Tomar melatonina a largo plazo podría aumentar hasta un 90% el riesgo de insuficiencia cardíaca, según nuevo estudio
Un estudio de la American Heart Association sugiere que el uso prolongado de melatonina podría aumentar significativamente el riesgo de insuficiencia cardíaca y mortalidad.
La melatonina se ha convertido en uno de los suplementos más populares del mundo. Vendida como una solución natural para el insomnio y el desfase horario, su reputación como alternativa segura al uso de fármacos hipnóticos ha impulsado su consumo masivo. Sin embargo, un nuevo estudio de la Asociación Americana del Corazón (AHA) plantea un posible riesgo que ha sorprendido incluso a los expertos: un aumento del 90% en el riesgo de insuficiencia cardíaca entre quienes la toman de forma prolongada.
El estudio, presentado en las Sesiones Científicas 2025 de la AHA en Nueva Orleans, analizó los registros médicos de más de 130.000 adultos con insomnio a través de la red internacional TriNetX Global Research Network. Los investigadores compararon a 65.414 usuarios de melatonina durante al menos 12 meses con un número equivalente de personas que nunca habían tomado el suplemento.
Los resultados fueron contundentes: quienes tomaron melatonina de manera crónica tenían 3,5 veces más probabilidades de ser hospitalizados por insuficiencia cardíaca y el doble de probabilidades de morir por cualquier causa en un periodo de cinco años, incluso tras ajustar por 40 variables de riesgo, como edad, condiciones médicas previas y factores demográficos.
“Fue sorprendente ver incrementos tan consistentes y significativos en resultados graves de salud, incluso tras equilibrar otros factores de riesgo”, explicó el Dr. Ekenedilichukwu Nnadi, autor principal del estudio y residente jefe en medicina interna en SUNY Downstate/Kings County Primary Care (Brooklyn, Nueva York). “Los suplementos de melatonina se consideran seguros y naturales, así que estos hallazgos nos obligan a reconsiderar cómo los utilizamos”.

Qué dicen los expertos del sueño
Aunque los resultados generaron gran atención, la comunidad médica pide interpretarlos con prudencia. La Dra. Marie-Pierre St-Onge, presidenta de la próxima declaración científica de la AHA sobre salud del sueño (2025) y profesora en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, recordó que el estudio muestra una asociación, no una causalidad directa.
“La melatonina no debe tomarse de manera crónica sin una indicación médica adecuada”, advirtió St-Onge. “En Estados Unidos se vende sin receta, lo que hace que muchas personas la usen sin supervisión y por períodos mucho más largos de los recomendados”.
El estudio tiene además limitaciones metodológicas que podrían alterar la magnitud de los resultados. Dado que la melatonina es de venta libre en numerosos países, muchos usuarios podrían no figurar en los registros médicos y haber sido clasificados erróneamente como no consumidores. Tampoco se disponía de información precisa sobre la gravedad del insomnio, la presencia de trastornos psiquiátricos o el uso simultáneo de otros medicamentos para dormir, todos factores que pueden influir tanto en la necesidad del suplemento como en la salud cardiovascular.
El propio Nnadi reconoció estas limitaciones: “Un insomnio más severo, la depresión o la ansiedad podrían estar relacionados con un mayor uso de melatonina y con el riesgo cardíaco. Nuestros datos no prueban una relación causa-efecto, pero sí justifican más investigación sobre la seguridad de su uso prolongado”.
Una señal de alerta en un mercado sin control
El hallazgo llega en un momento en que el consumo de melatonina crece de forma explosiva. En Estados Unidos, su uso entre adultos se cuadruplicó entre 2007 y 2022, y los envases se venden con dosis muy superiores a las producidas naturalmente por el cuerpo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el uso entre niños y adolescentes también se ha disparado, pese a la falta de estudios sobre su seguridad a largo plazo.
A diferencia de los fármacos de prescripción, la melatonina no está regulada estrictamente por la FDA, lo que implica una gran variabilidad en la concentración y pureza de los productos. Investigaciones recientes han mostrado que algunos suplementos contienen hasta un 400% más de melatonina de la indicada en la etiqueta, o incluso otras sustancias que podrían interferir con el sistema endocrino.

En este contexto, los nuevos datos de la AHA reabren un debate necesario sobre la percepción pública de los “suplementos naturales”. “Lo natural no siempre significa seguro”, insistió St-Onge. “El cuerpo regula de forma precisa su producción de melatonina, y alterar esos niveles artificialmente podría tener consecuencias que aún no comprendemos del todo”.
Qué hacer ante estos resultados
Por ahora, los especialistas no recomiendan suspender la melatonina de inmediato, pero sí revisar su uso con un profesional médico, especialmente en personas con enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta o antecedentes de insuficiencia cardíaca.
Los expertos también sugieren priorizar estrategias no farmacológicas para el insomnio, como: mantener una rutina constante de sueño, evitar pantallas una hora antes de acostarse, reducir el consumo de cafeína y alcohol, y practicar técnicas de relajación o terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I).
Para Nnadi, la lección más importante es la necesidad de evaluar la melatonina con la misma rigurosidad que cualquier otro fármaco. “El hecho de que algo se venda sin receta no significa que no tenga efectos sobre el corazón o el metabolismo. Necesitamos ensayos clínicos a largo plazo que aclaren si la melatonina es realmente segura o si debemos reconsiderar su uso crónico”.
Un recordatorio para la era del “bienestar rápido”
La investigación no busca demonizar un suplemento, sino poner en perspectiva un hábito creciente en sociedades con déficit de sueño. La promesa de dormir mejor en una cápsula de origen natural ha resultado irresistible para millones, pero el cuerpo humano no es inmune a los excesos, ni siquiera de lo natural.
A falta de conclusiones definitivas, el estudio de la AHA funciona como un recordatorio incómodo pero necesario: la salud no se compra en frascos. Y en el caso de la melatonina, quizás la verdadera solución siga estando en algo tan básico —y complejo— como aprender, de nuevo, a dormir.
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