Apple baja sus propias notas de eficiencia energética en Europa

Alberto Noriega     8 julio 2025     4 min.
Apple baja sus propias notas de eficiencia energética en Europa

Apple rebaja voluntariamente la eficiencia energética del iPhone a B tras nuevas normas de la UE que exigen etiquetas sobre reparabilidad y batería.

Apple ha comenzado a mostrar etiquetas de eficiencia energética, reparabilidad y durabilidad en sus iPhones e iPads en toda la Unión Europea, en cumplimiento con la nueva normativa ecológica. Las etiquetas incluyen datos clave sobre la vida útil de las baterías, la resistencia física del dispositivo y la facilidad para ser reparado, y se presentan con una escala de la A a la G. En un movimiento llamativo, la compañía ha rebajado voluntariamente sus calificaciones de eficiencia de A a B, alegando ambigüedad en los métodos de evaluación de la Comisión Europea. Las nuevas regulaciones buscan reducir el impacto ambiental del sector electrónico y empoderar al consumidor con información clara.

Apple se autocorrige para evitar sorpresas

Apple ha decidido rebajar proactivamente las calificaciones de eficiencia energética de sus productos en la UE. Aunque sus dispositivos calificaban para la nota más alta (A), la empresa opta por marcar B en las nuevas etiquetas energéticas, argumentando que así evita desacuerdos con auditores externos. La medida fue justificada en un documento técnico de 44 páginas, donde Apple señala su desacuerdo con ciertos elementos de la metodología de prueba establecida por la Comisión Europea.

Este movimiento responde a la entrada en vigor de un paquete de regulaciones ecológicas que afectan a todos los smartphones y tabletas vendidos en la Unión. La transparencia ya no es una opción: las páginas de producto y los empaques físicos deben incluir ahora etiquetas detalladas, similares a las que ya existen en electrodomésticos, con métricas de consumo, batería y durabilidad.

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Nuevas etiquetas para un nuevo consumidor

Cada etiqueta muestra seis elementos clave: clase energética, duración por carga, ciclos de vida útil de la batería, puntuación de reparabilidad, resistencia a caídas y protección frente a polvo y agua. Todas incluyen un código QR que lleva a los usuarios al Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético, donde pueden comparar modelos con datos técnicos estandarizados.

Además, las normas de ecodiseño exigen que los fabricantes suministren piezas de repuesto durante al menos siete años, ofrezcan actualizaciones de software durante cinco y garanticen una batería funcional hasta los 800 ciclos de carga. Los componentes clave, como pantallas o baterías, deben estar disponibles en un plazo máximo de 5 a 10 días laborables. Esta transformación apunta a crear un ecosistema donde reparar sea más fácil que reemplazar.

Un reto para toda la industria

La Comisión Europea prevé que estas medidas reduzcan el consumo energético en 8,1 teravatios-hora al año para 2030, y ahorren a los ciudadanos hasta 20.000 millones de euros al extender la vida útil de sus dispositivos. Sin embargo, algunos fabricantes alertan sobre posibles subidas de precio, especialmente en modelos económicos, debido al aumento en los costos de producción y etiquetado. Las nuevas etiquetas deben ir también impresas físicamente en los envases, algo que rompe con la estética minimalista que muchas marcas, como Apple, habían adoptado.

Los grupos ecologistas celebran la medida, ya que Europa genera alrededor de 14 millones de toneladas de residuos electrónicos cada año. La mayoría de estos provienen de aparatos aún funcionales pero obsoletos o difíciles de reparar. Las nuevas normas buscan revertir esa tendencia.

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Apple, adelantada pero no inmune

En muchos aspectos, Apple ya cumplía gran parte de estas exigencias. Sus dispositivos reciben actualizaciones durante más de cinco años y su red de talleres autorizados ya permite la reparación con piezas originales. Además, el programa Self Service Repair lanzado en 2022 ofrecía manuales y piezas para clientes que quisieran reparar sus propios equipos.

Sin embargo, las nuevas regulaciones fuerzan a Apple a hacer explícito lo que antes podía quedar implícito. Ya no basta con decir que un dispositivo es duradero: ahora debe demostrarse con métricas públicas, estandarizadas y comparables, al alcance de todos los consumidores de la UE. La empresa tendrá que enfrentarse también a revisiones futuras: la Comisión Europea evaluará el impacto de la normativa en 2027 y podría exigir estándares aún más estrictos si la evolución tecnológica lo permite.

El nuevo lenguaje del consumo tecnológico

Con estas normas, Europa no solo regula: redefine cómo medimos la calidad en tecnología. Las etiquetas de eficiencia, reparabilidad y durabilidad convierten lo intangible en datos claros, accesibles y comparables. El gesto de Apple, rebajando su nota por precaución, muestra la complejidad de traducir tecnología en lenguaje regulatorio, pero también pone de manifiesto la presión que sienten las grandes marcas para adaptarse a una nueva era de transparencia ambiental.

A largo plazo, esta evolución podría transformar las prioridades de los consumidores. Ya no se trata solo de potencia o diseño, sino de cuánto dura, cuán fácil es de arreglar y cuán responsable es su ciclo de vida. Lo que comenzó como una etiqueta podría convertirse en un cambio cultural profundo, donde elegir un teléfono también sea un acto consciente.

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