Putin lanza un grupo nacional de IA para romper la dependencia tecnológica de Occidente
Putin ordena crear un grupo nacional de inteligencia artificial para impulsar la soberanía tecnológica de Rusia y reducir la dependencia de sistemas occidentales en plena era de sanciones.
Rusia anunció este miércoles la creación de un grupo de trabajo nacional para coordinar el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial. La orden, emitida por Vladímir Putin durante la conferencia AI Journey 2025 en Moscú, busca disminuir la dependencia tecnológica de Occidente en un contexto de sanciones. La iniciativa aspira a expandir la IA a todas las industrias, consolidar un mando centralizado y elevar la contribución del sector al PIB ruso para 2030.
Putin declara la IA un asunto de soberanía nacional y acelera el control doméstico
El presidente ruso Vladímir Putin elevó la inteligencia artificial a la categoría de «soberanía estatal, tecnológica y de valores», en una declaración que marca un giro estratégico en la política digital del Kremlin. Durante su intervención en AI Journey 2025, Putin ordenó la creación de un grupo de trabajo centralizado encargado de supervisar y coordinar todos los proyectos de IA en el país.
La instrucción incluye la elaboración de un plan nacional de implementación de IA generativa en todas las industrias y regiones de Rusia. El Kremlin pretende, según el propio presidente, que la IA aporte más de 11 billones de rublos (136.000 millones de dólares) al PIB ruso para 2030, convirtiéndose en un motor estructural de la economía digital.
Putin insistió repetidamente en la necesidad de romper con la dependencia de modelos extranjeros. Según la transcripción oficial del Kremlin, afirmó: «No podemos permitir una dependencia crítica de sistemas extranjeros. Todo el espectro de modelos debe ser entrenado y supervisado por especialistas rusos en cada etapa.»
El argumento no es solo económico, sino también geopolítico. El presidente destacó que los grandes modelos de lenguaje tienen un papel crucial en la formación de la opinión pública y que confiar en herramientas de otros países supone “ceder soberanía cultural y política”. Por ello, Rusia quiere desarrollar alternativas domésticas capaces de competir con los sistemas estadounidenses y chinos.
Putin recorrió después una exposición con los avances del ecosistema ruso: desde el chatbot GigaChat de Sberbank hasta un robot humanoide de producción nacional, pasando por la asistente virtual Alice de Yandex. La presentación buscó mostrar que, pese a las sanciones, Rusia mantiene un desarrollo doméstico vibrante en IA.
Para sostener este crecimiento, el presidente anunció un plan energético masivo: la construcción de 38 unidades nucleares en los próximos 20 años, principalmente en Siberia, los Urales y el Lejano Oriente. Según Putin, el consumo eléctrico de los centros de datos más que se triplicará en esta década, y solo una expansión nuclear garantizará la capacidad necesaria para entrenar modelos de IA avanzados a escala nacional.
Sanciones, falta de chips y alianzas alternativas: los límites del avance ruso
El avance ruso en inteligencia artificial está profundamente condicionado por el contexto geopolítico. Las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea han restringido severamente el acceso de Moscú a microchips avanzados, especialmente las GPUs de Nvidia y AMD que normalmente alimentan los modelos más complejos.
German Gref, director ejecutivo de Sberbank, reconoció abiertamente que reemplazar los chips occidentales es uno de los mayores desafíos para el sector tecnológico ruso. Las sanciones impiden importar hardware crítico para el entrenamiento de modelos de última generación, afectando tanto a empresas privadas como a laboratorios estatales.
Esta limitación se refleja en los indicadores internacionales: Rusia ocupa actualmente el puesto 31 de 83 países en el Índice Global de IA de Tortoise Media, muy por detrás de Estados Unidos, China e incluso de socios de los BRICS como India o Brasil. La falta de infraestructura avanzada, inversión privada y chips de alto rendimiento explican gran parte del rezago.
Para sortear estos bloqueos, Rusia ha intensificado su cooperación tecnológica con China. En 2024, ambos países impulsaron la creación de una Red de Alianza de IA con miembros de los BRICS, que reúne a 17 asociaciones industriales de 14 países con el objetivo de desarrollar modelos, compartir investigación y establecer marcos regulatorios alternativos a los occidentales.
Este acercamiento busca crear un ecosistema paralelo que permita desarrollar IA sin depender de estándares, chips o nubes estadounidenses. Sin embargo, expertos advierten que incluso China —líder en hardware de alto rendimiento— enfrenta sus propias restricciones debido a los controles de exportación de Washington, lo que podría limitar la capacidad rusa para escalar sus modelos.
Otra dificultad radica en la fragmentación de la industria tecnológica rusa, donde empresas como Yandex, Sberbank, VK o Rostec operan de forma independiente y compiten entre sí. El nuevo grupo de trabajo ordenado por Putin pretende centralizar esfuerzos y evitar duplicidades, pero también refuerza el papel del Estado en un sector que globalmente avanza gracias a la innovación descentralizada.
Finalmente, persisten dudas sobre el impacto real de las 38 unidades nucleares anunciadas. Aunque aumentar la capacidad eléctrica es imprescindible, especialistas señalan que el cuello de botella no es la energía, sino el acceso a chips avanzados, la falta de talento especializado y las restricciones internacionales en el flujo de conocimiento y tecnología.
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