2025 será el año más energético en la historia de EE.UU. impulsado por la ia

EE.UU. romperá récords en 2025 en consumo eléctrico y producción de crudo, impulsado por centros de datos de IA y perforación optimizada.
Estados Unidos se prepara para romper récords energéticos históricos en 2025, con un aumento sin precedentes tanto en el consumo de electricidad como en la producción de petróleo crudo. Según la EIA, la demanda energética crecerá por el auge de centros de datos dedicados a inteligencia artificial y criptominería, mientras que la producción petrolera se elevará a cifras nunca antes vistas gracias a tecnologías de perforación más eficientes. Las previsiones colocan a EE.UU. como el mayor consumidor y productor de energía del planeta en el corto plazo. Este fenómeno marca un punto de inflexión en la evolución energética y climática del país.
Auge eléctrico impulsado por la inteligencia artificial
La Administración de Información Energética de EE.UU. prevé que en 2025 el país consumirá 4.189 mil millones de kilovatios-hora, superando ampliamente el récord anterior de 4.097 mil millones establecido en 2024. Es la mayor demanda eléctrica en la historia del país, y su principal impulsor no es el crecimiento demográfico ni la industria pesada, sino la explosión de centros de datos dedicados a inteligencia artificial.
Los centros de datos que dan soporte a modelos de IA generativa y minería de criptomonedas han disparado su consumo energético, que se espera triplique entre 2025 y 2030, pasando de 200 a 600 teravatios-hora. Estas instalaciones requieren enormes cantidades de electricidad: algunos centros usan hasta 2 gigavatios, el equivalente al consumo eléctrico de una ciudad mediana.
Larry Coben, CEO de NRG, lo define como «el comienzo de un superciclo de demanda energética», anticipando que la IA transformará por completo la forma en que el país gestiona su energía. Desde 2005, EE.UU. había mantenido su demanda eléctrica casi estable gracias a mejoras en eficiencia, pero ahora, la computación ha roto ese equilibrio. Según la EIA, la electricidad para IA podría superar al aire acondicionado y la iluminación como principal uso en edificios para 2050.
Producción de petróleo en máximos históricos
Mientras los servidores de IA devoran electricidad, los campos petroleros estadounidenses bombean crudo como nunca antes. En mayo de 2025, la producción alcanzó los 13.488 millones de barriles por día, el mayor volumen mensual jamás registrado. La Cuenca del Pérmico, en Texas y Nuevo México, lidera esta expansión, con un estimado de 6.6 millones de barriles diarios para finales de año, casi la mitad del total nacional.
Gracias a tecnologías como pozos horizontales extendidos y plataformas de múltiples pozos, la productividad ha aumentado drásticamente. Texas produce 5.752 millones de barriles al día, y Nuevo México alcanzó los 2.199 millones, un aumento interanual del 8.9 %. Esta eficiencia ha convertido a EE.UU. no solo en líder energético, sino en una potencia geopolítica con autonomía petrolera.
La EIA anticipa que la producción podría alcanzar su pico a finales de 2025 en 13.6 millones de barriles por día, antes de estabilizarse o caer si los precios bajan. Sin embargo, el momento actual representa una cúspide en la era del petróleo estadounidense, con implicaciones que van desde la seguridad energética hasta el mercado global.
Una red energética bajo presión
Este doble récord en consumo eléctrico y producción petrolera ha generado tensiones en la infraestructura energética del país. En 2025, la inversión en nuevas plantas y líneas eléctricas superará los 212.100 millones de dólares, con previsión de llegar a 228.100 millones para 2027. Esta cifra refleja los esfuerzos urgentes por satisfacer la demanda de los centros de datos, que no solo requieren energía sino también estabilidad y conectividad constante.
En el lado petrolero, los cuellos de botella en el transporte se han mitigado con proyectos como el oleoducto Matterhorn Express, que añade capacidad crítica desde la Cuenca del Pérmico. La infraestructura se está transformando para mantener el ritmo de una economía que depende cada vez más de energía constante, confiable y de bajo costo para sostener su digitalización.
La energía, tanto fósil como eléctrica, vuelve a ser el corazón de la economía estadounidense. Pero esa centralidad está obligando al país a replantear su modelo energético en todos los frentes: generación, transmisión, almacenamiento y sostenibilidad.
Inteligencia artificial, petróleo y el dilema energético de EE.UU.
Estados Unidos se encuentra en un punto de inflexión energético, atrapado entre dos fuerzas colosales: la promesa digital y la dependencia fósil. Por un lado, la IA empuja los límites de la innovación, requiriendo cantidades inmensas de electricidad para entrenar y ejecutar modelos cada vez más complejos. Por otro, el petróleo continúa siendo la columna vertebral de su independencia energética, alimentando la movilidad, la industria y la geopolítica.
Este auge energético no está exento de contradicciones. A medida que el país celebra récords de productividad, también profundiza su huella climática, amplía su infraestructura fósil y tensiona las redes eléctricas. El riesgo es claro: apostar por el progreso sin resolver los límites físicos y ambientales del sistema.
El futuro dependerá de la capacidad de EE.UU. para reconciliar su hambre de energía con sus compromisos climáticos, algo que requerirá no solo más tecnología, sino decisiones políticas audaces. Porque en la era de la inteligencia artificial, la energía ya no es solo un recurso: es la moneda del poder global. Y cada kilovatio consumido o barril extraído dibuja una línea más clara en el mapa del siglo XXI.
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