspectiva de sistemas sanitarios, la intervención resulta especialmente atractiva. Reducir complicaciones, acortar estancias hospitalarias y evitar reintervenciones tiene un impacto directo en costes, además de mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
En un contexto de presión creciente sobre la cirugía pediátrica, la nutrición emerge como una herramienta terapéutica infrautilizada pero de enorme potencial.
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