Fintech 2040: Así será la banca del futuro inmediato

Alberto Noriega     4 agosto 2025     5 min.
Fintech 2040: Así será la banca del futuro inmediato

Agentes financieros autónomos, IA generativa y computación cuántica marcarán el futuro de la banca según el informe ‘Fintech 2040’ de Riverty.

La inteligencia artificial, la computación cuántica y la integración de las finanzas en apps cotidianas marcarán el rumbo de la banca en los próximos quince años. Así lo anticipa el informe ‘Fintech 2040’, elaborado por Riverty, que dibuja un ecosistema en el que los límites entre pagos, seguros, préstamos e inversiones se desdibujan. Un sistema financiero más automatizado, más personal, más invisible. Y, sobre todo, más presente en el día a día del usuario sin que este tenga que buscarlo.

IA: de los chatbots a los agentes financieros autónomos

La inteligencia artificial ya no es solo un complemento para mejorar la atención al cliente. Según el informe de Riverty, en 2040 será el motor central del ecosistema fintech. Sus aplicaciones irán desde la personalización extrema de productos financieros hasta la detección de fraudes en tiempo real. La gran diferencia respecto a hoy será su autonomía: los asistentes dejarán de esperar instrucciones y empezarán a tomar decisiones por sí mismos. Invertir, negociar tratos, reequilibrar presupuestos personales o identificar oportunidades de ahorro serán tareas que un agente de IA podrá ejecutar sin supervisión directa.

Se prevé que esta transformación represente un ahorro de hasta un billón de dólares en costes operativos para la industria bancaria. Empresas como Google, Apple o OpenAI ya están desarrollando prototipos de estos agentes financieros, que no solo interpretarán los datos del usuario, sino que actuarán con criterio propio ajustado a su perfil, hábitos e incluso estado emocional. Será el paso de una IA que responde, a una IA que propone.

Esta autonomía también se aplicará a la ciberseguridad. La IA será capaz de analizar en tiempo real millones de patrones de comportamiento para detectar amenazas invisibles al ojo humano. Y en ese proceso, la biometría jugará un papel esencial. Ya no bastará con la huella dactilar o el rostro: el ritmo de escritura, los hábitos de navegación o el uso del teléfono móvil se convertirán en credenciales únicas. Un sistema de seguridad basado en el comportamiento que será más difícil de vulnerar y más fácil de usar.

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Finanzas invisibles, hiperpersonalizadas y embebidas en el día a día

Si algo quedará atrás en 2040, será la idea de que para contratar un préstamo o invertir en un fondo haya que abrir la app del banco. El concepto de finanzas integradas o embedded finance propone incorporar los servicios financieros directamente en las plataformas que el usuario ya utiliza: tiendas online, aplicaciones de salud, plataformas educativas o redes sociales. Todo en el momento adecuado, con la propuesta exacta, sin pasos adicionales.

Esta tendencia permitirá, por ejemplo, que al comprar un electrodoméstico se ofrezca en tiempo real un seguro adaptado al producto, una financiación personalizada o una sugerencia de inversión si se detecta un excedente de liquidez. Gracias al cruce masivo de datos —geolocalización, hábitos de compra, historial crediticio, interacción con marcas— la experiencia financiera se convertirá en algo continuo, natural y fluido, no en una acción aislada.

La API será la estructura invisible que conectará todo este universo. Gracias a estas interfaces, las plataformas de terceros podrán ofrecer productos financieros sin necesidad de ser bancos, integrando soluciones directamente en el punto de contacto con el cliente. Así, el usuario gestionará sus finanzas desde la app del supermercado o desde su reloj inteligente. La financiación, el aseguramiento, el pago y la inversión se funden en una sola experiencia: contextual, hiperpersonalizada y, en muchos casos, automática.

Computación cuántica: velocidad, poder y nuevos riesgos

Más allá de la IA, la tecnología que podría transformar estructuralmente el sistema financiero es la computación cuántica. Aunque aún en fase experimental, empresas como Google e IBM compiten por ser las primeras en lanzar al mercado ordenadores cuánticos comerciales. Si lo logran, las capacidades de procesamiento y predicción se multiplicarán exponencialmente, permitiendo analizar cantidades de datos que hoy requieren horas o días en apenas segundos.

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En el ámbito financiero, esto supondrá una revolución en la detección de fraudes, la evaluación de riesgos y la predicción de mercados. Cálculos que hoy dependen de modelos estáticos y validación humana podrán ser ejecutados en tiempo real, con una precisión sin precedentes. Pero también implicará nuevas amenazas para los sistemas de cifrado actuales, que podrían quedar obsoletos ante el poder de cómputo cuántico. La ciberseguridad deberá adaptarse a este nuevo entorno o perderá su función protectora.

Para los usuarios, la computación cuántica significará una hiperpersonalización todavía más profunda. Los algoritmos podrán analizar a gran velocidad no solo el comportamiento individual, sino también tendencias globales, cambios en la demanda o microfluctuaciones de precios, y hacer recomendaciones inmediatas a comercios y consumidores. Esto no solo cambiará cómo compramos, sino también cómo se nos ofrece, negocia y gestiona cada producto financiero.

Un ecosistema sin fronteras y sin fricciones

En conjunto, las tecnologías emergentes apuntan a un futuro financiero más líquido, más transparente y más difuso en sus límites tradicionales. La distinción entre bancos, aseguradoras y comercios será cada vez menos relevante. El usuario interactuará con un entorno interconectado donde el dinero, el crédito, el riesgo y la protección serán gestionados de forma continua y automatizada.

Pero esta evolución plantea desafíos: ¿hasta qué punto queremos delegar decisiones financieras sensibles en sistemas autónomos? ¿Cómo garantizar la privacidad en un ecosistema donde los datos son la materia prima central? ¿Y qué mecanismos de control y supervisión deben establecerse ante agentes no humanos que toman decisiones con implicaciones económicas?

Lo que parece claro es que la fintech de 2040 será más integrada, más proactiva y más invisible. Las decisiones se tomarán en segundo plano, los procesos serán automáticos y el usuario no tendrá que entender cómo funciona el sistema para beneficiarse de él. En este contexto, el reto no será solo tecnológico, sino ético, regulatorio y social. Porque el dinero del futuro ya no será lo que tienes, sino lo que una inteligencia calcula que necesitas.

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