Un robot realiza su primera cirugía autónoma sin asistencia humana

Un robot cirujano realiza por primera vez una operación completa sin asistencia humana, marcando un hito en la cirugía autónoma.
Un robot desarrollado por la Universidad Johns Hopkins ha completado con éxito una operación de extracción de vesícula biliar sin intervención humana, abriendo una nueva era en la cirugía autónoma. El sistema, bautizado como SRT-H, ejecutó todos los pasos quirúrgicos en ocho ensayos con cadáveres de cerdo, mostrando una precisión comparable a la de cirujanos expertos. El avance se anunció este miércoles, en un estudio publicado en Science Robotics, y representa un gran salto en la integración de la inteligencia artificial en medicina. La innovación acerca la posibilidad de contar con robots clínicamente viables que operen sin supervisión directa.
Primer robot que opera sin manos humanas
El Robot Quirúrgico Transformer-Jerarquía (SRT-H) completó 17 pasos quirúrgicos sin asistencia externa, incluyendo la separación de tejidos y el cierre final de la herida. Lo más sorprendente no fue solo su ejecución técnica, sino su capacidad de adaptación en tiempo real a variaciones anatómicas y a comandos hablados del tipo: “agarra la cabeza de la vesícula”.
El sistema, basado en la misma arquitectura de IA que impulsa ChatGPT, fue entrenado con 17 horas de videos quirúrgicos reales, en los que observaba cómo cirujanos de Johns Hopkins intervenían vesículas en cerdos. Gracias a ese aprendizaje visual, el robot aprendió no solo los movimientos, sino también la lógica del procedimiento. El resultado: una ejecución limpia, sin errores ni daños a los tejidos adyacentes.
Según Axel Krieger, líder del estudio, “pasamos de robots que pueden ejecutar tareas específicas a robots que comprenden todo el procedimiento quirúrgico”. Esta distinción marca un cambio radical, ya que el SRT-H no necesita que cada paso se le dicte: puede identificar problemas, corregirse a sí mismo y continuar. En promedio, el robot se autocorrigió 6,4 veces por cirugía, confirmando que no solo sigue instrucciones, sino que razona quirúrgicamente.
Más lento que un humano, pero igual de preciso
Aunque el robot tardó un poco más que los cirujanos humanos (5 minutos y 17 segundos frente a 4 minutos), los investigadores concluyeron que su nivel de precisión es comparable al de expertos con años de experiencia. La diferencia temporal se debe a que el sistema aún prioriza la seguridad sobre la velocidad, pero puede optimizarse en futuras versiones.
Este logro se basa en un avance previo del mismo equipo en 2022, cuando un robot llamado Smart Tissue Autonomous Robot operó a un cerdo vivo. Sin embargo, aquel sistema necesitaba condiciones casi de laboratorio: tejidos marcados, iluminación perfecta y un guion quirúrgico inamovible. En contraste, el nuevo SRT-H fue sometido a condiciones más caóticas: se alteró su posición inicial, se añadieron tintes similares a sangre e incluso se modificaron manualmente las formas del tejido.
Pese a todo, el sistema cumplió su misión. “Este trabajo resuelve muchas de las barreras que impidieron la cirugía autónoma en el pasado”, explica Ji Woong “Brian” Kim, coautor del estudio y ahora investigador en Stanford. La clave está en que el robot no depende de un entorno controlado, sino que se adapta como lo haría un médico real en un quirófano vivo.
El futuro quirúrgico ya está en marcha
El equipo de Johns Hopkins ya planea entrenar al SRT-H en otras operaciones, ampliando sus capacidades más allá del sistema digestivo. Entre los procedimientos posibles están cirugías abdominales, ortopédicas o incluso cardíacas, siempre que el sistema logre acumular suficiente entrenamiento en video y validación con cadáveres.
No obstante, el despliegue en hospitales reales aún está lejos. Se requieren años de pruebas clínicas, aprobación de autoridades regulatorias y garantías de seguridad para pacientes humanos. Además, surgirán dilemas éticos y legales sobre quién asume la responsabilidad en caso de error quirúrgico, y cómo se documentan las decisiones tomadas por una IA autónoma.
Aun así, el camino está trazado. La medicina entra en una etapa donde los cirujanos del futuro podrían ser máquinas que aprendieron viendo, no estudiando. Si logran operar mejor que nosotros, ¿quién tendrá el pulso más firme?
No piensan, pero operan
Que un robot opere sin manos humanas no es solo un avance técnico: es un cambio ontológico en la medicina. Hasta ahora, la cirugía se consideraba el arte supremo del cuerpo humano, un espacio donde el juicio, el tacto y la intuición se cruzaban con la precisión. El SRT-H demuestra que la inteligencia artificial puede replicar—e incluso perfeccionar—ese delicado equilibrio sin necesidad de conciencia, ni experiencia personal.
Este cambio obligará a repensar el rol del cirujano: tal vez ya no sea quien hace el corte, sino quien entrena al sistema que lo hará. O quien interviene solo cuando el robot falla. La pregunta no es si estas máquinas reemplazarán a los médicos, sino cómo los médicos aprenderán a trabajar con ellas.
La robótica quirúrgica autónoma no busca sustituir la humanidad del acto médico, pero sí promete reducir errores, eliminar temblores y llevar la cirugía experta a cualquier rincón del planeta. En un mundo donde millones mueren por falta de acceso a operaciones básicas, puede que el bisturí más preciso del futuro ya no esté en manos humanas.
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