Tesla pone a prueba su piloto automático en Japón

Alberto Noriega     22 agosto 2025     4 min.
Tesla pone a prueba su piloto automático en Japón

Tesla inicia pruebas de su sistema de conducción autónoma FSD en Japón, con vehículos circulando por Yokohama bajo supervisión humana.

Tesla ha comenzado a probar su sistema de conducción autónoma FSD en vías públicas de Japón, marcando un paso clave en su expansión asiática. Las pruebas se desarrollan este verano en ciudades como Yokohama, con vehículos operados por empleados bajo condiciones estrictamente controladas. El sistema mostró su capacidad para respetar señales de tráfico, navegar obras y mantener los límites de velocidad sin intervención. Esta es la primera vez que un fabricante extranjero despliega este tipo de tecnología en las calles japonesas.

FSD toma las calles de Japón

Tesla se convierte en el primer fabricante no japonés en probar conducción autónoma completa en el país, dando inicio a una fase experimental que podría allanar el camino para su adopción comercial. Los vehículos circulan actualmente por calles y autopistas bajo un modelo supervisado: un conductor mantiene las manos al volante mientras la inteligencia artificial gestiona dirección, aceleración y frenado.

Durante las demostraciones en Yokohama, los coches respetaron estrictamente un límite de velocidad de 40 km/h y sortearon con éxito zonas de obras y cambios de carril. Todo el proceso se graba y analiza para refinar el software antes de una futura implementación. Con más de 30.000 Teslas ya en circulación en Japón, una eventual actualización por aire podría activar el sistema FSD en miles de vehículos en cuanto se obtenga la aprobación del gobierno.

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Obstáculos regulatorios y expansión prevista

La estrategia de Tesla pasa por satisfacer las estrictas condiciones del Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón, que impone protocolos rigurosos para validar tecnologías de conducción autónoma. La compañía busca posicionarse como pionera también en este aspecto, consolidando una relación temprana con los reguladores para allanar el camino de su tecnología.

En paralelo, Tesla ya ha puesto su mira en otros países asiáticos como Tailandia, donde Elon Musk ha confirmado que se están preparando para las pruebas, a la espera de autorización oficial. La elección de estos países no es aleatoria: los centros urbanos densamente poblados como Bangkok suponen desafíos ideales para entrenar y poner a prueba algoritmos de conducción autónoma, sobre todo en contextos de tráfico caótico, peatones imprevisibles y señalización compleja.

Una visión sin mapas ni LiDAR

La propuesta tecnológica de Tesla sigue diferenciándose de la de sus competidores. Mientras empresas como Waymo o Cruise dependen de sensores LiDAR y mapas digitales de alta precisión, Tesla apuesta exclusivamente por cámaras, redes neuronales y una visión computacional en tiempo real. Este enfoque, aunque más arriesgado, tiene la ventaja de no depender de cartografías preexistentes, lo que le permite adaptarse a entornos nuevos sin intervención humana.

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Esta filosofía ha sido reforzada con la llegada de la versión 14 del FSD, que según Musk incluye “una cantidad de parámetros 10 veces superior” a las versiones anteriores. Solo una semana antes del anuncio en Japón, Tesla demostró un recorrido de más de 360 millas entre San Francisco y Los Ángeles sin intervención del conductor, consolidando así su narrativa de liderazgo tecnológico en IA aplicada a la movilidad.

La carrera por la autonomía se traslada al este

La expansión de Tesla en Asia tiene implicaciones más allá de lo comercial. Japón, país con una profunda tradición automovilística y estrictos estándares regulatorios, representa un test clave para validar la madurez del sistema FSD ante uno de los entornos urbanos más exigentes del mundo. Si logra superar con éxito este desafío, la marca no solo ganará ventaja técnica, sino también reputacional, frente a gigantes locales como Toyota o Honda, que aún apuestan por sistemas más conservadores.

Mientras tanto, el público japonés, históricamente escéptico ante tecnologías no probadas, será también un termómetro social para el futuro de la conducción autónoma. ¿Podrá la visión sin mapas ni radares de Tesla imponerse en el país de la precisión y el detalle? El resultado de estas pruebas no solo afectará la hoja de ruta de la marca, sino también el rumbo general de la movilidad autónoma a nivel global.

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