El plan británico para liderar los semiconductores: £19 millones en una nueva instalación

El Reino Unido lanza un nuevo Centro de Semiconductores con £19 millones, parte de su estrategia para liderar la innovación global en chips.
El gobierno del Reino Unido ha anunciado la creación de un Centro Nacional de Semiconductores con una inversión inicial de 19 millones de libras, que se suma a su ambiciosa estrategia de largo plazo para el sector tecnológico. El nuevo centro busca consolidar alianzas entre universidades, empresas y organismos públicos, reforzando el papel del país en el competitivo mercado global de chips. Esta medida llega en un momento de tensión geopolítica y escasez mundial de semiconductores, donde la soberanía tecnológica se ha vuelto una prioridad estratégica. Contribuyendo ya con £10.000 millones anuales a la economía, el sector de los chips es clave para las ambiciones británicas en inteligencia artificial, defensa y salud.
Un plan a 20 años respaldado por £1.000 millones
La creación del nuevo centro se alinea con la Estrategia Nacional de Semiconductores presentada en mayo de 2023, que contempla una inversión gubernamental de hasta £1.000 millones en diez años. Este plan busca consolidar al Reino Unido como un centro global de investigación, diseño y producción de chips, especialmente en tecnologías avanzadas y componentes críticos. En 2024, el gobierno también anunció la creación de un Instituto Independiente de Semiconductores para facilitar colaboraciones con socios internacionales y canalizar recursos hacia la innovación aplicada.
Aunque el reciente cambio de gobierno ha generado cierta incertidumbre sobre el cumplimiento del compromiso completo, el nuevo gabinete ha mostrado interés en reorientar la estrategia hacia inversión privada y alianzas público-privadas. Pese a ello, se han mantenido apoyos clave, como los £35 millones destinados a facilitar la participación británica en la Iniciativa Conjunta de Chips de la UE, valorada en €1.300 millones.
Tecnología de litografía pionera en Europa
Uno de los pilares de esta estrategia se encuentra en la Universidad de Southampton, que ha inaugurado la primera instalación europea de litografía por haz de electrones, solo superada por una similar en Japón. La instalación, equipada con un sistema JEOL JBX-8100 G3 de 200kV, permite trabajar con obleas de 200 mm y estructuras de menos de 5 nanómetros, abriendo posibilidades clave en el desarrollo de chips de alta precisión.
La infraestructura, construida en una sala limpia de 820 m², forma parte del Complejo Mountbatten, y representa una herramienta esencial para transformar descubrimientos académicos en productos comercializables. Este avance técnico se acompaña de un paquete de capacitación de £4,75 millones que incluye becas universitarias y programas escolares, abordando la escasez de talento en ingeniería eléctrica y diseño de circuitos, una barrera clave para el crecimiento sostenido del sector.
Producción más ágil y local
Otro hito relevante es la apertura en 2025 de una nueva línea de empaquetado avanzado de semiconductores en Escocia, financiada con £9 millones y ubicada en el Instituto Nacional de Manufactura de Escocia (NMIS), parte de la Universidad de Strathclyde. Este centro reducirá los tiempos de empaquetado de chips de meses a días, un salto clave para competir en un mercado donde la agilidad y la soberanía en la cadena de suministro son determinantes.
El empaquetado, fase final del proceso de fabricación, es crucial para proteger el chip y adaptarlo a su entorno operativo. Esta instalación colaborará con el Catapulta de Aplicaciones de Semiconductores Compuestos (CSA), permitiendo a las empresas probar nuevas tecnologías sin interrumpir la producción comercial, algo especialmente valioso para startups y PYMEs del sector.
Un sector que ya mueve £10.000 millones al año
Actualmente, la industria británica de semiconductores emplea a más de 15.000 personas y aporta unos £10.000 millones anuales al PIB, según cifras gubernamentales. Con inversiones como estas, se espera que esa cifra alcance los £17.000 millones para 2030. El gobierno busca así reforzar su autonomía tecnológica en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la medicina de precisión y los sistemas de defensa autónomos.
El énfasis no solo está en producir más, sino en construir un ecosistema completo y resiliente, desde la investigación hasta la manufactura. La apuesta por infraestructura, talento e integración internacional es clave para que el Reino Unido no solo sea competitivo, sino que tenga un papel de liderazgo en la carrera global por el control del silicio.
Chips, soberanía y poder blando
Más allá de la eficiencia tecnológica, esta iniciativa es también una declaración política. En un mundo donde los chips son el nuevo petróleo, controlar su diseño y fabricación significa tener influencia geopolítica. China, Estados Unidos y la Unión Europea ya han desplegado enormes fondos para dominar esta industria. El Reino Unido, con esta estrategia, se suma al tablero con una visión propia: no depender, sino colaborar inteligentemente.
El nuevo centro de semiconductores es solo una pieza más de un rompecabezas industrial que definirá las economías del siglo XXI. Si logra sostener el impulso político y atraer inversión privada sin perder visión estratégica, el Reino Unido podría convertirse en una plataforma clave para el desarrollo de chips europeos, consolidando tanto su economía como su influencia tecnológica.
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