Texas busca a 170 desaparecidos por inundaciones con IA de última generación

Texas despliega inteligencia artificial y sonar para buscar a 170 desaparecidos tras las devastadoras inundaciones que ya dejan 121 muertos.
Más de 170 personas siguen desaparecidas tras las catastróficas inundaciones en el centro de Texas, que han dejado al menos 121 muertos, incluyendo 36 niños. El desastre golpeó la región de Texas Hill Country el fin de semana del 4 de julio, cuando el río Guadalupe se desbordó con fuerza inusitada. Las operaciones de búsqueda han incorporado tecnología de inteligencia artificial, sonar, drones y helicópteros, marcando un hito en los protocolos de rescate ante desastres naturales en EE. UU. Con equipos federales, estatales y voluntarios desplegados por tierra, agua y aire, Texas vive la mayor operación de búsqueda desde el huracán Harvey.
Inteligencia artificial bajo el agua
La nueva frontera en rescate se escribe con siglas: IA. Equipos especializados como GulfSAR han desplegado una innovadora tecnología llamada Acquia, que combina sonar portátiles con sistemas de inteligencia artificial entrenados para detectar cuerpos en el agua. Esta tecnología escanea el lecho del río enviando conos de sonar, cuyos datos son interpretados en tiempo real por la IA para señalar “altas probabilidades” de restos humanos.
Uno de los operadores, Cody Gould, explicó que el sistema ya identificó un posible cuerpo, aunque las labores de confirmación se suspendieron por la llegada de una tormenta. «La IA interpreta el eco del sonar y te dice si hay una probabilidad alta de que sea un cuerpo. Es como tener cientos de ojos bajo el agua», afirmó Gould.
La búsqueda ha superado los 26 kilómetros recorridos a lo largo del río Guadalupe, e incluye también helicópteros, drones, botes, unidades caninas y equipos a caballo, integrando recursos civiles y militares en una operación sin precedentes en el estado. Las autoridades federales han reforzado el dispositivo con más de 2.000 efectivos desplegados.
Campamento arrasado y víctimas infantiles
El epicentro de la tragedia humana está en el condado de Kerr, donde se han confirmado 96 de las 121 muertes, entre ellas 36 niños. En ese mismo condado se encuentra Camp Mystic, un campamento cristiano de verano exclusivo para niñas, que fue arrasado por las aguas en plena madrugada. Al menos 27 campistas y monitoras perdieron la vida, y otras seis personas vinculadas al campamento siguen desaparecidas.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha calificado el desastre como “más mortal que el huracán Harvey” y ha prometido no detener las búsquedas “hasta localizar a cada persona desaparecida”. En palabras del gobernador: “Esta es la tragedia natural más devastadora que ha sufrido Texas en la última década”.
En total, según el último informe, 161 personas siguen sin ser localizadas solo en el condado de Kerr, lo que ha intensificado la urgencia de ampliar los esfuerzos con medios tecnológicos y voluntarios. Las morgues móviles y centros de identificación forense ya operan a plena capacidad.
El callejón de las inundaciones relámpago
Las lluvias comenzaron en la madrugada del 4 de julio, en plena celebración nacional. En menos de una hora, el río Guadalupe subió más de 26 pies (casi 8 metros), impulsado por precipitaciones que dejaron hasta 12 pulgadas (30 cm) de agua sobre un terreno que no podía absorberla. Esta región es conocida como “Flash Flood Alley” (el callejón de las inundaciones relámpago), por la frecuencia y velocidad con la que ocurren estos eventos extremos.
El terreno rocoso y la falta de cobertura vegetal en Texas Hill Country convierten cualquier tormenta intensa en un riesgo mortal. “La gente no entiende la gravedad de esto. Nunca he estado en algo tan malo”, declaró Gould, veterano de múltiples rescates.
La combinación de topografía y urbanización descontrolada hace que los cauces naturales no puedan drenar el agua a tiempo, y las zonas bajas queden anegadas en minutos. A esto se suma la imprevisibilidad: las alertas tempranas no lograron evitar que decenas de familias quedaran atrapadas durante la noche.
Tecnología y comunidad en la respuesta
La operación no solo ha implicado a tecnología punta, sino también a cientos de voluntarios y comunidades enteras. Residentes de poblaciones como Hunt, Ingram y Kerrville se han unido a la búsqueda a caballo o a pie, mientras que ONG locales organizan puntos de avituallamiento y apoyo psicológico.
Además, el despliegue de perros de búsqueda entrenados para rastrear olores bajo el agua, drones con cámaras térmicas y sensores de profundidad complementa el rastreo visual y digital. Las imágenes satelitales se han utilizado para detectar cambios en el terreno que podrían indicar la presencia de cuerpos, escombros o automóviles arrastrados.
Texas también ha activado su red de escáneres biométricos móviles para facilitar la identificación de víctimas y la conexión con bases de datos de personas desaparecidas a nivel nacional, un recurso implementado por primera vez durante el huracán Katrina.
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