Ratones viven un 30% más con una combinación de medicamentos anticáncer

Alberto Noriega     2 junio 2025     4 min.
Ratones viven un 30% más con una combinación de medicamentos anticáncer

Una combinación de rapamicina y trametinib aumentó la esperanza de vida de ratones en un 30% y redujo inflamación y cáncer.

Un equipo europeo de científicos ha demostrado que una combinación de dos medicamentos contra el cáncer, rapamicina y trametinib, puede extender la vida de los ratones un 30%, según se publicó este mayo en diversas plataformas científicas. El estudio se llevó a cabo en el Instituto Max Planck de Alemania y revela que los efectos del tratamiento van más allá de la longevidad, mejorando la salud general de los animales. El hallazgo apunta a una vía poderosa para combatir el envejecimiento, al reducir la inflamación crónica y retrasar la aparición de tumores. Esta investigación podría abrir nuevas puertas a tratamientos similares en humanos.

Un salto en longevidad sin precedentes

Los investigadores encontraron que la combinación de rapamicina y trametinib prolongó la vida de los ratones hasta un 30%, una cifra notablemente superior a la obtenida cuando se administraron por separado. Mientras que la rapamicina extendía la vida entre un 15 y 20%, y trametinib entre un 5 y 10%, la combinación no solo sumó beneficios, sino que produjo efectos sinérgicos inéditos.

Este avance se debe a que cada fármaco actúa sobre diferentes nodos de la red metabólica insulina–IGF–mTOR–Ras, una vía celular clave en los procesos de envejecimiento. Los investigadores observaron que el tratamiento dual desencadenó patrones de expresión génica completamente nuevos, lo que sugiere una transformación molecular más profunda que la lograda por cualquier terapia individual. Además de vivir más, los ratones presentaban menos inflamación, menos grasa corporal y menor incidencia de tumores hepáticos, lo que subraya el potencial de esta estrategia para combatir múltiples aspectos del deterioro asociado a la edad.

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El enemigo silencioso: inflammaging

Uno de los logros más relevantes del tratamiento fue la reducción de la inflamación crónica de bajo grado, un fenómeno conocido como «inflammaging», que afecta a casi todas las personas mayores y se vincula con enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencia o cáncer. En modelos humanos, se ha detectado que personas mayores pueden tener hasta cuatro veces más citocinas inflamatorias que los jóvenes sanos, incluso sin infección activa.

Este estado inflamatorio persistente impide la regeneración y reparación de tejidos, acelerando el deterioro físico. Por eso, reducirlo es una de las prioridades en medicina antienvejecimiento. El hallazgo de que esta combinación farmacológica pueda revertir o frenar la inflammaging coloca al tratamiento en una posición privilegiada dentro del campo de las terapias longevas. En paralelo a otras estrategias como la restricción calórica o la metformina, esta terapia dual apunta a múltiples mecanismos celulares simultáneamente, lo que puede evitar que el cuerpo desarrolle resistencia o compense la acción de un único fármaco.

Estrategia doble contra el cáncer

Más allá de la longevidad, la combinación de rapamicina y trametinib retrasó notablemente la aparición y progresión de tumores. La rapamicina inhibe la vía mTORC1, clave en la proliferación celular, mientras que trametinib bloquea la vía Ras–MEK–ERK, comúnmente activa en muchos tipos de cáncer. Su acción conjunta ataca al cáncer desde múltiples frentes, limitando su crecimiento y resistencia.

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En ratones genéticamente predispuestos al cáncer, el tratamiento redujo la agresividad de los tumores: aparecían más tarde, eran menos invasivos y, en muchos casos, se limitaban a linfomas iniciales en lugar de cuadros metastásicos avanzados. Este enfoque multitarget podría representar una nueva era en la oncología geriátrica, donde el envejecimiento y el cáncer están íntimamente entrelazados. Incluso se observó que los animales mantenían funciones cognitivas más estables, menor estrés metabólico y un perfil general más joven, lo que sugiere que el efecto antitumoral está profundamente conectado con la ralentización general del envejecimiento.

¿Una píldora para vivir más?

El hallazgo de que dos fármacos conocidos por su uso oncológico puedan extender la vida en un 30% plantea un dilema fascinante: ¿estamos cerca de una terapia antienvejecimiento real? Aunque los resultados en ratones no garantizan la misma efectividad en humanos, el hecho de que ambos medicamentos ya estén aprobados y estudiados acelera enormemente su posible traducción clínica.

El verdadero reto será definir qué perfiles de pacientes podrían beneficiarse, cómo evitar efectos secundarios a largo plazo, y si es posible mantener esos beneficios sin interferir con otras funciones biológicas esenciales. Pero una cosa está clara: la vejez ya no es un territorio inmóvil. Con cada avance, la ciencia se acerca más a convertir la longevidad saludable en un objetivo alcanzable, no solo deseable. Y tal vez, en las próximas décadas, vivir más y mejor deje de ser ciencia ficción.

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