La base invisible de los ecosistemas marinos no resistirá temperaturas oceánicas más cálidas

El fitoplancton Prochlorococcus, responsable del 20% del oxígeno mundial, podría reducirse a la mitad en los océanos tropicales por el calentamiento.
Un estudio publicado en Nature Microbiology advierte que el Prochlorococcus, el fitoplancton más abundante del planeta y responsable de una quinta parte del oxígeno global, enfrenta un colapso masivo debido al aumento de la temperatura de los océanos. La investigación, liderada por el oceanógrafo François Ribalet de la Universidad de Washington, revela que en los próximos 75 años sus poblaciones podrían disminuir hasta un 51% en los mares tropicales. El hallazgo contradice décadas de suposiciones científicas que preveían que estos microorganismos prosperarían en aguas más cálidas. La supervivencia de toda la red trófica marina, desde el plancton hasta los grandes cetáceos, podría verse comprometida.
Un microbio clave para la vida
El Prochlorococcus es diminuto —cada célula mide menos de un micrómetro— pero su importancia planetaria es descomunal. Habita en hasta el 75% de las aguas iluminadas por el sol y realiza aproximadamente el 5% de la fotosíntesis mundial, lo que equivale a producir una de cada cinco moléculas de oxígeno que respiramos.
Además, constituye la base de las cadenas alimentarias marinas, sustentando a zooplancton, peces pequeños y, en última instancia, a los grandes mamíferos oceánicos. Sin esta especie, descrita por algunos científicos como parte de los “bosques invisibles del océano”, la estabilidad ecológica del planeta quedaría gravemente comprometida.
Los límites de su tolerancia al calor
Durante una década, investigadores realizaron casi 100 campañas científicas recorriendo 150.000 millas del Pacífico y analizaron unos 800.000 millones de células mediante un citómetro de flujo marino llamado SeaFlow. Los datos revelaron que el Prochlorococcus prospera en aguas de entre 19 y 29 ºC (66-84 ºF), pero cuando la temperatura supera los 30 ºC (86 ºF) su tasa de división celular cae a un tercio de los niveles óptimos.
Las proyecciones climáticas indican que en los próximos 75 años las aguas superficiales subtropicales y tropicales superarán regularmente ese umbral. En muchas regiones oceánicas ya se han medido temperaturas superiores a los 28 ºC (82 ºF), situando a estas poblaciones al borde de su límite fisiológico.
Steven Biller, de Wellesley College, calificó los resultados de “aterradores pero plausibles”. Para Paul Berube, del MIT, el volumen de datos recogidos es “revolucionario” y marca un antes y un después en la comprensión de estos microbios.
Evolución con un coste
El éxito evolutivo del Prochlorococcus radicó en su genoma reducido, que le permitió sobrevivir en aguas pobres en nutrientes al eliminar genes no esenciales. Sin embargo, esa simplificación genética ahora se convierte en una desventaja: carece de la maquinaria celular necesaria para recuperar genes de respuesta al estrés, perdidos hace millones de años.
“El umbral de tolerancia al calor es mucho más bajo de lo que pensábamos”, explicó Ribalet. Esto significa que la especie no puede adaptarse con rapidez al cambio climático. Según los escenarios analizados, un calentamiento moderado reduciría la productividad en un 17% en regiones tropicales, mientras que un aumento más severo provocaría caídas del 51% en esas zonas y del 37% a nivel global.
Impacto en toda la red marina
La posible desaparición parcial del Prochlorococcus tendría repercusiones en cascada. En los océanos tropicales, casi la mitad de la producción de alimentos depende de estos microbios. Si su abundancia disminuye, los efectos se sentirán desde el plancton herbívoro hasta los grandes depredadores marinos.
Aunque otras especies de fitoplancton como el Synechococcus podrían ocupar parte de su nicho, los científicos advierten que no podrán reemplazarlo por completo. Estas especies alternativas demandan más nutrientes y no replican las interacciones ecológicas que el Prochlorococcus ha tejido a lo largo de millones de años. El resultado sería una red alimentaria más frágil y desequilibrada.
El problema se amplifica al considerar otros factores de estrés que no fueron incluidos en el modelo, como la contaminación por plásticos, la acidificación del océano o la sobrepesca, que podrían acelerar aún más el colapso.
Señales de alerta desde el Mediterráneo
El estudio coincide con otras investigaciones que documentan el impacto del cambio climático en ecosistemas marinos. En el Mediterráneo, por ejemplo, científicos han advertido que un aumento de apenas 0,8 ºC adicionales sobre los niveles actuales podría causar daños irreversibles a la biodiversidad marina.
De hecho, el verano de 2025 ya registró el julio más cálido en la historia del Mediterráneo, con una temperatura superficial media de 26,68 ºC. Estos datos confirman que el calentamiento no es una amenaza futura, sino una realidad que ya está alterando hábitats marinos clave.
El futuro de los “bosques invisibles”
El mensaje de los investigadores es claro: incluso en el mejor escenario, el Prochlorococcus sufrirá una disminución significativa. “Tratamos de presentar la situación más optimista posible”, dijo Ribalet. “Pero en realidad, las cosas pueden ser peores”.
La pérdida parcial de esta especie simboliza los límites de la adaptación biológica frente a un cambio climático tan acelerado. La humanidad, que depende de estos microbios invisibles para el oxígeno y la regulación climática, se enfrenta al reto de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero para darles una oportunidad de sobrevivir.
Si los bosques invisibles del océano colapsan, la Tierra no solo perderá una pieza esencial de su maquinaria ecológica, sino que también se arriesgará a alterar el equilibrio que ha permitido la vida durante cientos de millones de años. El futuro del aire que respiramos podría estar, literalmente, en manos de estos diminutos organismos.
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