SpaceX lo consigue: Vía libre de Texas para hacer 25 lanzamientos al año

Alberto Noriega     6 mayo 2025     5 min.
SpaceX lo consigue: Vía libre de Texas para hacer 25 lanzamientos al año

La FAA autoriza a SpaceX a quintuplicar sus lanzamientos de Starship en Texas: hasta 25 al año a partir de 2025.

La Administración Federal de Aviación (FAA) ha dado luz verde a SpaceX para lanzar hasta 25 vuelos anuales de Starship desde su base en Boca Chica, Texas, a partir de 2025. Este permiso representa un aumento drástico respecto a los cinco lanzamientos permitidos hasta ahora. La decisión llega tras una evaluación ambiental intensiva que concluyó que, con ciertas condiciones, no habrá impactos significativos. Elon Musk y su equipo ya se preparan para convertir este enclave del sur de Texas en el epicentro de una nueva era espacial.

La cadencia espacial se multiplica

La FAA aprueba 25 lanzamientos de Starship al año desde Starbase. El cambio multiplica por cinco el límite anterior, que permitía solo cinco vuelos anuales.

La aprobación marca un antes y un después para el programa Starship, la nave insignia con la que SpaceX aspira a transportar carga y tripulación a la Luna, Marte y más allá. La FAA justificó su decisión tras una “evaluación ambiental escalonada” conforme a la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA), que concluyó que el impacto sería “no significativo” siempre que se implementen más de 75 medidas de mitigación ya acordadas en evaluaciones previas.

Entre esas condiciones están restricciones en horarios de cierre de carreteras, protección a especies como tortugas marinas y delfines, y protocolos estrictos de comunicación comunitaria. SpaceX también deberá coordinarse regularmente con agencias federales como la NOAA, el Fish and Wildlife Service y el Departamento del Interior.

La presión pública no fue menor. La FAA recibió miles de comentarios durante la fase de consulta pública, muchos de ellos provenientes de ambientalistas y residentes preocupados por el ecosistema de Boca Chica, uno de los más ricos en biodiversidad de la costa texana.

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Recuperar el cohete con “palillos chinos”

Uno de los avances más sorprendentes de SpaceX es la técnica de recuperación del Super Heavy Booster. En lugar de patas de aterrizaje tradicionales, se utiliza una estructura mecánica llamada “palillos chinos”: dos brazos gigantes adheridos a la torre de lanzamiento que “atrapan” el cohete en el aire.

Este sistema fue demostrado exitosamente durante el quinto vuelo de Starship en octubre de 2024. El booster, de 70 metros y 250 toneladas, descendió de forma controlada y fue capturado con precisión milimétrica. Elon Musk ha afirmado que esta técnica permitirá la reutilización del propulsor en menos de una hora, una hazaña que reduciría enormemente los costos y tiempos de cada misión.

Los métodos anteriores eran menos eficientes. SpaceX había probado aterrizajes sobre plataformas oceánicas o en la misma base con patas desplegables, pero implicaban más riesgos y procesos de recuperación lentos. Este nuevo enfoque mejora significativamente la tasa de reutilización, uno de los pilares de la estrategia espacial de la compañía.

Reentradas dramáticas en el Índico

El Océano Índico se ha convertido en un sitio clave para pruebas de reentrada de la nave Starship. Las misiones cuarta, quinta y sexta siguieron trayectorias orbitales que terminaron con descensos controlados sobre estas aguas remotas, lejos de zonas habitadas.

Durante el sexto vuelo de prueba, en noviembre de 2024, la nave completó una órbita y realizó una reentrada atmosférica estable antes de amerizar suavemente. Aunque muchos de estos vuelos concluyen con “finales explosivos”, el valor científico es alto: permiten probar el sistema de protección térmica y el comportamiento estructural en condiciones extremas.

La ubicación del amerizaje no es casual. El Eastern Range —una red logística que va desde Florida hasta el sur del Índico— permite cubrir más de 10.000 millas náuticas. Esto habilita rutas seguras para vuelos orbitales completos, evitando maniobras de desorbitado y facilitando la recopilación de datos técnicos en condiciones reales.

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Hacia una nueva infraestructura planetaria

El objetivo último de Starship no es solo llegar al espacio, sino convertirlo en territorio accesible. SpaceX ha dejado claro que quiere realizar vuelos semanales, e incluso diarios, con vehículos totalmente reutilizables. Para ello, necesita una infraestructura que respalde esa cadencia, algo que la aprobación de la FAA empieza a desbloquear.

No se trata solo de una victoria logística: es una victoria simbólica. Con 25 vuelos autorizados por año, Starbase se acerca más a convertirse en una “puerta de salida” de la humanidad, capaz de soportar misiones tripuladas a Marte o lanzamientos comerciales rutinarios de satélites.

La reutilización es clave en este modelo. Cada Starship y cada Super Heavy deben poder volar varias veces por semana. Con técnicas como la recuperación aérea y mejoras en los escudos térmicos, SpaceX está diseñando el equivalente a una flota aérea interplanetaria. El modelo se asemeja más a un sistema aeroportuario que al tradicional modelo espacial de lanzamiento único y desecho.

Los cohetes también tienen vecindario

El gran desafío de SpaceX no está en la tecnología, sino en la convivencia. El sur de Texas, donde se levanta Starbase, es un refugio natural de biodiversidad y un hogar para miles de personas. La tensión entre exploración y conservación se ha vuelto inevitable. La propia FAA lo reconoce: sin medidas de mitigación reales, el impacto sería inaceptable.

El futuro del acceso espacial se jugará tanto en los laboratorios de Musk como en las salas de reuniones con ambientalistas, agencias regulatorias y comunidades locales. Si SpaceX logra demostrar que alta cadencia y sostenibilidad pueden ir de la mano, entonces estaremos ante un verdadero modelo del siglo XXI. Pero si no lo hace, la resistencia crecerá.

El espacio empieza en la Tierra. Y la forma en que gestionamos esa frontera determinará si Starship será un puente hacia el futuro o una grieta en nuestro presente. La carrera espacial de esta década no se mide solo en kilómetros o toneladas, sino en sensibilidad, diplomacia y compromiso real con el planeta que nos vio despegar. ¿Lo comprenderá también Elon Musk?

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