Los océanos no aguantan más: así fue la cumbre de la ONU que quiere salvarlos

Alberto Noriega     27 junio 2025     5 min.
Los océanos no aguantan más: así fue la cumbre de la ONU que quiere salvarlos

La cumbre de los océanos en Niza deja avances en áreas marinas protegidas, moratoria minera y apoyo al tratado global del plástico.

Más de 60 líderes mundiales y 15.000 delegados participaron en la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos. Se celebró en junio de 2025 en Niza, Francia para lograr acuerdos que frenen la degradación marina, desde la minería profunda hasta la crisis del plástico. El encuentro dejó avances significativos pero también vacíos que ponen en duda su impacto real.

Alta mar, el gran campo de batalla

El Tratado de Alta Mar está más cerca de entrar en vigor. Diecinueve países lo ratificaron durante la conferencia, elevando el total a 50 de los 60 necesarios. Este acuerdo, adoptado en 2022, es el primero en proteger la biodiversidad marina en aguas internacionales, que representan más del 60% del océano global.

La directora de la Alianza de Alta Mar, Rebecca Hubbard, fue tajante: “el poder del tratado está en su número de adhesiones”. Las nuevas ratificaciones incluyen a Albania, Bahamas, Fiji, Indonesia, Liberia y Vietnam, entre otros. Una vez que se alcance el umbral de 60, el tratado entrará en vigor en un plazo de 120 días.

El tratado obliga a evaluar los impactos ambientales de cualquier actividad en alta mar. Esto implica desde pesca industrial hasta la instalación de infraestructuras, en línea con los principios del Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). Se espera que esto impulse la creación de nuevas áreas marinas protegidas (AMP) fuera de las jurisdicciones nacionales.

Reservas marinas: avances, pero insuficientes

El 30% de protección para 2030 es el gran objetivo global, pero apenas el 8% del océano está actualmente designado como AMP, y solo el 2,8% cuenta con protección efectiva. En Niza, Francia y Polinesia Francesa anunciaron la creación del área marina protegida más grande del mundo: 5 millones de km², de los cuales 1,1 millones serán zonas altamente protegidas.

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Chile, Colombia y Tanzania también ampliaron sus AMP, pero las voces críticas piden más ambición. Catherine Weller, de Flora & Fauna International, advirtió que “la calidad importa tanto como la cantidad”. Exigió poner fin al arrastre de fondo en las zonas protegidas y colaborar con comunidades pesqueras locales.

Minería submarina: Macron pide cordura

Uno de los temas más candentes fue la minería en aguas profundas. Emmanuel Macron, presidente de Francia, calificó esta práctica como una “locura” y pidió una moratoria global urgente. Cuatro países se sumaron al llamado, elevando el total a 37.

La delegación de Greenpeace consideró que, sin compromisos vinculantes, los avances son “vacíos”. Su portavoz Megan Randles criticó que “las palabras bonitas en Niza deben convertirse en acción real” y emplazó a los países a decidir en Kingston, Jamaica, el mes próximo, donde la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos continuará las negociaciones.

Estados Unidos se ausentó políticamente de la conferencia, enviando solo observadores. Bajo la administración Trump, el país ha revertido protecciones marinas y apuesta por explotar comercialmente recursos en el Pacífico, incluyendo áreas previamente protegidas por sus arrecifes y especies en peligro.

Arrecifes de coral: un fondo para lo que queda

Con más del 83% de los arrecifes del planeta sufriendo blanqueamiento, la ONU lanzó un llamado urgente. Once países, entre ellos Indonesia, Panamá y Tanzania, firmaron un compromiso para identificar y proteger arrecifes resilientes al clima e integrarlos en sus planes nacionales de conservación.

Además, donantes como Noruega, Reino Unido y Alemania comprometieron 25 millones de dólares al Fondo Global para los Arrecifes de Coral, que ya ha financiado más de 100 proyectos y protegido más de 10 millones de hectáreas.

Pradeep Kurukulasuriya, de la ONU, celebró las nuevas contribuciones, pero subrayó que “la urgencia requiere más que filantropía: necesitamos inversiones sistémicas”. Los arrecifes sostienen al menos el 25% de la biodiversidad marina y sus servicios ecosistémicos están valorados en hasta 9,9 billones de dólares.

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Plásticos y tratados que aún no llegan

Uno de los grandes ausentes fue el tan esperado Tratado Global sobre Plásticos, cuyas negociaciones se estancaron en diciembre. Sin embargo, 95 países reiteraron su apoyo durante la cumbre. Francia presionó con fuerza: “debemos abordar todo el ciclo de vida del plástico, desde la producción hasta el desecho”, declaró la ministra Agnès Pannier-Runacher.

Cada año, más de 8 millones de toneladas de plásticos acaban en los océanos. No se degradan, se fragmentan en microplásticos y se acumulan durante siglos. El próximo intento por avanzar será en Ginebra, en agosto. Para muchos, ese será el verdadero termómetro del compromiso global.

Lo que flota bajo las promesas

La Conferencia de Niza deja progresos tangibles, pero también un déjà vu. Una vez más, el mundo parece más hábil firmando tratados que cumpliéndolos. La ratificación del Tratado de Alta Mar avanza, sí, pero su implementación efectiva dependerá de voluntad política, vigilancia internacional y financiación robusta. Lo mismo vale para las áreas marinas protegidas: sin control, pueden convertirse en “zonas protegidas solo en el papel”.

Más preocupante aún es el doble discurso de grandes potencias como EE. UU., que promueven la explotación de recursos mientras se ausentan de los foros de cooperación. Frente a eso, países insulares y del sur global están tomando la delantera, creando reservas marinas, deteniendo proyectos mineros y defendiendo los arrecifes que sostienen su economía y su cultura.

En un planeta que se calienta y un océano que se asfixia, las declaraciones ya no bastan. La próxima ola debe ser de acción. Y debe llegar antes de que el mar lo devuelva todo.

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