Restauran la memoria al reactivar las mitocondrias cerebrales

Alberto Noriega     11 agosto 2025     4 min.
Restauran la memoria al reactivar las mitocondrias cerebrales

Científicos franceses revierten la pérdida de memoria en ratones con demencia al reactivar las mitocondrias cerebrales con una nueva herramienta genética.

Un nuevo estudio publicado en Nature Neuroscience ha demostrado que restaurar la energía de las mitocondrias cerebrales puede revertir la pérdida de memoria en modelos animales de demencia. El hallazgo, liderado por científicos franceses del Inserm y la Universidad de Burdeos, utilizó una innovadora herramienta genética para estimular directamente la producción mitocondrial en neuronas afectadas. El experimento logró que ratones con Alzheimer y demencia frontotemporal recuperaran su memoria en cuestión de horas. Este avance redefine el papel de las mitocondrias en enfermedades neurodegenerativas y podría abrir una vía hacia tratamientos energéticos de precisión.

Reescribiendo las bases de la neurodegeneración

Los investigadores desarrollaron una herramienta pionera, mitoDREADD-Gs, que permitió estimular de forma localizada y precisa las mitocondrias —las “centrales energéticas” de las células— dentro de neuronas específicas. Mediante esta técnica, se restableció la producción de energía en el cerebro y, con ello, la memoria en ratones afectados por enfermedades neurodegenerativas.

En modelos animales con Alzheimer y demencia frontotemporal, la activación del receptor genético restauró tanto la función mitocondrial como el rendimiento en pruebas de memoria, demostrando un vínculo directo y causal. Giovanni Marsicano, codirector del estudio, afirmó:

“Es la primera vez que demostramos que la disfunción mitocondrial no es solo consecuencia, sino posible causa de la pérdida de memoria en estas enfermedades”.

Este descubrimiento desafía décadas de consenso científico. Hasta ahora, se asumía que el daño energético era una secuela tardía de la neurodegeneración, no su origen. Este giro de perspectiva sugiere que el deterioro cognitivo podría detenerse —e incluso revertirse— si se restaura a tiempo la función energética cerebral.

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Resultados inmediatos con activación genética

Una de las pruebas más llamativas del estudio fue realizada en ratones con memoria deteriorada artificialmente mediante administración de THC, conocido por interferir con la función mitocondrial. Tras activar mitoDREADD-Gs, los ratones recuperaron su memoria en pocas horas, confirmando que el sistema funcionaba incluso en condiciones agudas.

Pero los resultados más prometedores vinieron de modelos genéticos de enfermedades neurodegenerativas humanas, en los que una sola dosis activadora fue suficiente para mejorar de forma medible la memoria. En todas las pruebas conductuales —incluyendo laberintos y reconocimiento de objetos— los ratones tratados mostraron mejoras significativas respecto al grupo control.

El funcionamiento del sistema se basa en un receptor sintético activado por un fármaco que actúa sobre las mitocondrias sin afectar el resto de la célula. Esta precisión subcelular es clave para evitar efectos secundarios y representa una nueva frontera en la terapia dirigida para enfermedades cerebrales.

Obstáculos hacia una terapia humana

A pesar del impacto del estudio, la aplicación clínica está aún lejana. Las mejoras observadas fueron temporales: al cesar la activación del receptor, la memoria volvió a deteriorarse, lo que indica que se necesitaría una estimulación continua o recurrente. Esto plantea problemas técnicos y éticos para su uso en humanos.

Además, mientras que los ratones conservan circuitos neurales funcionales incluso en etapas avanzadas de enfermedad, los cerebros humanos con demencia avanzada presentan una pérdida irreversible de conexiones sinápticas, lo que limitaría los efectos restaurativos del tratamiento.

También existen barreras técnicas serias: actualmente, la activación de mitoDREADD-Gs requiere ingeniería genética y uso de fármacos diseñados, procesos que aún no cuentan con protocolos seguros ni aprobados para pacientes humanos.

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Aun así, el estudio marca una nueva vía terapéutica para trastornos como el Alzheimer, donde la estimulación energética cerebral podría ralentizar el deterioro cognitivo si se detecta y trata en fases tempranas.

El cerebro como batería: una nueva era energética

La investigación abre una provocadora línea de pensamiento: ¿y si la memoria depende, en última instancia, de la energía? La idea de que los recuerdos no solo están codificados en conexiones sinápticas, sino también sostenidos por flujos energéticos precisos, obliga a repensar cómo entendemos el envejecimiento cerebral.

En este nuevo paradigma, las mitocondrias no son meras víctimas colaterales del deterioro, sino actores centrales. Si su funcionamiento puede alterarse —y restaurarse— con precisión, entonces la neurociencia podría estar más cerca que nunca de intervenir antes del colapso neuronal.

Este enfoque energético podría extenderse más allá de la demencia: depresión, esclerosis múltiple y trastornos del desarrollo también han mostrado vínculos con disfunción mitocondrial. El futuro de la medicina cerebral podría no estar solo en la genética ni en la farmacología, sino en el rediseño de la energía celular.

Como un interruptor olvidado, las mitocondrias ofrecen la posibilidad de volver a encender la luz en cerebros que parecían apagados. El reto ahora es transformar ese destello experimental en una vía duradera para recuperar lo perdido.

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