El noveno vuelo de Starship llega a orbita, pero termina en llamas

Alberto Noriega     3 junio 2025     4 min.
El noveno vuelo de Starship llega a orbita, pero termina en llamas

SpaceX alcanza un nuevo hito con Starship al llegar a órbita, pero una fuga de combustible provoca su desintegración en la reentrada.

SpaceX ha lanzado el noveno vuelo de prueba de su nave Starship desde Starbase, Texas, marcando por primera vez la reutilización de un propulsor Super Heavy y la llegada exitosa a la órbita terrestre. Sin embargo, el vuelo terminó en fracaso tras una fuga de propelente que causó la pérdida de control y la posterior desintegración de la nave durante la reentrada. El incidente, confirmado por Elon Musk y seguido en directo por miles de espectadores, obligó a activar protocolos de seguridad sobre el Océano Índico. La FAA ya ha abierto una investigación para esclarecer el fallo técnico y sus posibles consecuencias en futuras misiones.

Avance histórico: órbita alcanzada por primera vez

El vuelo de prueba Starship IFT-9 despegó exitosamente desde la plataforma de lanzamiento en Boca Chica, Texas, a las 6:30 p.m. hora local. Por primera vez en la historia del programa, SpaceX logró reutilizar un propulsor Super Heavy (Booster 14-2) y llevar la nave a una órbita completa antes de la reentrada. Este logro representa un paso técnico clave en el objetivo de construir un vehículo espacial totalmente reutilizable.

Además, se utilizó la etapa superior Ship 35, que encendió sus motores tras una separación limpia del propulsor y siguió una trayectoria suborbital planificada. A diferencia de las pruebas anteriores, esta misión superó los 20 minutos de vuelo y completó una fase orbital, generando entusiasmo en el equipo de SpaceX y entre los seguidores del proyecto. El objetivo principal era probar capacidades críticas como reinicio de motores, liberación de carga simulada y retorno controlado.

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Fuga de propelente y pérdida total de control

A pesar de los avances iniciales, la misión fue saboteada por una fuga de combustible detectada unos 30 minutos después del despegue. Esta fuga impidió el reinicio de motores y provocó que la nave comenzara a girar lentamente de forma descontrolada. La orientación errónea imposibilitó la maniobra correcta de reentrada y dejó el escudo térmico vulnerable al impacto atmosférico.

Los locutores de SpaceX, visiblemente tensos, confirmaron que la nave había perdido el control de actitud. Elon Musk declaró que «las fugas causaron la pérdida de presión en el tanque principal durante la fase de crucero y reentrada», lo que explica la ruptura estructural de la nave al chocar con la atmósfera. La mayor parte de la nave se quemó durante el reingreso, y los restos cayeron sin causar daños en el Océano Índico gracias a un amplio perímetro de seguridad establecido con antelación.

Un patrón preocupante: tres fallos seguidos

Con este, ya son tres vuelos consecutivos del programa Starship que terminan en destrucción. Aunque SpaceX ha insistido en que cada prueba ofrece datos invaluables para futuras misiones, la presión aumenta tras las fallas anteriores en enero y marzo de 2025. En ambas ocasiones, la misión fue abortada antes de completar fases clave como la separación o la reentrada.

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Este nuevo contratiempo ocurre apenas semanas después de que la Administración Federal de Aviación (FAA) reautorizara los vuelos, tras una pausa de revisión de seguridad. La FAA ha anunciado una nueva investigación que podría retrasar el cronograma de lanzamientos planeados para 2025 y 2026, incluyendo misiones tripuladas preliminares. La falta de estabilidad en esta etapa crítica del desarrollo complica las ambiciones marcianas de SpaceX.

Aprender desde la atmósfera ardiente

El noveno vuelo de Starship no fue un fracaso absoluto, sino una lección brutal en el método iterativo que define el ADN de SpaceX. Alcanzar la órbita, realizar la primera reutilización exitosa de un propulsor y validar la mayoría de sistemas durante el ascenso ya representa un avance notable. Pero el accidente recuerda que la frontera entre éxito e incendio sigue siendo extremadamente delgada en la exploración espacial.

Elon Musk y su equipo lo saben: cada desintegración es un mapa hacia un diseño mejor. La pregunta es cuánto margen de error puede permitirse una empresa que no solo carga con la ambición de llegar a Marte, sino también con contratos de la NASA, expectativas públicas y objetivos comerciales. Starship sigue siendo la apuesta más arriesgada y transformadora de SpaceX. Pero como la historia del espacio ha demostrado, quien cae desde más alto, también ve más lejos.

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