El primer vuelo eléctrico de pasajeros aterriza con éxito en jfk

El primer vuelo 100% eléctrico de pasajeros aterriza en JFK: BETA Technologies logra un hito en aviación sostenible con su avión ALIA CTOL.
BETA Technologies ha hecho historia al completar con éxito el primer vuelo de pasajeros totalmente eléctrico hasta el aeropuerto JFK de Nueva York, marcando un antes y un después en la aviación comercial sostenible. El trayecto, de 45 minutos, despegó desde East Hampton con cuatro pasajeros y aterrizó a las 11:13 a. m. como parte de un programa de innovación liderado por la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey. Con este hito, BETA demuestra que la movilidad aérea avanzada ya no es un concepto futurista, sino una realidad volando sobre nuestras cabezas. El evento refuerza las alianzas clave con empresas como Blade Air Mobility, que buscan sustituir los helicópteros contaminantes por aeronaves silenciosas y limpias.
Cifras que aterrizan el futuro
El protagonista del vuelo fue el ALIA CX300 CTOL, un avión eléctrico de despegue y aterrizaje convencional con capacidad para cinco pasajeros y un piloto. Con una envergadura de 15 metros y una velocidad máxima de 270 km/h, este modelo ha demostrado una autonomía de 336 millas náuticas por carga, superando ampliamente lo necesario para trayectos regionales.
El impacto económico y ambiental es notable: el coste operativo por hora es de solo 18 dólares, frente a los 347 dólares de un Cessna 208, y genera un 75 % menos de emisiones. Alimentado por un único motor eléctrico H500A, puede recargarse en menos de una hora y no requiere combustible fósil ni mantenimiento mecánico intensivo.
Este avance técnico se suma a un diseño de cabina funcional de 200 pies cúbicos, ideal tanto para pasajeros como para carga. A diferencia de aeronaves tradicionales, utiliza un sistema de control fly-by-wire con joystick lateral, eliminando los pedales de timón. Según BETA, el modelo de producción será algo más grande y volará entre 1.500 y 3.000 metros de altitud, cubriendo rutas que hoy dependen de aviones contaminantes o de helicópteros ruidosos.
Vuelo histórico con testigos de la industria
El vuelo del 3 de junio de 2025 fue más que un logro técnico: fue una declaración pública. A bordo del ALIA viajaban figuras destacadas como Matt Koscal, presidente de Republic Airways, y Rob Wiesenthal, CEO de Blade Air Mobility, junto con el piloto de prueba de BETA. Los ejecutivos vivieron en primera persona cómo se transforma la aviación.
El vuelo fue parte de una convocatoria lanzada por la Port Authority en 2023 para invitar a empresas a demostrar tecnologías emergentes en sus aeropuertos. La respuesta de BETA culminó con un aterrizaje sin emisiones ni ruido en uno de los hubs más transitados del mundo.
Tras el aterrizaje, Wiesenthal declaró: «Este vuelo demuestra que el transporte silencioso y libre de carbono ya es posible«, mientras que Kyle Clark, CEO de BETA, celebró que «la movilidad aérea avanzada ya está aquí». Con esta frase, Clark resume seis años de desarrollo, pruebas y vuelos pioneros que buscan aliviar la congestión urbana y reducir el impacto ambiental del transporte aéreo.
Alianzas para conquistar el cielo limpio
Esta hazaña es solo una pieza dentro de una estrategia más amplia de colaboración entre BETA y Blade Air Mobility. Desde 2021, ambas compañías trabajan para sustituir los helicópteros convencionales por aeronaves eléctricas como el ALIA-250 eVTOL. En 2023, ya habían logrado una prueba conjunta en White Plains (Nueva York), donde el ALIA voló junto a un helicóptero para demostrar su perfil de ruido: diez veces más silencioso.
Blade ha acordado la compra de hasta 20 ALIA-250 y está adaptando su red de terminales para integrarlos. BETA, por su parte, se ha comprometido a instalar la infraestructura de carga necesaria para operar estos vuelos de forma regular. El objetivo es claro: transformar la movilidad aérea urbana de lujo en un servicio sostenible.
Según Clark, esta colaboración no solo representa un cambio tecnológico, sino un cambio de paradigma: pasar del cielo ruidoso y contaminante al cielo limpio y eficiente. Es una apuesta por la tecnología como motor de transformación urbana, y cada nuevo vuelo eléctrico consolida esa visión.
Más silencioso que un susurro, más ambicioso que un jet
El aterrizaje del ALIA en JFK no solo marca un antes y un después en la aviación regional: marca un cambio de mentalidad. Si en 2020 la idea de aviones eléctricos era una utopía, hoy los vemos descender en aeropuertos internacionales con pasajeros reales. Esto obliga a repensar no solo el transporte, sino la planificación urbana, la regulación del espacio aéreo y el diseño de infraestructuras.
El reto será escalar: ¿podrán estos vuelos competir con jets ejecutivos o incluso con aviones comerciales de corto radio? ¿Se transformarán aeropuertos como JFK en estaciones de recarga tan comunes como hoy lo son las gasolineras? Por ahora, BETA demuestra que la barrera técnica ya ha sido superada. Lo que sigue es una carrera regulatoria, industrial y cultural.
En una época donde volar se asocia con culpa climática, el ALIA no solo vuela: absuelve. Su zumbido silencioso podría convertirse en el nuevo sonido del progreso. Y si el siglo XX fue el del jet, el XXI podría ser el de la hélice eléctrica. La era del cielo limpio ha comenzado.
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