Tony Blair cuestiona el fin de los combustibles fósiles y propone centrarse en captura de carbono

Alberto Noriega     13 mayo 2025     4 min.
Tony Blair cuestiona el fin de los combustibles fósiles y propone centrarse en captura de carbono

Tony Blair afirma que el plan climático basado en eliminar fósiles está destinado al fracaso y pide priorizar captura de carbono y energía nuclear.

Tony Blair ha desatado polémica al afirmar que las políticas actuales contra el cambio climático están “destinadas al fracaso” si se centran en eliminar rápidamente los combustibles fósiles o reducir el consumo ciudadano. En el prólogo de un informe del Tony Blair Institute, el ex primer ministro aboga por dar mayor protagonismo a tecnologías como la captura de carbono y la energía nuclear. Sus declaraciones contrastan con la línea oficial del Partido Laborista y han generado fuertes críticas tanto en el ámbito político como ambiental. ¿Realismo pragmático o derrota encubierta?

Un diagnóstico incómodo para el laborismo

Tony Blair sostiene que las estrategias climáticas actuales piden sacrificios económicos sin impacto global tangible para el ciudadano común. En su opinión, este enfoque “irracional” está minando el respaldo social a la transición ecológica, especialmente cuando los países emisores como China e India siguen aumentando su demanda de combustibles fósiles.

En un momento en que Keir Starmer promete acelerar la descarbonización y presenta la transición como el eje del crecimiento económico británico, las palabras de Blair suenan a crítica directa. El informe del Tony Blair Institute (TBI) denuncia que “el discurso sobre emisiones netas cero se está volviendo políticamente tóxico, ineficaz y financieramente insostenible.”

Blair no niega la urgencia del problema climático, pero cuestiona la ruta elegida para resolverlo. En lugar de centrar la política climática en restricciones, propone redoblar la inversión en tecnologías emergentes como la captura y almacenamiento de carbono (CAC), la energía nuclear avanzada y los reactores modulares.

¿Menos renovables, más ingeniería?

El ex primer ministro denuncia una desconfianza “casi ideológica” hacia tecnologías como la captura de carbono. A su juicio, relegarlas frente a las renovables ha limitado seriamente el abanico de soluciones disponibles, especialmente cuando sectores como la aviación, el acero o el cemento requieren soluciones distintas a la electrificación.

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“La realidad es que la demanda de vuelos, acero y cemento no está disminuyendo,” argumenta Blair. “Y pretender lo contrario es evadir el problema.” Su propuesta: integrar CAC en grandes industrias, expandir la energía nuclear y asumir que el ritmo de eliminación de fósiles será más lento de lo que se plantea públicamente.

Mientras tanto, el gobierno británico ya ha comprometido recursos para proyectos de CAC como parte de su estrategia climática, aunque las inversiones en solar y eólica siguen siendo prioritarias.

La reacción: decepción y firmeza

Ambientalistas y sectores industriales han respondido con dureza al informe del TBI. Holly Brazier Tope, del Green Alliance, lamentó que Blair, con un historial positivo en acción climática, “opte ahora por el derrotismo y exagere una supuesta reacción pública que no se refleja en los datos.”

Los sondeos respaldan esta visión: el 66% de los británicos sigue preocupado por el cambio climático, y el informe Persuasion UK alerta de que Labour perdería más votos hacia los Verdes que hacia los partidos euroescépticos si modera su agenda climática.

Adam Berman, de Energy UK, enfatizó que “las renovables ya han reducido las emisiones a la mitad desde 1990” y que el desafío no es escoger entre innovación o solar y eólica, sino integrar ambas en un sistema robusto. “El futuro requiere todas las tecnologías disponibles, no discursos de falsa dicotomía,” remarcó.

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Blair, entre el pragmatismo y el pesimismo

Las propuestas de Blair no son nuevas, pero sí oportunas en un contexto donde la transición energética enfrenta resistencias sociales, políticas y técnicas. Sin embargo, su diagnóstico puede interpretarse más como una advertencia política que como una hoja de ruta concreta.

El debate de fondo es si debe priorizarse el cambio estructural de los sistemas energéticos o esperar a soluciones tecnológicas futuras que aún no operan a escala. En ese sentido, Blair podría estar fomentando una peligrosa parálisis, como señalan sus críticos, o bien ofreciendo un correctivo necesario al entusiasmo desbordado por las renovables.

El futuro verde necesita claridad, no confusión

Las declaraciones de Tony Blair llegan en un momento clave: la política climática se ha convertido en un eje de identidad para partidos como Labour, y los votantes están atentos a las propuestas concretas más que a las especulaciones.

Sí, la captura de carbono, la nuclear y los reactores modulares tienen un papel crucial. Pero no deben sustituir a las renovables, sino complementarlas. El riesgo es presentar falsas disyuntivas que debiliten el consenso social justo cuando más se necesita.

La transición energética no es una cuestión de fe, sino de estrategia. Y esa estrategia debe basarse tanto en la tecnología existente como en la voluntad política. Lo que está “condenado al fracaso” no es la eliminación de los fósiles, sino no invertir lo suficiente en hacerla viable y justa.

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