SpaceX rompe su mala racha y Starship despega

Alberto Noriega     27 agosto 2025     4 min.
SpaceX rompe su mala racha y Starship despega

SpaceX lanza con éxito su cohete Starship en su décima prueba, tras dos días de retrasos. El vuelo pone rumbo a Marte y a la Luna.

Tras dos días de retrasos y una racha de fallos, SpaceX logró lanzar con éxito su cohete Starship desde su base en Texas este martes por la noche. El despegue marca un momento crucial para los planes de colonización de Marte de Elon Musk y las misiones lunares de la NASA. A las 7:30 p.m. (hora del Este), el gigante de 122 metros de altura alzó vuelo en el décimo test de la nave más poderosa jamás construida. La misión puso a prueba tecnologías clave como la separación de etapas, la reentrada controlada y el despliegue de satélites simulados.

Tercer intento, despegue perfecto

SpaceX logró al fin lanzar Starship tras cancelar las dos fechas previas por razones técnicas y meteorológicas. El domingo, la cuenta atrás se detuvo a solo 17 minutos del lanzamiento por una fuga de oxígeno líquido. El lunes, un cúmulo de nubes de yunque obligó a abortar a 40 segundos del despegue. El martes, el cohete despegó desde Starbase (Texas) sin contratiempos aparentes.

La etapa inferior Super Heavy, propulsada por 33 motores Raptor, se separó con éxito de la nave Starship y amerizó de forma controlada en el Golfo de México, aunque uno de sus motores falló durante el ascenso. La etapa superior continuó su trayectoria hacia un punto de reentrada en el Océano Índico, llevando a bordo ocho simuladores de satélites Starlink, de los cuales cuatro fueron desplegados con éxito en órbita de prueba.

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Superando fracasos recientes

Este décimo vuelo era especialmente importante tras una secuencia de tres fallos consecutivos: el Vuelo 7 y el Vuelo 8 explotaron antes de los diez minutos de vuelo, y el Vuelo 9 se desintegró durante la reentrada en mayo tras perder control de actitud. La Administración Federal de Aviación (FAA) no aprobó esta misión hasta completar la investigación del fallo anterior.

Para Todd Harrison, analista del American Institute, la presión era alta pero no definitiva: “Los riesgos eran enormes, pero este no era un todo o nada.” La comunidad espacial observaba con atención, ya que Starship no es solo un proyecto privado: es la piedra angular del aterrizaje lunar tripulado de la NASA previsto para 2027.

Tecnología probada en condiciones reales

El vuelo de prueba validó múltiples capacidades críticas: el encendido de motores Raptor en el espacio, el funcionamiento del escudo térmico en reentrada y el despliegue de carga útil simulada. SpaceX decidió no intentar recuperar el propulsor con los brazos mecánicos de su torre de lanzamiento —conocidos como “chopsticks”—, y en su lugar realizó pruebas de resistencia durante el descenso.

La elección de no atrapar el propulsor fue deliberada: se trataba de evaluar la robustez del sistema durante su caída libre controlada. La prueba sirvió también para comprobar la tolerancia a fallos, dado que uno de los motores del propulsor falló sin comprometer el resto del vuelo.

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Rumbo a la Luna… y más allá

Starship ha sido elegida como módulo de alunizaje para el programa Artemis de la NASA, que prevé llevar astronautas al polo sur lunar en 2027. Para lograrlo, SpaceX deberá dominar antes maniobras aún más complejas como el repostaje orbital de metano y oxígeno líquido entre naves Starship en órbita, algo que jamás se ha hecho.

Elon Musk aprovechó la retransmisión del lanzamiento para subrayar su visión: una nave reutilizable que conecte la Tierra con la Luna, Marte y más allá. Según el empresario, “el objetivo final es hacer de la humanidad una especie multiplanetaria” y motivar a las nuevas generaciones con un futuro “emocionante y lleno de exploración”.

Un cohete con doble destino: ciencia e inspiración

Más allá de los objetivos técnicos, el décimo vuelo de Starship representa una declaración de intenciones. Es la confirmación de que el programa avanza —con tropiezos, pero también con logros— hacia una era de cohetes totalmente reutilizables capaces de llevar decenas de toneladas al espacio profundo.

Cada test que no acaba en una explosión amplía el margen de confianza, no solo para SpaceX, sino para sus socios públicos y privados. Pero también expone un dilema: la velocidad vertiginosa con la que la empresa prueba, lanza y corrige puede desafiar los ritmos más cautelosos de agencias como la NASA.

La historia del espacio ha sido escrita por naves que fallan, estallan y vuelan de nuevo. En ese sentido, Starship ya ha entrado en esa historia. Pero si quiere cambiarla de verdad, aún debe demostrar que puede hacerlo una y otra vez, no solo en los desiertos de Texas, sino en la órbita lunar… y más allá.

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