El sol no se pone: llega el solsticio de verano

Alberto Noriega     19 junio 2025     4 min.
El sol no se pone: llega el solsticio de verano

El solsticio de verano 2025 ocurrirá el 20 de junio a las 22:42 (hora del Este), marcando el día más largo del año y el inicio del verano.

Este viernes 20 de junio, el hemisferio norte celebrará su día más largo del año cuando el sol alcance su máxima inclinación. El solsticio ocurrirá a las 22:42, hora del Este, marcando el inicio oficial del verano astronómico. El fenómeno afectará al 90 % de la población mundial que vive al norte del ecuador, desde América hasta Asia. Desde Stonehenge hasta el Círculo Ártico, la humanidad se prepara para rendir tributo al sol en su punto más alto.

Cuando el sol se detiene en el cielo

El solsticio de verano de 2025 tendrá lugar este viernes 20 de junio a las 22:42 (hora del Este), momento exacto en que el eje de la Tierra se inclina lo suficiente como para que el hemisferio norte reciba la máxima cantidad de luz solar del año. Este evento marca el inicio del verano astronómico, diferenciándose del verano meteorológico, que comienza el 1 de junio.

En este instante, la luz solar incide de forma perpendicular sobre el Trópico de Cáncer, una línea imaginaria que atraviesa México, Egipto, Arabia Saudita, India y el sur de China. El sol parece detener su avance hacia el norte y, por unos días, parece «pausarse» en el cielo, como sugiere la raíz latina de la palabra solsticio: solstitium, “el sol se detiene”.

Para quienes se encuentran en el hemisferio sur, el efecto es el inverso: se trata del solsticio de invierno, con el día más corto del año. Mientras en Europa y América se celebran festivales de verano, en Australia y el sur de África comienza la temporada más fría del calendario.

Este fenómeno no se produce exactamente a la misma hora en todos los lugares, debido a la rotación de la Tierra y las diferencias horarias. Por ejemplo, aunque el evento astronómico ocurre a las 2:42 UTC del 21 de junio, en el Reino Unido será a las 3:42 de la madrugada del sábado, por lo que la tradicional observación del amanecer en Stonehenge tendrá lugar el 21.

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Fiestas milenarias para un astro inmortal

El solsticio de verano no es solo un evento astronómico: es un momento cultural y espiritual profundamente arraigado en la historia humana. Monumentos como Stonehenge en Inglaterra, las pirámides de Egipto y el Templo del Sol en Machu Picchu fueron construidos para alinearse con este fenómeno celeste, revelando cómo civilizaciones antiguas observaban el cielo con una precisión asombrosa.

En la actualidad, millones de personas siguen celebrando el solsticio. En Suecia, los festivales de mediados de verano incluyen bailes, flores en el cabello y banquetes al aire libre. En India, el Día Internacional del Yoga reúne a miles en parques y plazas para saludar al sol con asanas. En el Reino Unido, miles se congregarán una vez más en Stonehenge para recibir el amanecer entre los megalitos alineados con precisión milenaria.

Lo que une todas estas tradiciones es la idea de renovación, fertilidad y gratitud por la luz. Durante el solsticio, el sol parece alcanzar su máxima potencia, su zenit espiritual y simbólico, generando un momento único en el calendario anual.

Pronósticos de un verano ardiente

Más allá del simbolismo, el verano de 2025 llega con un pronóstico claro: será caliente. El Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos predice temperaturas entre un 50 % y un 60 % por encima de la media en el noreste del país durante julio. El Almanaque del Granjero anticipa un verano “abrasador” especialmente para Nueva Inglaterra.

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En el Círculo Ártico, el fenómeno conocido como «el Sol de Medianoche» alcanzará su máxima expresión. Allí, el sol nunca se pone del todo, sino que recorre el horizonte de lado a lado durante 24 horas continuas. Esta experiencia, más común en regiones del norte de Noruega, Suecia, Rusia o Alaska, ofrece una mezcla surrealista de mediodía eterno y crepúsculo permanente.

Este año, el espectáculo del solsticio no solo es un recordatorio del poder de nuestra estrella, sino también una advertencia sobre el calentamiento global, que cada verano parece hacerse más palpable en ciudades y paisajes de todo el mundo.

Un reloj solar que aún marca el tiempo

El solsticio es, en esencia, un momento de precisión cósmica en un mundo cada vez más desordenado. Mientras corremos entre calendarios artificiales, plazos laborales y relojes digitales, el movimiento del sol sigue marcando con exactitud ancestral los ritmos de la vida en la Tierra. Es una pausa luminosa, un recordatorio de que aún giramos con los cielos.

A diferencia de los eclipses o las lluvias de meteoros, el solsticio no sorprende: es predecible, constante y universal. Su potencia no está en lo excepcional, sino en su regularidad: cada año, el sol se detiene, la luz se prolonga, y la humanidad—desde los druidas modernos hasta los astrónomos—se detiene a mirar.

En tiempos de crisis climática, urbanización acelerada y desconexión del entorno natural, el solsticio reconecta al ser humano con el cielo. Nos recuerda que el verano no es solo una estación, sino una consecuencia directa de la danza de nuestro planeta alrededor de una estrella que nunca deja de brillar.

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