Europa quiere restringir aún más las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos

Si la actual legislación sobre las emisiones de gases de efecto invernadero para los automóviles comercializados a partir del 1 de enero de 2021 ya supone un desafío, o un quebradero de cabeza para los departamentos de ingeniería y de finanzas de los fabricantes de automóviles por la dificultad que entraña bajar a o de 95 los gramos de dióxido de carbono expulsados a la atmósfera tras cada kilómetro circulado, lo cual lleva al segundo grupo, al encargado de buscar los saldos positivos en las cuentas y a hacer frente al pago de sanciones por no poder cumplir con los requisitos ambientales, la intención de la Unión Europea es la de implementar la mejora de la calidad del aire estrangulando aún más el escape de los fluidos tóxicos hasta, incluso, el 50 por ciento del máximo permitido para el próximo año pero en 2030.

Según un documento al que ha accedido Reuters y que ha sido replicado por diferentes medios, la Comisión Europea comandada por su presidenta Ursula Von der Leyen propondrá mañana miércoles la restricción para 2030 del 50 por ciento de las cotas máximas de emisiones respecto de las permitidas desde el año 2021 para los vehículos nuevos.

De esta forma, aumentaría el yugo ya situado en un 37,5 por ciento en un 13,5 más lo cual podría suponer un esfuerzo tecnológico y económico aún difícil de conseguir para una industria que, si bien es cierto que adopta la electrificación como medida paliativa para con las mecánicas tradicionales basadas en motores de combustión que ven, año a año, inviable su mantenimiento dentro del marco legal por sí solas, el rumbo hacia la electrificación total es aún una utopía y que los constructores solo pueden asumir de forma progresiva como ya están haciendo en sus planes y hojas de rutas a medio y largo plazo.

El objetivo para 2030 era el de rebajar las medias de 1990 en un 55 por ciento de cara a 2050 conseguir el publicitado balance neutral en la emisión de gases como el CO2, causantes del calentamiento global cuyas consecuencias se atisban irreparables e irreversibles desde el citado 2050.

Sea como fuere, la propuesta que expondrá la presidenta de la Comisión parece que supondrá un enfrentamiento entre estados soberanos ya que, por lo que ha filtrado la agencia, no todos los países estarían a favor de esta reducción de las emisiones máximas de dióxido de carbono. Países como Alemania o Reino Unido no apoyarían esta medida y menos en tiempos como los que vivimos donde la incertidumbre del mañana impide poder hacer planes para a 2 días vistos.

A tenor de los hechos, lo que parece claro es que, desde las administraciones comunitarias, la expansión de los vehículos electrificados como son los híbridos e híbridos enchufables de gran autonomía y, más aún, de los eléctricos, parece el único camino aceptado y aceptable para conseguir al ansiado balance neutral a marchas forzadas según los estamentos regentes para con el marco europeo.