“Somos agricultores, escúchenos”: Los pequeños agricultores solo reciben el 1% del financiamiento climático mundial

Alberto Noriega     14 diciembre 2024     4 min.
“Somos agricultores, escúchenos”: Los pequeños agricultores solo reciben el 1% del financiamiento climático mundial

El financiamiento climático para agricultores es crucial para regenerar suelos, mitigar el cambio climático y asegurar nuestro futuro alimentario.

En el Día Mundial del Suelo, Anand Ethirajalu, director de programas de Save Soil, destaca la urgencia de canalizar financiamiento climático hacia los agricultores. Los suelos agrícolas son enormes sumideros de carbono, pero su degradación amenaza la seguridad alimentaria y el clima. Con el apoyo necesario, los agricultores pueden adoptar prácticas regenerativas que restauren suelos, aumenten la resiliencia frente al cambio climático y contribuyan a la sostenibilidad global.

Suelos saludables, un arma contra el cambio climático

Los suelos agrícolas, que albergan más carbono que la atmósfera y la vegetación combinadas, tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, según datos de la ONU, el 40% de las tierras del mundo ya están degradadas, lo que reduce su capacidad para almacenar carbono y producir alimentos. Esto no solo exacerba la inseguridad alimentaria, sino que también incrementa la vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos como sequías, inundaciones y olas de calor.

La agricultura regenerativa ofrece una solución prometedora. Esta práctica mejora la salud del suelo al reducir el uso de químicos, diversificar cultivos y mantener la cobertura vegetal, lo que aumenta la retención de carbono y la resiliencia frente a desastres climáticos. Sin embargo, implementar este modelo requiere inversiones iniciales que la mayoría de los pequeños agricultores no pueden afrontar por sí solos. A pesar de constituir el 80% de los agricultores del mundo y producir el 30% de los alimentos globales, estos trabajadores apenas reciben el 1% del financiamiento climático mundial.

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El costo de la transición regenerativa

El cambio hacia la agricultura regenerativa implica desafíos importantes, especialmente durante el periodo de transición. Los cultivos son más vulnerables a plagas y enfermedades mientras los agricultores adoptan nuevas técnicas, lo que eleva los riesgos económicos en un sector ya marcado por márgenes reducidos. Esta precariedad disuade a muchos de apostar por un modelo más sostenible.

Anand Ethirajalu, en su experiencia como agricultor y promotor de Save Soil, subraya que un apoyo financiero mínimo y capacitación pueden marcar la diferencia. En su recorrido por India, ayudó a cientos de agricultores a implementar métodos regenerativos bajo la guía de expertos como el Dr. G. Nammalvar, pionero en agricultura orgánica. Los resultados fueron impactantes: suelos regenerados, cultivos diversificados y familias agrícolas más resilientes, tanto económica como ambientalmente.

Finanzas climáticas: un cambio de prioridades

A pesar de los beneficios comprobados de la agricultura regenerativa, solo el 4% del financiamiento climático global se destina a la agricultura y los sistemas alimentarios. Save Soil y otras ONG líderes proponen políticas claras para revertir esta tendencia. Entre sus recomendaciones destacan:

  • Hacer accesible el financiamiento climático a agricultores que adopten prácticas regenerativas.
  • Incentivar la regeneración de suelos a través de políticas públicas sostenibles.
  • Movilizar inversiones para restaurar tierras degradadas y fomentar resiliencia frente al cambio climático.
  • Incluir la regeneración del suelo en la agenda climática internacional, como se debate en la COP16 de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).

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Agricultura regenerativa: la inversión más inteligente

Invertir en agricultores es una de las estrategias más efectivas para combatir el cambio climático y asegurar nuestro futuro alimentario. Al regenerar suelos, no solo mejoramos la capacidad de las tierras para capturar carbono, sino que fortalecemos la seguridad alimentaria, reducimos la vulnerabilidad de las comunidades rurales y protegemos los ecosistemas globales.

Mientras la COP16 aborda los retos de la desertificación, el llamado es claro: no podemos esperar otras tres décadas para actuar. Financiar la transición agrícola no es solo una cuestión de justicia para los agricultores, sino una decisión estratégica para mitigar los impactos del cambio climático. El futuro de la humanidad está literalmente bajo nuestros pies. ¿Qué estamos esperando?

El suelo como base de la resiliencia climática

Más allá de su función como sumideros de carbono, los suelos saludables desempeñan un papel esencial en la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático. Su capacidad para retener agua ayuda a mitigar el impacto de sequías e inundaciones, mientras que su biodiversidad actúa como una barrera natural contra plagas y enfermedades. Los agricultores que implementan prácticas regenerativas no solo protegen sus tierras, sino que también contribuyen a la estabilidad climática global.

Sin embargo, el acceso limitado a recursos, tecnología y capacitación frena el avance de estos enfoques sostenibles. Por ello, Anand Ethirajalu y el movimiento Save Soil instan a la comunidad internacional a redirigir el financiamiento climático hacia quienes están en primera línea de la crisis ambiental. Esta inversión no solo tiene el potencial de transformar el sector agrícola, sino también de posicionarlo como un aliado clave en la lucha contra el cambio climático.

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