Una startup rival de Neuralink logra implantar un chip cerebral por primera vez

El pasado 14 de mayo, la startup estadounidense Paradromics implantó por primera vez su interfaz cerebro-computadora en un ser humano, durante una cirugía en la Universidad de Míchigan. El procedimiento validó que el dispositivo Connexus puede leer señales neuronales con alta precisión, marcando un hito en neurotecnología clínica. La operación, liderada por el neurocirujano Matthew Willsey, se completó en apenas 10 minutos, confirmando años de ensayos preclínicos. Paradromics se posiciona así como el principal competidor de Neuralink, con el objetivo de restaurar la comunicación de pacientes con parálisis mediante tecnología de lectura neuronal directa.
Un implante más preciso que Neuralink
Durante la cirugía de resección por epilepsia, los cirujanos insertaron Connexus —un dispositivo más pequeño que una moneda— en el lóbulo temporal del paciente usando un instrumento similar a un EpiPen. En menos de 20 minutos, el equipo extrajo el implante de forma segura tras verificar que había captado actividad cerebral eléctrica en tiempo real.
Este avance representa la entrada oficial de Paradromics a la fase clínica, tras tres años de pruebas en animales como ovejas. A diferencia de otros dispositivos más invasivos o superficiales, Connexus penetra directamente en el tejido cerebral, estableciendo contacto con neuronas individuales. Esto permite una resolución de datos sin precedentes, fundamental para decodificar patrones de habla o intención motora.
Tecnología al detalle: 421 hilos cerebrales
El secreto está en sus 421 microhilos de platino-iridio, más delgados que un cabello humano, que actúan como una brocha neural sobre la corteza. Estos electrodos captan impulsos eléctricos que luego se transmiten mediante un cable flexible a un transceptor implantado en el pecho del paciente, desde donde los datos viajan de forma inalámbrica a un ordenador externo.
Allí, algoritmos de inteligencia artificial interpretan las señales para transformarlas en texto, voz sintetizada o movimientos de cursor, ofreciendo una posible vía de comunicación a personas con enfermedades como ELA o lesiones medulares. Paradromics no busca controlar dispositivos generales, sino reconstruir la capacidad de comunicarse, neurona a neurona.
Un mercado con cerebros calientes
La carrera por el cerebro humano ya no es ficción. Neuralink ha implantado tres dispositivos en 2024 y prevé alcanzar 30 a finales de 2025, pero Paradromics ha logrado diferenciarse por su enfoque clínico y precisión. Frente a ellos están Synchron, respaldada por Bill Gates y Jeff Bezos, y Precision Neuroscience, fundada por exingenieros de Neuralink.
Lo que distingue a Paradromics y Neuralink es su acceso directo al cerebro, algo que ni Synchron (que opera por vasos sanguíneos) ni Precision (con electrodos superficiales) pueden igualar. Esta diferencia técnica es crítica: solo una interfaz directa puede captar matices sutiles, como los implicados en la intención del habla o el movimiento ocular. Connexus ya ha obtenido la Designación de Dispositivo Innovador de la FDA, una vía rápida para aprobación clínica.
Un futuro de voz interior
La primera fase del estudio clínico de Connexus arrancará a finales de 2025, y la empresa planea múltiples implantes similares durante el año. El objetivo: perfeccionar el sistema para que personas con parálisis puedan expresarse mediante sus pensamientos antes de que finalice la década. La compañía ya ha reunido 105 millones de dólares entre inversión pública y privada para ello.
Los estudios preclínicos demostraron que el dispositivo puede permanecer activo más de 2,5 años sin degradación de señal, algo crucial para su viabilidad comercial. El precio estimado será de unos 100.000 dólares por unidad, pero su valor para pacientes sin otra forma de comunicarse es incalculable. Si Connexus cumple su promesa, será la primera tecnología capaz de traducir pensamientos en palabras de manera estable y no invasiva.
Cuando las ideas se convierten en voz
En este nuevo ciclo de tecnología cerebral, la atención ya no está solo en mover un cursor o encender una luz con la mente. El objetivo es más profundo: recuperar la agencia de quien ya no puede hablar, escribir o moverse. Y para lograrlo, la precisión importa más que el espectáculo.
Paradromics parece entender eso mejor que nadie. Mientras otras empresas compiten por titulares y promesas, esta startup de Texas avanza con paciencia quirúrgica hacia un lenguaje directo entre mente y máquina. Si logra estabilizar su tecnología, no solo abrirá caminos clínicos, sino también éticos y sociales, redefiniendo qué significa expresarse cuando el cuerpo ya no puede.
¿Estamos listos para escuchar los pensamientos de quienes no pueden hablar? Quizá 2025 sea el año en que, por fin, esa voz interior se vuelva audible.
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