Pulse, la nueva apuesta de OpenAI que convierte a ChatGPT en tu secretaria personal

Alberto Noriega     26 septiembre 2025     5 min.
Pulse, la nueva apuesta de OpenAI que convierte a ChatGPT en tu secretaria personal

OpenAI lanza ChatGPT Pulse, un asistente proactivo que ofrece briefings diarios personalizados con IA, disponible en su plan Pro.

OpenAI presentó este jueves ChatGPT Pulse, una función de resúmenes proactivos que marca un cambio radical en la manera de interactuar con la inteligencia artificial. Disponible para los suscriptores del plan Pro de 200 dólares al mes, esta herramienta convierte a ChatGPT en un asistente que inicia conversaciones con el usuario, en lugar de limitarse a responder preguntas. El sistema recopila información del historial de chats, aplicaciones conectadas y preferencias previas para generar cada mañana entre cinco y diez actualizaciones personalizadas. Con Pulse, la compañía aspira a redefinir el mercado de los asistentes virtuales, en plena carrera con Google y Microsoft.

Un asistente que no espera órdenes

Hasta ahora, la dinámica con ChatGPT era clara: el usuario preguntaba y la inteligencia artificial respondía. Con Pulse, ese paradigma se rompe. OpenAI transforma su producto estrella en un asistente proactivo, capaz de adelantarse a las necesidades del usuario. Cada noche, la función realiza una investigación asincrónica que procesa el historial de conversaciones, el feedback del usuario y los datos de aplicaciones conectadas para elaborar un briefing diario.

El resultado se presenta en tarjetas visuales con entre cinco y diez contenidos personalizados, que pueden abarcar desde las últimas noticias deportivas hasta recomendaciones de viaje, consejos de salud o preparativos para reuniones de trabajo. Se trata de un cambio de rol fundamental, que acerca la experiencia a la de tener un asistente humano que organiza el día por adelantado.

La diferencia no es menor: mientras un chatbot convencional responde a estímulos inmediatos, Pulse busca anticiparse, proponer y generar valor sin necesidad de que el usuario formule la pregunta. Esta transición supone el primer gran paso hacia un modelo de IA que actúa por iniciativa propia, abriendo un nuevo escenario de interacción entre humanos y algoritmos.

Pexels Vlada Karpovich 7903142

Integraciones con el día a día

Una de las claves del atractivo de Pulse reside en sus integraciones. La nueva función puede conectarse con Gmail y Google Calendar, lo que le permite preparar borradores de agendas, avisar de reuniones próximas o incluso sugerir restaurantes en función de un viaje planificado. Estas opciones, que en el pasado estaban reservadas a secretarios personales o a los asistentes de alto nivel ejecutivo, ahora se democratizan a través de la IA.

OpenAI ha recalcado que la conexión con servicios externos es totalmente opcional y puede desactivarse en cualquier momento. Con ello, la compañía busca mitigar los recelos en torno a la privacidad, un punto sensible en el despliegue de asistentes inteligentes. El hecho de que Pulse utilice datos personales y patrones de comportamiento obliga a plantear un debate más amplio sobre la gestión ética de la información.

Según explicó Fidji Simo, CEO de Aplicaciones de OpenAI, el objetivo es “llevar al gran público el tipo de soporte que hasta ahora solo podían permitirse los más ricos”. La compañía asegura que el desarrollo se basó en pruebas con estudiantes universitarios, quienes valoraron más la utilidad de la herramienta cuando pudieron orientar activamente qué contenidos querían recibir.

Una jugada estratégica de OpenAI

Pulse no es solo una nueva función: es una declaración estratégica. En su comunicado oficial, OpenAI lo definió como “el primer paso hacia un ChatGPT más útil que trae proactivamente lo que necesitas”. Con ello, la empresa no solo amplía el alcance de su tecnología, sino que plantea una visión de futuro en la que los asistentes virtuales evolucionan hacia compañeros cognitivos.

Pexels Airamdphoto 15940001

El movimiento llega en un contexto de competencia feroz. El mercado global de asistentes de IA alcanzó en 2024 los 2.440 millones de dólares y, según proyecciones, crecerá a un ritmo anual del 44,63% hasta 2032. Gigantes como Google y Microsoft trabajan en funciones similares para sus propias plataformas de inteligencia artificial. Pulse, en este escenario, es la apuesta de OpenAI para mantener el liderazgo.

Por el momento, la función está disponible únicamente para los suscriptores del plan Pro, pero la compañía planea extenderla primero a los usuarios de la modalidad Plus y posteriormente a toda la base de clientes de ChatGPT. El desafío será superar los altos costes computacionales que implica un servicio de personalización tan intensivo.

Entre la promesa y el riesgo

Aunque Pulse se lanza como una función en fase de prueba, OpenAI reconoce que todavía puede generar sugerencias irrelevantes. El sistema depende en gran medida de la calidad de los datos recopilados y del feedback continuo de los usuarios. A medida que crezca la base de pruebas reales, se espera que la herramienta refine su precisión y se acerque más a una personalización óptima.

La apuesta, sin embargo, plantea riesgos. Por un lado, la dependencia de un asistente proactivo podría condicionar la autonomía de los usuarios, moldeando sus decisiones diarias a partir de algoritmos que no siempre son transparentes. Por otro, el acceso desigual a la función —limitada por ahora a quienes pagan 200 dólares al mes— abre la discusión sobre la brecha digital y económica en el acceso a la inteligencia artificial avanzada.

Los beneficios son indiscutibles: menos tiempo perdido organizando tareas, mayor capacidad de planificación y un acceso democratizado a un tipo de soporte que antes estaba restringido a élites. Pero las preguntas que plantea sobre privacidad, sesgos y control marcarán el debate en los próximos meses.

Comentarios cerrados