La cámara más rápida y diminuta del mundo funciona casi en la oscuridad

Alberto Noriega     21 mayo 2025     6 min.
La cámara más rápida y diminuta del mundo funciona casi en la oscuridad

Investigadores coreanos crean una diminuta cámara de 1 mm que capta 9.120 fps en condiciones de casi oscuridad, inspirada en la visión de los insectos.

Investigadores del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST) han desarrollado una cámara ultra rápida y ultracompacta inspirada en los ojos compuestos de los insectos. El dispositivo, de menos de un milímetro de grosor, puede capturar 9.120 fotogramas por segundo en condiciones de casi total oscuridad. Fue presentada en mayo de 2025 como una innovación radical para la visión artificial en ambientes extremos. Este avance podría transformar sectores como la biomedicina, la defensa o la exploración científica en condiciones de visibilidad reducida.

Tecnología bioinspirada para ver lo invisible

La cámara desarrollada por KAIST imita la estructura óptica de los ojos de los insectos mediante un diseño biomimético de tipo compuesto. En lugar de una sola lente como en las cámaras tradicionales, utiliza una matriz hemisférica de microlentes denominadas omatidios, que dividen el campo visual en múltiples canales paralelos. Algunos modelos integran hasta 169 microlentes de un radio de 1 mm, distribuidas estratégicamente para ofrecer un campo de visión de 90 grados con superposición entre lentes, similar al funcionamiento del ojo de una mosca.

Además de replicar la visión angular de los insectos, la cámara incorpora una innovación en distancia focal variable. El diseño óptico divide la matriz en tres sectores en forma de abanico, cada uno con una distancia focal diferente (2,227 mm, 1,927 mm y 2,527 mm), lo que permite simular un sistema de zoom integrado. Esta arquitectura no solo proporciona una visión panorámica de alta resolución, sino que permite enfocar simultáneamente objetos a distintas profundidades en una única captura, una hazaña difícil de lograr con cámaras tradicionales de alta velocidad.

Uno de los logros más destacados es su capacidad para operar en niveles de luz extremadamente bajos, hasta 40 veces más tenues que las condiciones mínimas requeridas por cámaras de alta velocidad convencionales. Esto se logra mediante un proceso de captura basado en sumación temporal, inspirado directamente en cómo los insectos nocturnos integran señales de luz a lo largo del tiempo para mejorar su percepción en la oscuridad.

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Sumación temporal: ver más allá del límite

A diferencia de las cámaras convencionales de alta velocidad que reducen su sensibilidad al aumentar la tasa de cuadros, esta cámara rompe esa compensación gracias a una innovadora técnica de sumación temporal. Esta técnica permite acumular luz en ventanas temporales superpuestas, aumentando drásticamente la señal capturada sin necesidad de aumentar el tiempo de exposición individual.

La implementación desarrollada en KAIST logra detectar niveles lumínicos tan bajos como 0.43 μW/cm², manteniendo al mismo tiempo una velocidad de 9.120 fps y sin sacrificar la calidad visual. El secreto reside en el uso de algoritmos de reconstrucción compresiva que eliminan el desenfoque causado por la integración de múltiples cuadros. De esta manera, la cámara es capaz de capturar con claridad fenómenos de alta velocidad incluso bajo condiciones de luz casi nula, como una llama tenue de solo 880 μlux o el movimiento de un plato girando a 1.950 rpm.

El llamado factor de sumación temporal (TSF) cuantifica cuánto más tiempo puede integrar la luz la cámara, en comparación con un sensor convencional, a una misma velocidad de cuadros. Los experimentos muestran que incluso a TSF altos, la similitud de imagen con respecto a referencias bien iluminadas se mantiene estable, lo que permite capturas detalladas y sin distorsiones incluso en entornos de iluminación extrema.

Canal por canal, fotón por fotón

Otro componente revolucionario de esta tecnología es la fragmentación de canales ópticos, que se logra utilizando matrices de microlentes desplazadas (oMLAs) combinadas con un sensor CMOS de obturador rodante. Cada microlente captura una sección distinta del campo visual en momentos ligeramente distintos, lo que permite fragmentar el tiempo sin perder resolución espacial.

Este sistema logra una exposición secuencial por filas del sensor, lo que permite registrar múltiples segmentos temporales en una misma imagen. A medida que se reduce el tamaño de la celda unitaria del sensor, la velocidad de cuadro se incrementa exponencialmente, y con esta arquitectura, la cámara logra multiplicar por 19 la velocidad de dispositivos comparables basados en matrices de microlentes convencionales.

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La combinación de oMLAs, sumación temporal y reconstrucción algorítmica da como resultado un sensor que captura información espacio-temporal rica en condiciones que antes eran inalcanzables. La cámara no solo registra el movimiento, sino que lo analiza y reconstruye en alta fidelidad. Es una ventana a procesos fugaces que hasta ahora quedaban ocultos, como microexplosiones químicas, dinámica celular, o vibraciones mecánicas de precisión.

Posibilidades en miniatura

Lo más impresionante de esta tecnología no es solo su rendimiento, sino su escala. Todo el sistema óptico y electrónico cabe en un volumen de menos de un milímetro de grosor, lo que lo convierte en un candidato ideal para aplicaciones en las que el espacio y el peso son críticos. Esto incluye desde dispositivos biomédicos implantables hasta sensores aéreos ultraligeros, visión para robots insectoides o cámaras de seguridad invisibles.

El diseño permite además su integración en sistemas electrónicos existentes, gracias a su compatibilidad con procesos estándar de fabricación CMOS, lo que abre la puerta a su comercialización sin necesidad de reestructurar toda la cadena de producción de sensores ópticos.

La investigación apunta también hacia el desarrollo futuro de versiones espectrales avanzadas, con capacidad de visión infrarroja o ultravioleta, lo que permitiría ampliar su uso a vigilancia nocturna, diagnósticos biomédicos no invasivos o monitoreo ambiental en condiciones extremas.

Una nueva visión del mundo invisible

La cámara ultra rápida y ultra sensible de KAIST no es solo una proeza de ingeniería, es una redefinición de lo que puede ser la visión artificial. Inspirada por los insectos más pequeños, pero diseñada con la más alta precisión tecnológica, este dispositivo tiene el potencial de expandir los límites de lo que podemos observar, capturar y analizar.

En un mundo dominado por lo visible, la capacidad de ver lo invisible —y de hacerlo en miniatura, a altísima velocidad y en penumbra— representa una nueva frontera. Y como sucede tantas veces en ciencia, la inspiración para dar ese salto no vino de los telescopios ni de los laboratorios de física cuántica, sino del ojo de una mosca.

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