La Fuerza Espacial de EE. UU. introduce nuevos sistemas para bloquear satélites chinos y rusos

Alberto Noriega     7 noviembre 2025     5 min.
La Fuerza Espacial de EE. UU. introduce nuevos sistemas para bloquear satélites chinos y rusos

Estas armas electrónicas ampliarán las capacidades del Pentágono en la guerra espacial, en medio de la creciente competencia militar con China, que ya opera más de 1.100 satélites.

La Fuerza Espacial de Estados Unidos se prepara para desplegar dos nuevos sistemas de armas electrónicas capaces de inhibir y bloquear temporalmente satélites enemigos, reforzando la capacidad del Pentágono para operar en un entorno orbital cada vez más disputado.

Los sistemas, denominados Meadowlands y Remote Sensing Terminals, se unirán al Counter Communications System (CCS), un inhibidor de comunicaciones satelitales activo desde 2020. Según datos oficiales difundidos por el Departamento de Defensa, el objetivo es interrumpir las capacidades de vigilancia, reconocimiento e inteligencia de los satélites chinos y rusos durante situaciones de conflicto.

Queremos poder interrumpir sus comunicaciones y sus cadenas de eliminación de objetivos”, explicó Kelly Hammett, director de la Oficina de Capacidades Espaciales Rápidas de la Fuerza Espacial. “Estos sistemas gritarán en su oído para impedirles coordinar ataques contra nuestros activos”, añadió, en referencia a la potencia de interferencia electromagnética de los nuevos dispositivos.

Los inhibidores pueden ser operados remotamente desde territorio estadounidense y desplegarse en ubicaciones estratégicas alrededor del mundo. Funcionan emitiendo potentes señales de radio que saturan las frecuencias de comunicación entre los satélites enemigos y sus estaciones terrestres, dejándolos temporalmente ciegos y sordos sin causar destrucción física.

China: la potencia que domina el espacio orbital

El nuevo despliegue se produce en un momento de creciente tensión espacial con China. De acuerdo con el Instituto de Estudios Estratégicos de EE. UU., el país asiático opera actualmente más de 1.189 satélites, de los cuales 510 son utilizados por el Ejército Popular de Liberación (EPL) para tareas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

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Estos satélites incorporan sensores ópticos, multiespectrales, de radar y de radiofrecuencia, que permiten a las fuerzas chinas rastrear portaaviones estadounidenses, fuerzas expedicionarias y unidades aéreas con alta precisión. Según funcionarios de la Fuerza Espacial, esta red orbital otorga a China una ventaja táctica en la recopilación de datos en tiempo real sobre los movimientos de EE. UU. y sus aliados.

El sistema Meadowlands, desarrollado por L3Harris Technologies, se encuentra actualmente en su fase final de pruebas tras superar retrasos técnicos. Está montado sobre plataformas móviles con ruedas, lo que le confiere gran flexibilidad para su despliegue rápido en entornos militares. La Fuerza Espacial planea adquirir 32 unidades a lo largo de los próximos dos años.

El sistema Meadowlands ofrecerá mejoras significativas en rendimiento técnico y una logística simplificada para su despliegue y sostenimiento”, declaró la compañía en un comunicado.

Terminales remotos para operaciones globales

El segundo componente del plan estadounidense son los Remote Sensing Terminals, terminales modulares desarrollados por Northstrat Inc. y CACI International. Estos sistemas, más compactos y versátiles, cuestan alrededor de 1,5 millones de dólares cada uno y ya están siendo utilizados en ubicaciones no reveladas en el extranjero.

Los terminales pueden operarse completamente a distancia, lo que permite realizar misiones sin exponer personal en zonas de conflicto. Según el plan del Pentágono, se desplegarán 24 terminales en total, con 11 instalados antes de que termine el año fiscal 2025.

Cada unidad es capaz de inhibir múltiples satélites simultáneamente en diferentes bandas de frecuencia, ofreciendo una capa de defensa electrónica complementaria al sistema Meadowlands. Funcionan en entornos tanto de guarnición como de despliegue austero, y pueden integrarse con centros de comando existentes de la Fuerza Espacial para operaciones coordinadas globalmente.

La guerra espacial se intensifica

El refuerzo del arsenal estadounidense refleja la preocupación creciente por el avance de las capacidades espaciales de China, que ha demostrado maniobras orbitales cada vez más sofisticadas. En los últimos años, satélites chinos han ejecutado operaciones de proximidad, acoplamiento y seguimiento que los analistas describen como “combates aéreos en el espacio”.

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Estas maniobras, que simulan enfrentamientos orbitales de corto alcance, han encendido las alarmas en Washington. Funcionarios estadounidenses sostienen que China podría estar desarrollando satélites “asesinos” o con brazos robóticos, capaces de manipular o inutilizar satélites rivales en órbita geosincrónica.

Ante este contexto, el general Chance Saltzman, jefe de operaciones espaciales de EE. UU., ha subrayado la necesidad de “defender la libertad de acción en el espacio” y “asegurar que los satélites estadounidenses puedan seguir operando incluso en un entorno hostil”.

Sin embargo, la Fuerza Espacial insiste en que sus nuevos sistemas no buscan destruir satélites, sino neutralizarlos temporalmente. “Son sistemas defensivos diseñados para contrarrestar responsablemente las comunicaciones adversarias que facilitan ataques contra nosotros o nuestros aliados”, afirmó Hammett.

Aun así, expertos en seguridad advierten que estas capacidades podrían percibirse como armas ofensivas, acelerando la carrera armamentista en el espacio. “Aunque se presenten como medidas defensivas, los inhibidores de satélites son, en esencia, armas de guerra electrónica capaces de negar el acceso al espacio”, señaló Laura Grego, analista del Union of Concerned Scientists.

Un nuevo equilibrio de poder orbital

La militarización del espacio se ha convertido en uno de los ejes centrales de la competencia estratégica entre Estados Unidos, China y Rusia. Mientras Washington busca mantener su superioridad tecnológica y operativa, Pekín avanza en la creación de una constelación de defensa integrada con su red civil de comunicaciones cuánticas y navegación Beidou.

La introducción de Meadowlands y los Remote Sensing Terminals representa un paso decisivo hacia una era donde el dominio del espectro electromagnético será tan determinante como la potencia de fuego tradicional.

Para los analistas militares, el desafío ahora no será solo técnico, sino también político: establecer líneas rojas y protocolos internacionales que eviten que la guerra electrónica en el espacio derive en un conflicto incontrolable.

Estamos entrando en una fase en la que el silencio puede ser tan peligroso como el fuego”, advierte Grego. “Bloquear un satélite de comunicaciones durante una crisis podría confundirse con un ataque, y esa ambigüedad convierte al espacio en el nuevo frente de riesgo global”.

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