CATL supera a BYD: Su batería ultrarrápida carga 520 km en 5 minutos

CATL lanza una batería que permite recorrer 520 km tras solo 5 minutos de carga, superando la innovación reciente de BYD y acelerando la revolución de los vehículos eléctricos.
CATL ha presentado una nueva batería que carga 520 kilómetros en apenas cinco minutos, batiendo a su competidor BYD y marcando un hito en la tecnología de carga ultrarrápida. Este avance consolida el liderazgo chino en el desarrollo de infraestructuras para vehículos eléctricos más rápidas y eficientes.
CATL redefine la velocidad de carga de los vehículos eléctricos
La empresa china CATL ha presentado la segunda generación de su batería Shenxing de carga ultrarrápida, capaz de proporcionar 323 millas (520 kilómetros) de autonomía en solo cinco minutos de carga. Este avance supera ampliamente a las soluciones actuales en el mercado, incluyendo los Supercargadores de Tesla que requieren 15 minutos para ofrecer 270 kilómetros. La tecnología acerca la experiencia de recarga de los vehículos eléctricos al estándar de rapidez del repostaje de gasolina.
La batería Shenxing no solo destaca por su velocidad. Puede cargarse del 5% al 80% en apenas 15 minutos incluso a temperaturas tan bajas como -10°C, asegurando su funcionalidad en climas extremos. Además, ofrece una autonomía total de 800 kilómetros por carga completa y soporta una tasa de carga máxima cercana a 12C, absorbiendo potencias superiores a 1,3 megavatios.
Con cada segundo de carga ganándose aproximadamente 2,5 kilómetros de autonomía, CATL aborda una de las principales barreras para la adopción masiva de vehículos eléctricos: la ansiedad por la autonomía. Este avance promete cambiar radicalmente la percepción de los usuarios, ofreciendo recargas ultra rápidas que ya no interrumpen el ritmo cotidiano de viaje.
La innovación también tiene implicaciones estratégicas: mientras Estados Unidos y Europa aún lidian con infraestructuras de carga limitadas, China avanza hacia una era de carga instantánea, con empresas como CATL y BYD liderando la transformación global de la movilidad eléctrica.
BYD responde con su plataforma de megavatios pero enfrenta nuevos desafíos
En respuesta, BYD presentó su Super e-Platform, la primera solución de carga de megavatios para vehículos de pasajeros. Capaz de cargar 400 kilómetros en cinco minutos gracias a una potencia de 1.000 kW, BYD también apuesta por una recarga casi instantánea. Su tecnología debuta en modelos como el Han L y el Tang L, que combinan motores ultrarrápidos y baterías de 10C.
La infraestructura de soporte de BYD es igualmente ambiciosa, con más de 4.000 estaciones de carga de megavatios en construcción por toda China. Sin embargo, su compatibilidad fuera de China enfrenta obstáculos, ya que el estándar CCS actual en Occidente limita la carga a 500 kW, la mitad de lo que la nueva plataforma permite. Esto podría frenar la expansión internacional de su tecnología en mercados como Europa o América del Norte.
Otro aspecto clave de la innovación de BYD es su Blade Battery, una solución LFP ultrasegura y económica que ha ganado popularidad por su resistencia al sobrecalentamiento y su bajo costo de producción. La Blade Battery puede soportar tasas de carga rápidas y ofrece una vida útil de más de 5.000 ciclos de carga-descarga, reforzando la apuesta de BYD por la accesibilidad y la seguridad.
No obstante, la nueva batería Shenxing de CATL supera a BYD en autonomía de carga por minuto y potencia máxima absorbida. La creciente brecha tecnológica entre las empresas chinas y sus competidores occidentales subraya una transformación acelerada que podría redefinir el liderazgo global en vehículos eléctricos.
Cinco minutos que cambiarán el futuro de la movilidad eléctrica
La nueva batería de CATL no solo establece un récord técnico, sino que también redefine las expectativas del mercado para los vehículos eléctricos. Una recarga de cinco minutos para más de 500 kilómetros de autonomía elimina las principales barreras de ansiedad y tiempo que todavía frenan a muchos consumidores.
Mientras las compañías occidentales siguen optimizando sus infraestructuras de carga rápida, las innovaciones chinas como las de CATL y BYD marcan un ritmo de desarrollo implacable. Esta ventaja competitiva podría acelerar una adopción masiva de vehículos eléctricos en China y proyectar su tecnología como estándar mundial en la próxima década.
La pregunta no es si los vehículos eléctricos serán el futuro, sino qué empresas y qué regiones liderarán esta transición radical hacia una movilidad más rápida, limpia y accesible. A juzgar por los últimos avances, el reloj corre y China lleva la delantera.
Impacto global y presión para la infraestructura de carga
La presentación de la batería Shenxing de segunda generación no solo revoluciona la industria automotriz, sino que también plantea un desafío inmediato para la infraestructura de carga mundial. Mientras la tecnología de baterías avanza a velocidades récord, la red de estaciones de carga debe adaptarse rápidamente para no convertirse en un cuello de botella.
Hoy, incluso los cargadores rápidos más modernos en Europa y Estados Unidos operan a potencias de entre 150 y 350 kW, muy por debajo de los más de 1.000 kW que demandarán las nuevas generaciones de baterías ultrarrápidas. Sin una actualización masiva de transformadores, cables, convertidores y sistemas de refrigeración, será imposible aprovechar plenamente las nuevas capacidades de carga.
En China, el gobierno y empresas como CATL y BYD ya están desplegando estaciones de megavatios, anticipándose a esta necesidad. En cambio, en Occidente, los proyectos de infraestructura pública tienden a seguir un ritmo más lento, lo que podría generar un desajuste entre la tecnología disponible en los vehículos y la capacidad de las redes eléctricas urbanas.
La transición no se limita a instalar cargadores más potentes: implica repensar la distribución energética urbana, integrar fuentes renovables de alta capacidad y garantizar la estabilidad de la red ante cargas pico repentinas causadas por múltiples vehículos cargando en pocos minutos. Sin esa transformación, la revolución de la carga ultrarrápida corre el riesgo de ser una promesa limitada a nichos tecnológicos.
Imágenes: CATL
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