El supuesto hallazgo de vida en el exoplaneta K2-18b enfrenta duras críticas

Alberto Noriega     29 abril 2025     4 min.
El supuesto hallazgo de vida en el exoplaneta K2-18b enfrenta duras críticas

La detección de biofirmas en el exoplaneta K2-18b genera escepticismo, poniendo en duda la evidencia de vida fuera de la Tierra.

Las recientes afirmaciones de investigadores de Cambridge sobre biofirmas en el exoplaneta K2-18b han encendido un intenso debate científico. La detección de moléculas como el sulfuro de dimetilo, tradicionalmente asociado a vida terrestre, ha sido recibida con cautela. El uso de datos del Telescopio James Webb permitió observar posibles firmas biológicas, aunque su interpretación genera controversia. Ahora, expertos cuestionan tanto la metodología utilizada como la solidez estadística de los resultados obtenidos.

Métodos de detección del telescopio Webb

El Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha revolucionado el estudio de atmósferas de exoplanetas mediante técnicas de espectroscopía de transmisión. Esta metodología permite observar las diferencias de espectro cuando un planeta pasa frente a su estrella, aislando las señales químicas que atraviesan su atmósfera.

Instrumentos como el NIRSpec, el NIRISS y el MIRI permiten cubrir un rango de longitudes de onda mucho más amplio que el Hubble. Gracias a esta cobertura, ahora es posible detectar moléculas como el metano, el dióxido de carbono o compuestos más complejos. Además, los modos coronográficos del JWST bloquean la luz estelar directa, facilitando imágenes más nítidas de los exoplanetas.

Controversia sobre el dimetil sulfuro

El anuncio de la detección de sulfuro de dimetilo (DMS) en K2-18b causó entusiasmo inicial, pero la comunidad científica pronto expresó reservas. Aunque la señal mejoró hasta alcanzar un nivel de confianza de 3 sigma, sigue estando por debajo del umbral considerado necesario para un descubrimiento definitivo.

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Otra fuente de controversia es la posibilidad de que el DMS no sea una biofirma inequívoca. Estudios recientes encontraron DMS en cuerpos sin vida como cometas, abriendo la puerta a procesos abióticos alternativos. Además, la concentración observada en K2-18b es miles de veces mayor que en la Tierra, lo que sugiere condiciones completamente distintas.

Significancia estadística de tres sigmas

Un resultado de 3 sigma implica un 99,7% de confianza estadística, pero no alcanza el estándar de 5 sigma exigido para descubrimientos sólidos en física y astronomía. De hecho, los descubrimientos como el bosón de Higgs o las ondas gravitacionales necesitaron superar este umbral más alto.

En el caso de K2-18b, la importancia de tres sigma solo sugiere una evidencia sugestiva, no concluyente. Para afirmaciones extraordinarias como detectar vida fuera de la Tierra, los estándares son aún más rigurosos, buscando minimizar el riesgo de falsos positivos a niveles casi imposibles de alcanzar por casualidad.

Afirmaciones de pruebas endebles

Uno de los puntos más criticados fue la construcción del modelo de análisis, que asumió un “mundo Hycean” sin explorar otras posibilidades. Esta decisión limitó la variedad de compuestos considerados y pudo sesgar los resultados hacia una conclusión favorable.

Además, el hecho de que el DMS también pueda formarse sin vida, como demuestran observaciones en el espacio interestelar, debilita su peso como biofirma. Según las normas de la astrobiología, identificar vida requiere varias líneas de evidencia independientes y no replicables por procesos abióticos, un requisito que los datos de K2-18b no cumplen.

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La importancia de la prudencia científica

Los propios autores del estudio han admitido que sus resultados deben tratarse con cautela. Nikku Madhusudhan, investigador principal, destacó que la ciencia avanza siendo “profundamente escéptica incluso de nuestros mejores datos”.

Este escepticismo no implica descartar la posibilidad de vida, sino evitar interpretaciones apresuradas. La ciencia moderna exige confirmar hallazgos extraordinarios con múltiples observaciones independientes y repetir los experimentos para validar cualquier afirmación.

Implicaciones para futuras exploraciones

Más allá del debate actual, el caso de K2-18b subraya lo difícil que será detectar vida fuera de nuestro planeta. Incluso con instrumentos de última generación como el JWST, distinguir biofirmas reales de imitaciones abióticas representa uno de los mayores desafíos de la astrobiología.

El desarrollo de futuras misiones, como el telescopio LUVOIR o el Observatorio de Mundos Habitables, se verá influenciado por estos debates. Una lección clara es que las estrategias de detección deben diseñarse para minimizar los sesgos y maximizar la capacidad de distinguir entre procesos vivos y no vivos.

Mirando hacia el futuro

Lejos de ser un fracaso, la controversia alrededor de K2-18b marca un avance en la madurez de la búsqueda de vida extraterrestre. La exigencia de estándares altísimos para validar biofirmas es una señal de la rigurosidad de la ciencia moderna. A medida que los instrumentos mejoren y nuestra comprensión de los procesos abióticos se expanda, la humanidad estará mejor preparada para enfrentar el gran descubrimiento: saber si estamos solos o no en el universo.

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