Dar un móvil antes de los 12 aumenta riesgos de depresión y obesidad, según un nuevo estudio

Alberto Noriega     28 noviembre 2025     4 min.
Dar un móvil antes de los 12 aumenta riesgos de depresión y obesidad, según un nuevo estudio

La investigación analizó datos de más de 10.000 adolescentes en EE.UU.

Un nuevo estudio dirigido por el Children’s Hospital of Philadelphia, publicado el lunes en la revista Pediatrics, revela que los niños que reciben un smartphone antes de los 12 años presentan mayores riesgos de depresión, obesidad y falta de sueño. La investigación, basada en datos de más de 10.000 adolescentes en Estados Unidos, plantea nuevas preguntas sobre el momento adecuado para introducir los teléfonos móviles en la infancia y sus posibles efectos en la salud a largo plazo.

Riesgos claros: más depresión, más obesidad y peor sueño

El estudio encontró que los niños de 12 años que ya eran propietarios de un smartphone tenían un 31% más de probabilidades de depresión, un 40% más de probabilidades de obesidad y un 62% más de probabilidades de falta de sueño en comparación con sus pares sin teléfono. Los investigadores observaron que cuanto más temprana era la edad de adquisición del móvil, mayores eran los riesgos para la salud, especialmente en lo relacionado con el aumento de peso y los problemas de sueño.

El Dr. Ran Barzilay, autor principal y psiquiatra infantil en el CHOP, señaló que estos resultados “obligan a tratar los smartphones como un factor relevante en la salud adolescente”, insistiendo en que la decisión de entregar un móvil debe considerarse con cautela por su potencial impacto en la vida y el bienestar de los menores. El equipo sugiere que la combinación de exposición constante a pantallas, sedentarismo y presión social puede estar amplificando vulnerabilidades que antes no aparecían a edades tan tempranas.

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Una generación hiperconectada antes de la adolescencia

Los resultados se publican en un momento en que la mitad de los niños estadounidenses posee un smartphone a los 11 años, una edad que coincide con la mediana observada en el estudio. La investigación se basó en el Adolescent Brain Cognitive Development Study, el mayor proyecto longitudinal sobre desarrollo cerebral juvenil en Estados Unidos, con evaluaciones recogidas entre 2016 y 2022.

La posesión del smartphone fue especialmente prevalente entre niñas, así como entre niños negros e hispanos de hogares con menos recursos. Los autores destacan que los resultados parecen ser específicos del smartphone y no simplemente del acceso a tecnología, ya que el análisis ajustó la influencia de otros dispositivos como tabletas o relojes inteligentes.

Aun así, no todos los expertos creen que pueda afirmarse que el teléfono es la causa directa de los problemas detectados. La Dra. Jacqueline Nesi, profesora de la Universidad Brown, advirtió que “obtener evidencia causal definitiva en fenómenos tan complejos es prácticamente imposible”, aunque considera que los resultados ofrecen motivos suficientes para que las familias valoren retrasar la llegada del primer móvil.

Los expertos piden supervisión parental y reglas claras

El Dr. Barzilay reconoció que casi todos los adolescentes acabarán teniendo un teléfono, pero enfatizó que lo determinante no es la posesión, sino cómo, cuándo y bajo qué supervisión se utiliza. Señaló la importancia de que los menores mantengan períodos de desconexión diaria para favorecer la actividad física, un factor protector contra la obesidad y una herramienta clave para la salud mental. También insistió en la necesidad de que los padres supervisen el contenido al que acceden sus hijos y controlen que el dispositivo no interfiera con su descanso nocturno, un problema que se está volviendo cada vez más habitual en preadolescentes y adolescentes.

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El sueño, la primera víctima del móvil

Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio es el impacto del smartphone sobre el sueño. Investigaciones citadas por el equipo indican que casi el 17% de los niños de 11 a 12 años fueron despertados en la última semana por notificaciones del teléfono, según el Dr. Jason Nagata, pediatra de la Universidad de California, San Francisco. La combinación de luz azul, mensajes nocturnos y estimulación constante altera el ritmo natural del descanso, deteriora la calidad del sueño profundo y afecta directamente al rendimiento cognitivo y al bienestar emocional.

Para los especialistas, retirar los teléfonos del dormitorio durante la noche sigue siendo una de las intervenciones más sencillas, efectivas y asumibles para reducir el impacto negativo del dispositivo en la salud infantil.

El estudio publicado en Pediatrics aporta una de las visiones más completas hasta ahora sobre los riesgos asociados al uso temprano del smartphone, no solo por la amplitud de la muestra —más de 10.000 adolescentes— sino también por su enfoque longitudinal. Aunque la causalidad sigue siendo difícil de establecer, la consistencia de los resultados refuerza la idea de que el acceso prematuro al móvil incorpora una serie de hábitos y dinámicas que pueden tener efectos acumulativos sobre la salud emocional, física y cognitiva.

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